22.11.07

La obsesión por la memoria, jueves 22 de Noviembre de 2007


Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

En el acto de creación del ente interjurisdiccional que se ocupara de dejar en funcionamiento el Museo de la Memoria en el predio donde funcionó el mayor centro de detención de la última dictadura militar, se dijeron cosas importantes. El presidente de la República asistió junto a su esposa Cristina, que tomará el cetro del poder el 10 de diciembre.
El tema de los derechos humanos ha sido el caballito de batalla de este gobierno. Muchos descubrieron que existían los derechos humanos a partir de la prédica oficial. Para decirlo con descarnada honestidad intelectual, la mayoría de la población no vivió el problema de los desaparecidos. Asistió casi con indiferencia el proceso de la dictadura militar y hasta resultaba más cómodo adherir al slogan del “algo habrán hecho” que tratar de indagar lo que estaba ocurriendo en el país.
La vuelta de los jueves de las Madres con sus pañuelos blancos en Plaza de Mayo, enfrentando al poder militar, comenzó a trasmitir el mensaje que clamaba por hijos, nietos, hermanos, padres y amigos desaparecidos, la amarga y desesperada palabra que describía el horror de un tiempo que ha dejado huellas imborrables en la conciencia colectiva. No caeremos en la ingenuidad o en la sesgada intención de que no hubo una guerrilla armada. La hubo y hemos relatado en este espacio periodístico las entrevistas mantenidas con integrantes de la cúpula militar de montoneros y de la Farc, y las diferencias metodológicas que nos separaban del comando guerrillero.

LOS JÓVENES
De los que estamos hablando es de multitud de jóvenes que buscaban “arreglar el mundo” en sus florecientes años de sueños y utopías. ¿Quién nos las tuvo en los años de su primera juventud? En los tiempos del mayo francés y de Marcuse que exaltaban aquello de la “imaginación al poder” no hubo indiferentes. La excepción la constituían los que no manifestaban interés por la política. Ello no significaba que en cada joven idealista había un guerrillero armado, por más que manifestara un pensamiento revolucionario.
La dictadura militar no fue uno de los tantos golpes militares. Hubo un plan preconcebido y sistemáticamente aplicado, cuyos ejecutores estuvieron adoctrinados en la célebre Escuela de las Américas de los Estados Unidos para las acciones de contra insurgencia y a la que asistían los integrantes de los estados mayores de las fuerzas armadas de todo el continente. La dictadura se había impuesto eliminar a todos aquellos a quienes suponían que podían albergar un pensamiento político de izquierda, aunque jamás hayan tomado un arma. Por lo tanto, los desaparecidos no fueron sólo los que se armaron en los bosques de Tucumán y murieron peleando. Hubo cientos y miles que debatían ideas y soñaban con el diseño de un país que mereciera ser vivido.
En la afirmación de valores y convicciones que sostenemos invariablemente desde el plano de las ideas de las que se nutre el pensamiento, decimos también que debiéramos tener capacidad para inaugurar un nuevo tiempo y abandonar los arcaísmos de quedar anclados en el pasado, ya sea por deformación ideológica o por otros intereses menos respetables. Desde que se restableció la democracia en el país, quien fuera el Presidente de la Nación en esos días tumultuosos, el Dr. Raúl Alfonsín, a quien rescatamos por la valentía de enjuiciar a los integrantes de la Junta Militar, no hubo un hecho de mayor resonancia y el libro “Nunca Más” es el dramático y descarnado relato de la tragedia argentina. Pero de eso no se habla, quizás por esas pequeñas mezquindades de la política menor.
Rescatemos el pasado, pero que efectivamente sirva para construir un presente alejado de las condenas al voleo y de utilizaciones políticas interesadas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

memoria

Anónimo dijo...

el mensaje es muy parecido al discurso de la derecha.