Los altos costos de postergar
No dejes para mañana…
Sacando a la luz un hábito que afecta nuestra vida personal y laboral
¿Han pasado tiempo alguna vez pensando en una tarea que deben realizar pero siguen sin hacer?, ¿Haciendo mil otras cosas, en lugar de eso que necesitan o desean?, ¿Se han dicho a sí mismos que deberían comenzar ya…lo han ido dejando pasar y luego se han sentido culpables? ¿Les molesta alguien que deja todo para más tarde? ¿Saben de los grandes planes de otros, que se han quedado en eso porque nunca los realizaron?
Testimonios
"Soy un postergador. Creo que porque me gusta el riesgo, trabajo mejor bajo la presión de una fecha límite, me encanta la suba de adrenalina.”
“Ahora veo el patrón de comportamiento. Cuando debo hacer algo importante, sobre todo si es desagradable, difícil o poco interesante, suelo hacerlo a un lado y trabajar en cosas sin importancia o no oportunas en ese momento”
“No importa cuánto tiempo tengo para realizar esas tareas de responsabilidad, siempre termino esperando hasta el último momento. Normalmente cumplo, aunque a veces no.”
“Espero, espero, espero…y después me siento mal conmigo misma, nerviosa, y bancándome las malas caras de mi jefe”
A cada postergador su modo
Hay quien posterga evitando tomar decisiones; achacando a otros o a la situación por la propia insatisfacción o infelicidad; diseñando laboriosamente planes para luego no accionar para lograrlos; involucrándose en proyectos ajenos tan intensamente que no trabaja en los propios…
Las causas y la dinámica de dejar las cosas para más tarde en forma habitual, varía de persona en persona y de tarea en tarea para el mismo individuo. Aquél que es un postergador frente a algunas tareas, puede ser el primer entusiasta realizador de otras.
Por ejemplo, puede ser que alguien acumule papeles en su oficina, porque siempre espera a más tarde para verlos y la pila se le hace cada vez más difícil de abordar y pierde información importante...sin embargo, esa misma persona mantiene la ropa impecablemente acomodada en sus placares.
La dilación tiene altos costos para el postergador, para quienes interactúan con él y para las organizaciones.
Problemas de salud mental y física, generación de desconfianza, desilusión y resentimientos, imposibilidad de establecer una comunicación nutricia, pérdida de oportunidades, conflictos en el trabajo en equipo, freno a la realización de proyectos, decaimiento del nivel de rendimiento, etc.
¿Se preguntaron por qué gente inteligente, capacitada, creativa, elige esta forma de poner palos a su propia rueda? ¿Se reconocen como postergadores? ¿Lo sufren o están cómodos en esa situación? Seguiremos en la próxima columna.
Andrea Turchi