9.4.09

A partir de la renovación de la página web de La Opinión, tanto las notas editoriales del Director del diario, Juan R. Nazar, como La Columna, de la consultora organizacional Andrea Turchi, se publicarán en www.laopinion.com.ar. Allí podrán dejar comentarios.

2.4.09

La Columna, edición del 2 de Abril de 2009

Gestión organizacional

¿Es la suya una organización que aprende?

Acuñado para describir organizaciones que experimentan nuevas formas de gestión para sobrevivir en turbulentos y competitivos tiempos, el paradigma de “organizaciones que aprenden” adquiere hoy una notoria vigencia.


Se inscriben en este modelo aquellas empresas, asociaciones, instituciones y entidades que se adaptan a su ambiente externo, desarrollando de manera continua su capacidad de cambio, generando aprendizajes tanto individuales como colectivos y usando los conocimientos y experiencia adquiridos para lograr mejores resultados.

Estas organizaciones han logrado establecer condiciones estructurales y utilizar, en la práctica cotidiana, herramientas concretas y modos de interacción específicos que les dan posibilidades reales de sostener una cultura de aprendizaje.

Ejemplo y espejo

Para tomarlas como ejemplo, y descubrir qué se está haciendo de forma similar, qué reciclar, qué desechar y qué se puede construir a partir de la idiosincrasia y necesidades de la propia organización, es necesario comenzar a conocer las características de su gestión.

  • Crean un entorno que alienta a todos sus integrantes a expandir su capacidad personal y desarrollarse con miras a realizar los propósitos que eligen. Facilitan la capacitación, y el compartir información. Establecen espacios y tiempos de intercambio de experiencias, modelado de roles y evaluación conjunta de tareas. Habilitan la comunicación abierta, las preguntas, las réplicas y el derecho a no saber.

Así, hay empresas en las que se organizan “cafés de inventores” en los que cada uno
cuenta qué software está desarrollando y escuelas donde los porteros aportan su visión
durante la evaluación actitudinal de los alumnos.

  • Descubren y analizan los modelos detrás de las decisiones y acciones. Contrastan las visiones personales o percepciones individuales de la realidad para generar una comprensión colectiva. Toman cada situación difícil como espacio de aprendizaje y a los errores como maestros.
Hay una biblioteca pública donde cada postulante a ser miembro nuevo de la Comisión
cuenta cuál es su relación personal con los libros, qué ha leído y qué nuevos volúmenes
incluiría. Y una cooperativa en la que las equivocaciones se escenifican, se analizan y todos
plantean estrategias de solución.

  • Generan una visión compartida. Desarrollan la capacidad de sostener una perspectiva general que habilita la cooperación y el compromiso. Proponen un lenguaje común y desarticulan el sostén de la información como elemento de poder.
Un equipo de trabajo de la Cámara de Diputados desarrolla “discusiones expertas” con un
mediador, de manera de mejorar la calidad de sus pensamientos e interacciones colectivas.

  • Aprenden en equipo. Se juntan en grupos, desarrollan tareas conjuntamente, se someten a la prueba continua de la experiencia y transforman esa experiencia en un conocimiento pertinente al que pueda acceder toda la organización.

En una compañía de seguros, los equipos de trabajo no sólo tienen que lograr los resultados
que se han planificado, sino proponer, cada mes, tres nuevas estrategias de venta y la
solución a un problema que hayan detectado durante su trabajo.

  • Piensan sistémicamente. Desarrollan la habilidad de ver interrelaciones más que causas y efectos. Se ubican en los diferentes contextos y antes de actuar, analizan las consecuencias que sus acciones tendrán en cada parte del sistema.

Un supermercado incrementó sus ingresos cuando sus dueños empezaron a considerarlo no
sólo medio de vida para ellos, sino sistema de distribución para los proveedores, generador
de empleos, proveedor de soluciones para los clientes, de servicios para los residentes de la
zona y de entretenimiento para las familias… y actuaron en consecuencia.


Recuadro

La Rueda del aprendizaje en equipo

26.3.09

La Columna, edición del 26 de Marzo de 2009

Construcción de consensos


Quien calla, no otorga, ni logra, ni construye

Participar airosos de una discusión no significa “pelear y ganar” sino ejercer una comunicación congruente, disfrutar de las oportunidades que la interacción da, y construir acuerdos que favorezcan el bien común.

Hay organizaciones en los que nunca se “discuten” los temas. Hay alguien que toma decisiones, hay otros que las realizan, las sufren, se ven a merced. El que decide se siente solo y sobrepasado. Los que sólo pueden hacer, se desaniman, se enojan, desconocen de qué modo se puede ir al terreno de las discusiones. Algunos no sólo no se hacen cargo sino que abandonan la idea de cambiar algo. Otros deciden “tomar el toro por las astas” y buscan caminos alternos que pueden llevarlos hasta la violencia.

La correcta discusión puede ser un remedio a situaciones así. Primero, y aunque parezca obvio: discutir no es pelear. Vayamos, una vez más, a la etimología: Discutir viene del latín discutere, que quiere decir sacudir. Y la primera acepción de dicho vocablo es: “Examinar con mucho cuidado una cuestión”.

Formas y formas

Sacudir. Uno lo puede hacer al estilo de quienes sacuden un felpudo contra el tronco del árbol que está en la vereda, o los que sacuden la frazada desde un balcón. O sea, cambiando de lugar la tierra con total ignorancia de los que se pueden sentir afectados.

Uno puede sacudir también una bolsa de harina, tratando de sacar hasta lo último que queda en los pliegues de la bolsa o sacudir una bolsa de papas, porque en el fondo han quedado dos o tres de ellas y comprobará cuánto más fácil “salen” las papas que la harina. Simplemente, porque hay contenidos que salen con más facilidad que otros.

Pero uno puede “sacudir” el pesimismo, la modorra intelectual, el desgano, la bronca, y todo eso para lograr que el otro y los otros, modifiquen sus pensamientos, compartan sus ideas, creen nuevas maneras de dialogar, generen nuevos procedimientos, crezcan en el pensamiento y en la comunicación. O sea, si el estilo de alguien es de no discusión, puede estar medianamente confundido o profundamente convencido... pero estará, sin dudas, equivocado.

Frente a algunos temas…

Siempre que se discute, es para acordar y cuando se debaten temas complicados es sumamente importante no perder de vista el núcleo de la cuestión y la necesidad de alcanzar la solución. Entre los líderes de equipos existe la tendencia de imponer el acuerdo; pero esto en realidad no es algo que el líder puede pensar por sí solo. En cambio, acordar significa que “todos los implicados” aceptan la decisión tomada.

Porque por defecto están los otros modelos de organizaciones, aquellas que ponen a discusión todas las acciones que se instrumentarán. Esto, es entrar en una espiral de nunca acabar. No importa que se trate de una organización de 10 o de 40. Es suficiente que alguien decida poner a la consideración de todos una acción, un proyecto, para que todos se sientan en la “necesidad” de aportar algo, que a veces, no es ni más ni menos que el retroceso en la discusión de la idea, porque reconocer ese aporte significará volver al estado más inicial de una discusión que ya puede llevar días.

O sea, discutir sí. Pero siempre con quienes corresponda.

Aprendizaje

Aprender a participar como un oyente efectivo y colaborador durante las discusiones, no es fácil. Todos tenemos a veces dificultades para escuchar bien a otros, y otras para participar con nuestras propias ideas. Encontrar comentarios significativos para hacer acerca de lo que los demás han dicho, así como participar como un miembro activo de la discusión, requiere habilidades que pueden desarrollarse.

La discusión suele evitarse, cuando en realidad, bien utilizada, es una poderosa herramienta comunicacional que abre posibilidades al análisis en equipos de trabajo, alienta el conocimiento entre los participantes, genera oportunidades de ejercitar la creatividad y ahorra tiempo para la toma de decisiones.


Recuadro:

Sin sorpresas

Solemos encontrarnos sorpresivamente en situación de discusión, pero muchas veces también podemos prepararla. Al defender proyectos, analizar crisis, o explicar puntos de vista…es más efectivo diseñar la discusión. Y aunque generalmente lo hacemos a lomos de nuestra conversación interna, una estrategia efectiva es diseñar previamente las pautas, escribiendo una guía. Esas reglas son personales y situacionales, pero deberían incluir:

· Tema principal.
· Objetivo general.
· Meta personal que se lleva a la discusión.
· Temores, esperanzas, preconceptos.
· Tres subtemas.
· Tres preguntas que podrían hacer los interlocutores.
· Tres ejemplos de apoyo.
· Evidencias a aportar.
· Posibles finales de la discusión

Los efervescentes tiempos de las ideas. Domingo 29 de Marzo de 2009




Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

Arriba, Monseñor De Nevares.. Izq., el padre Carlos Mugica. Abajo: José López Rega junto a Juan Domingo Perón.

Sin duda que el adelantamiento de las elecciones responde a la necesidad del gobierno de apresurar en los límites posibles la convocatoria a las urnas, en la inteligencia de que los problemas económicos y sociales se habrán de agudizar con el paso de los meses, y el humor de la gente irá socavando la confianza en el oficialismo. Se sabe por otra parte, indagando en la historia, que muy pocas veces los segundos períodos fueron felices para los gobernantes. Hay un desgaste inevitable que se produce en los sistemas democráticos, por cansancio, hastío, malestar por problemas irresueltos y una gama de cuestiones subjetivas que buscan en la alternancia en el poder de nuevos protagonistas.

LA PERSONALIDAD ENIGMÁTICA
Hubo líderes con un gran magnetismo personal como el de Hipólito Yrigoyen, que no pronunció nunca un discurso. El apodo de “peludo” porque no salía de la “cueva” por una forma de ser entre misteriosa y ascética. Pero compensaba esa actitud un tanto cerril, con el contacto personal. Cultivaba el mano a mano con tesonera persistencia. Tenaces adversarios fueron convencidos en conversaciones individuales. No pronunciaba discursos, no obstante ser un excelente orador. Tampoco hacía declaraciones periodísticas. Llevaba como estigma ser nieto de Leandro Alem, padre de Leandro el fundador de la Unión Cívica, que había pertenecido a la mazorca en épocas de Rosas y ahorcado por los unitarios. Adhería a la filosofía krausista de que el hombre debía desarrollarse sistemáticamente conforme a un orden universal de piedad, abnegación y altruismo. A pesar de su introversión personal y su enigmática personalidad rodeada de misterio, Yrigoyen fue el primer dirigente político argentino que convocaba a las multitudes y era literalmente amado por la gente. Se expresaba mucho a través de sus cartas manuscritas y sus escritos que tenían un estilo particularísimo.

LOS TIEMPOS DE PERÓN
Lo opuesto a ese estilo vino con la aparición de ese otro gran líder que fue Juan Domingo Perón. Gran orador y extrovertido en sus palabras y en sus gestos. Desde un punto de vista objetivo, Perón creía en la planificación de los actos de gobierno. De allí nacieron los planes quinquenales. Además como oficial egresado de la Escuela Superior de Guerra, planificaba las acciones de gobierno como en un teatro de operaciones militares. En su tercera presidencia, tenía concebido un plan abarcativo de todas las áreas de gobierno. Pero puso énfasis en dos frentes estratégicos: la conducción de la economía y la política exterior. Ambas estaban muy relacionadas porque de acuerdo con su visión del mundo de aquel momento de la guerra fría entre las superpotencias (Estados Unidos versus la Unión Soviética), Perón concibe la teoría de la Tercera Posición donde se encolumnaban todos los países del denominado Tercer Mundo, que no se diferenciaba del movimiento promovido por el líder de Egipto, el coronel Gamal Abdel Nasser, que trataba de unir a todos los países del mundo árabe en una federación de Estados. El nasserismo tiene fuerte gravitación en los ejércitos imbuidos de un socialismo nacionalista especialmente entre los oficiales hasta el rango de coronel. En el ejército argentino, esa concepción había prendido mucho entre los oficiales que se negaban a adoptar como modelo a los ejércitos americanos. Años más tarde, el grupo de países del denominado Tercer Mundo, se transforma en el Movimiento de Países no Alineados, que generalmente decidían con sus votos en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esa posición fue abandonada durante la presidencia de Menem que había apostado –Cavallo de por medio- a ingresar en el Primer Mundo. Vale consignar que Perón no se la pasaba declamando antiimperialismo. Movía las piezas del ejedrez internacional con gran pragmatismo. Abrió un frente comercial con la Unión Soviética y los países del Este, a través del hombre indicado: José Ber Gelbard. También armó acuerdos con Brasil, Chile y Paraguay. Todo con el objeto de negociar en los mejores términos con Estados Unidos. En lo interno, en su tercera presidencia, vino con la consigna de que “para un argentino, no hay nada mejor que otro argentino”, y en lugar de confrontar, eligió pacificar, porque se proponía conducir un pueblo unido, no beligerante. El Perón de los ’70 no era el mismo que batallaba en los años ’50. Regresaba con una enorme carga de experiencia y sabiduría. Algunos altos dirigentes actuales con mando, deberían estudiar con más atención esa etapa de la historia para no repetir errores que ya hemos vivido intensamente los argentinos, plagado de intolerancias.

EL TERCER MUNDO Y LOS SACERDOTES
En tiempos en que estaba vigente la teoría del Tercer Mundo, nace como una consecuencia de un nuevo proceso efervescente y en cierto modo revolucionario, el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, movimiento carismático dentro de la Iglesia Católica argentina que intentó articular la idea de renovación de la Iglesia subsiguiente al Concilio Vaticano II con una fuerte participación política y social, formado principalmente por sacerdotes activos en villas miserias y barrios obreros. Entre 1967 y 1976, fue uno de los canales por los que se viabilizó la acción social, muy cercano a la izquierda peronista y en ocasiones al marxismo. En 1967, el obispo brasileño Hélder Cámara (llamado el obispo rojo) lideró un grupo de 18 obispos de Latinoamérica, Asia y Africa que redactó una proclama, en la que vinculaba la situación de pobreza y desamparo de los ciudadanos del Tercer Mundo con la explotación a la que las corporaciones multinacionales, con el aval de los gobiernos de los países industrializados, los sometían, y expresando el compromiso religioso de luchar para mejorar sus condiciones de vida. En agosto de 1968, la reunión de la Conferencia Episcopal Latinoamericana en la ciudad colombiana de Medellín llegó a conclusiones similares; el documento redactado por la misma declaró el compromiso de la Iglesia en la mejora de la situación de los pobres, actuando sobre las situaciones que originaban la miseria.

La reacción del documento de Medellín encontró a la curia argentina ya en efervescencia y tres sacerdotes porteños, Héctor Botán, Miguel Ramondetti y Rodolfo Ricciardelli, habían hecho circular unos meses antes, el Manifiesto de los 18 Obispos, proponiendo entre sus colegas la formación del MSTM. Las respuestas fueron numerosas, y para fines de ese año más de 200 curas se habían integrado. El primer encuentro realizado en 1968, contó con el aval tácito de los obispos Guillermo Bolatti, Enrique Angelelli, Alberto Devoto, Jerónimo Podestá, Jaime de Nevares, Adolfo Tórtolo, y Vicente Zaspe, aunque ninguno de ellos llegó a formar parte del movimiento. Tras la muerte de Perón y el ascenso de López Rega, el movimiento perdió capacidad de acción y acabó por disolverse años más tarde. Este personaje que fue ganando espacios al lado de Perón, pertenecía a una sociedad secreta que cultivaba el esoterismo.

TIEMPOS DE IDEAS Y BÚSQUEDA
Entre los jóvenes –y los no tan jóvenes- había un intenso deseo de participar. Se entremezclaban las corrientes de pensamiento. El debate estaba en la calle, en la universidad, en los sindicatos. La efervescencia latía en las mentes y en los corazones. Invadía los claustros, las iglesias, el deporte, y todos los ámbitos de la vida social y cultural. Las chicas que estudiaban en la universidad o las que trabajaban en las fábricas, habían cobrado un gran protagonismo. La Revolución Cubana, Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara eran los íconos de los nuevos tiempos que amanecían. El cura Camilo Torres se había unido a la guerrilla colombiana. El obispo de El Salvador, Oscar A. Romero, que predicaba en las iglesias “la opción preferencial por los pobres” es asesinado en medio de su oficio religioso. Duro protagonismo. Fuerte compromiso social. Se pretendía encender un proceso revolucionario que modificara el rumbo de la historia. Volaban las utopías y los sueños. Luego la realidad mostró el otro rostro: el de las muertes, las persecuciones y el terrorismo de Estado que arrasó con todos los aires de libertad. No libera tampoco de responsabilidad a una cúpula guerrillera, que pretendió conducir un proceso de cambio por caminos que no eran los que buscaba el pueblo argentino.

12.3.09

La Columna, edición del 12 de Marzo de 2009

Desarrollo profesional



Ser fiel a uno mismo en la organización.

Cuando la motivación, el compromiso y la pertenencia de los miembros de una organización se desinflan, puede que esté fallando la articulación de los valores institucionales con los personales.


“No me importa lo que mi jefe haga…mientras me pague el sueldo”, “Soy ultraecologista en casa, pero en la empresa me tengo que callar la boca”, “Aguanté el estar ideológicamente en la vereda de enfrente hasta que no di más y tuve que renunciar”, “Haría las cosas totalmente distintas, pero tengo que trabajar, asi que soy un robot, cumplo y listo”. “Soy corredor de seguros, dejé mi trabajo por problemas éticos. Ahora tengo un kiosko”. “Se murió el político en mí, y ya no pude más.”

Si un empleado o un miembro de una institución se siente desubicado, como sapo de otro pozo, si hace esfuerzos que van en contra de sí mismo, si ya no siente ganas, un factor a tener en cuenta es que es posible que sus valores estén en disonancia o se contrapongan con aquellos que sostiene la organización.

Ponerse la camiseta, jugarse, dar todo, ser parte, requiere involucrarse profundamente, y eso se vuelve difícil cuando uno no cree o ya no puede creer en aquello que le proponen.

Lo esencial

Se denominan valores personales al conjunto de actitudes, único en cada persona, que gobierna el actuar y guía el observador del mundo que cada uno es. También puede definírselos como el conjunto de cosas, a menudo intangibles, que son importantes, hacia las que se inclina o se ve orientado cada individuo, de ahí que puedan también llamarse valores individuales o propios.

Los valores propios son altamente importantes, porque se hallan íntimamente relacionados con la esencia individual. Sin embargo, y justamente por ser tan profundos, si la persona no ha aprendido a escucharlos, a validarlos y a actuar en consecuencia, puede esconderlos u opacarlos ante los embates de las necesidades (a menudo muy fuertes y determinantes), el interés, el conformismo, los procesos no finalizados, el estrés, la irresponsabilidad, las responsabilidades, las adicciones, las obligaciones, el deber ser...

Quien posterga sus valores, sin elegir ni decidir dándoles la prioridad que merecen, vive su vida sin balance, sintiendo temor, dejándose llevar por los juicios o deseos de otros, no haciéndose cargo de lo que siente, presa de “lo que le pasa”. Y se aleja de la posibilidad de dejarse guiar por aquello que le es importante, reconociendo su esencia y honrándola.

Equilibrio


Basar la vida en los propios valores tiene que ver con ser fiel a uno mismo, y es un pilar del diseño personal y profesional. Aunque no requiere mayor esfuerzo que la autoconciencia, la honestidad y la decisión de trabajar sobre sí, puede llevar tiempo aprender a develar los valores esenciales, y sobre todo a responder y actuar según ellos, pero en la medida que se va logrando es mucho mas fácil equilibrar los distintos aspectos de la vida.

Los valores propios claros ayudan a establecer objetivos realizables. Una vez que la persona avanza en el basamento sobre sus valores, orientará sus objetivos y metas en torno a ellos, por lo que serán mas auténticos, se realizarán más fácilmente y sin conversaciones contradictorias y autosaboteantes. Por el contrario, si los objetivos se plantean en base a los deseos de otros, las obligaciones, los roles marcados por la sociedad, los mandatos familiares, los temores, las reacciones a, las frustraciones, entrarán en contradicción con los valores esenciales, y su realización generará desequilibrio.

De ahí que sea muy importante la relación establecida entre los valores esenciales de la persona y los que sustentan al desarrollo de la organización. ¿Son los mismos? ¿Se complementan? ¿Se contraponen? A mayor incongruencia entre ellos, mayor sufrimiento para el individuo y menor fluidez para los procesos institucionales.


Recuadro:
¿Qué hacer?

Individualmente: Reconocer los valores personales, validarlos y actuar en base a ellos. Conocer los valores explícitos e implícitos de la organización, del grupo o de la institución y descubrir cómo se relacionan con los propios. Comprobar si es posible una buena articulación y trabajar por ella o buscar un nuevo lugar en el que sus valores no se vean desafiados.
Organizacionalmente: Hacer de los valores fundacionales una herramienta de trabajo cotidiano, bajarlos al modo de desarrollo de la tarea. Favorecer los procesos de creación de una visión compartida. Tomar en cuenta los valores tanto en la selección del personal como en su desarrollo posterior y evaluación.
Incluir las diferencias como aportes en proyectos para todos.

Los políticos que «pateaban» las calles. Domingo 22 de Marzo de 2009



Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

Tapa de la revista «Time» del 21 de mayo de 1951. Foto tomada por Ernest Baker.

Conocimos a muchos políticos de cada una de las tendencias. Los hubo de todo, como en la actualidad. Había sin embargo una diferencia cualitativa que calaba muy hondo en la conciencia colectiva. Los peronistas de Perón y Evita, transformaban las convicciones en sentimientos y los sentimientos se elevan por encima de toda racionalidad. El conductor podía convocar a verdaderas multitudes de cientos de miles de personas a la Plaza de Mayo que llegaban como podían, en vehículos automotores, en camiones de hacienda, a caballo, a pie, en bicicletas o como fuera. Veían en sus líderes a verdaderos apóstoles de la redención social. Creían profundamente en la palabra que se transformaba en sentencia inapelable. Cuando la confianza se transmuta en fe, se produce un fenómeno que contiene una dosis de religiosidad.

Entre la gente más modesta se veía en sus humildes casas, las fotos de vírgenes, santos, junto a las de Gardel, Perón y Evita. A la muerte de Evita, las inmensas multitudes que desfilaban ante el féretro, la consagraban como a una santa. El llanto y el dolor eran de una autenticidad conmovedora. Es que esa mujer, aguerrida, que llegaba hasta la ferocidad en sus arrebatos discursivos que no se podía dudar que sus palabras nacían de lo más profundo de su ser. No había pose en sus actitudes, en sus gestos ni en sus palabras.

COMO UNA REINA
Se supo vestir como una reina y se paseó por el mundo con enorme dignidad. Nadie le reprochó (salvo los enemigos políticos) sus colecciones de vestidos diseñados por los mejores de la especialidad, ni las costosas joyas que adornaban su personalidad. Pero eso estaba compensado con su enorme capacidad de trabajo, donde su febril actividad se expresaba en la tarea agotadora que realizaba personalmente en la Fundación para atender los miles de pedidos diarios que le llegaban de todos los rincones del país, a los que respondía con puntualidad hasta con cartas escritas de puño y letra. Por entonces los trabajos, los listados, las planillas, los mensajes, las cartas, se hacían artesanalmente. A pura mano de obra, a puro esfuerzo y sudor, pensando siempre en llevar un alivio, una sonrisa a un niño, una caricia y un reconocimiento a un anciano.

Perón influyó –y aún sigue siendo la máxima referencia para muchos compatriotas- durante más de medio siglo en la vida política argentina. Quien esto escribe estuvo del lado de quienes lo combatieron, pero a través del tiempo pude ver que, con sus errores y sus aciertos, promovió la mayor revolución social del siglo XX en Latinoamérica. Al regreso de su largo exilio de 18 años, donde era visitado por los políticos de todas las tendencias del país, y de jefes de Estado de diferentes países del mundo, acumuló enorme experiencia y sabiduría sobre el mundo que sobrevendría después del año 2000.

En una entrevista que nos concedió en la residencia de Olivos en 1974, a una delegación que presidía José Ber Gelbard, pudimos escuchar un diálogo de ésos que quedan para la historia, porque hablaba como político, estadista y filósofo. Sus palabras parecían iluminar el futuro de la República. Su estatura intelectual, y su solidez argumental, deja como pigmeos a todos los que vinieron detrás de él, dentro de su propio movimiento.

EQUIVOCACIONES
Claro que tuvo errores; Napoleón Bonaparte también se equivocó, cuando al regreso de la prisión de la isla de Elba, en lugar de negociar con sus oponentes, pretendió retomar el poder por la fuerza y fue derrotado en Waterloo. Pero los errores de los grandes de la historia también enseñan. A los pequeños, la historia jamás los registra.

En el campo de la oposición, brillaron con luz propia hombres como Ricardo Balbín, Arturo Frondizi, Moisés Lebensohn, Crisólogo Larralde, Oscar Alende, Raúl Alfonsín, Arturo Illia, intelectuales como Ricardo Rojas, Gabriel Del Mazo, Horacio Oyhanarte, jurisconsulto como Julio Oyanharte, y tantos otros.

Ahora casi todos los políticos utilizan los medios de comunicación audiovisual como el instrumento masivo para hacer conocer sus pensamientos. Sin duda que es un adelanto tecnológico que permite al instante transmitir los mensajes que se desean. Pero así y todo nada reemplaza el contacto personal con el público. Lo demostró en buena medida la última campaña política en los Estados Unidos, donde los candidatos viajaban en tren o en avión a los lugares más apartados del territorio para tomar contacto con la gente.

El político que no conoce el territorio, que no ha pisado su suelo, difícilmente pueda hacerse cargo de los problemas que afectan a las comunidades. Hemos visto pasar por todos nuestros pueblos de la provincia de Buenos Aires, a esos hombres viajando en tren o en automóvil, por caminos de tierra. Sin calefacción en invierno y sin aire acondicionado en verano, envueltos en polvo de los caminos. Llegaban a casas de amigos, se higienizaban y salían a disertar frente a multitudes o, llegado el caso, ante 15 o 20 personas. No se hacían problemas, lo importante era que alguien los escuchara, aunque el voto fuera para el adversario.

Hemos presenciado disertaciones de una hora de Moisés Lebenshon, en la esquina de San Martín y 9 de Julio, ante un grupo de no más de quince personas. Un político de extraordinario vuelo intelectual, con ideas sociales de avanzada, que hoy estarían a la vanguardia del pensamiento moderno. Tuvimos el privilegio de escuchar la rigurosa prosa conceptualizada de Arturo Frondizi con una clara visión del país desarrollado en todas sus potencialidades y su inserción en el mundo, como lo demostró siendo presidente, soportando 33 intentos de golpes de Estado.

ACUERDOS Y ENCUENTRO
Buscó acuerdos con Brasil con sus colegas Juscelino Kubitschek y Janio Cuadros, y su encuentro con el presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy y su Alianza para el Progreso para detener el avance de la Revolución Cubana, que el Che Guevara en la reunión de Punta del Este en 1960, descalificó con la célebre frase de que el monto asignado para la ayuda a los países latinoamericanos no servirían ni para construir las letrinas. El presidente Kennedy es asesinado en 1963.

En un ligero repaso de algunos políticos argentinos, nos permiten entender una parte de la historia argentina. Las comparaciones siempre resultan odiosas. Pero hay algo cierto. No se pretendía llegar al poder para hacer negocios. La pasión por el servicio a la Patria, posponía cualquier interés personal. Todos llevaron una vida de gran austeridad. Muchos murieron dejando como único patrimonio una casa con algunos muebles. Los que pretenden desconocer la historia, exaltándose a sí mismos, sólo dejan la marca de sus mezquindades y de la propia ignorancia que obnubila el entendimiento.

La realidad es haberla vivido.Viernes 20 de Marzo de 2009




Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

En estos días (el 24 de marzo), se cumplirán 33 años del golpe militar que instauró a una de las dictaduras más sangrientas del continente. Mucho se ha dicho y se ha escrito en todas estas décadas pasadas sobre este pasaje trágico de la historia argentina. Mucho también se ha ocultado. No hubo arrepentimiento de los represores. Tampoco lo hubo de la cúpula Montonera. Los unos y los otros dijeron que lo hacían en nombre de la Patria. Quien esto escribe conoció cara a cara a los protagonistas de esta tragedia argentina.
Ello traslada la imaginación a la última guerra mundial, y en el drama de una niña de 13 años, Ana Frank, que escribió su diario oculta con su familia en una buhardilla de unos almacenes de Amsterdam, durante la ocupación nazi de Holanda. Escribió su diario entre el 12 de junio de 1942 y el 4 de agosto de 1944, tres días antes de que los ocupantes del sótano fueran traicionados. El 4 de agosto de 1944, agentes de la Gestapo detienen a todos los ocupantes y son llevados a diferentes campos de concentración. Ana y su hermana Margot, fueron deportadas a Bergen-Belsen, donde ambas murieron por una epidemia de tifus en 1945. El escrito fue rescatado por el padre de Ana y se convirtió en uno de los libros más leídos en el mundo.
Una precursora de los Derechos Humanos en la Argentina, como Hebe de Bonafini, a quien valoramos por su lucha y acompañamos en su dolor, suele salir con discursos impregnados de odios y rencores y utiliza un lenguaje tan ramplón y descalificatorio que en lugar de ayudar a la noble causa de los derechos más elementales del ser humano, sólo logra empequeñecer la lucha por una causa que es patrimonio común de la humanidad.
Hemos traído a colación el escrito de Ana Frank, porque ese relato sencillo de una niña, que conoció los horrores de una guerra, ayuda a comprender la maldad de algunos seres humanos, infinitamente mejor que mil discursos ampulosos y llenos de adjetivos de quienes no han podido superar su propio trauma. Por otra parte, no compartimos para nada que se politicen los derechos humanos arrimándose al cobijo de un gobierno, que en el furor de las luchas, de muertes y desapariciones, estuvo en sus lejanos reductos del sur argentino ejerciendo sus profesiones con mucha tranquilidad. No condenamos. Hicieron lo suyo, pero no se apropien de los derechos humanos que no son banderas de agitación de facciones ni es tribuna para adquirir relevancia política sobre la memoria de los desaparecidos.
La condena moral a los genocidas, no implica tampoco que reneguemos de nuestras instituciones. Eso no ocurre en ningún país del mundo. Quien es para muchos un ícono de nuestro tiempo, Fidel Castro, tiene fuerzas armadas, y él mismo como su hermano Raúl, actual presidente de Cuba, ostentan el más alto grado de la jerarquía militar. Un país como Vietnam, que en guerra de guerrillas derrotó al imperio norteamericano, posee hoy fuerzas armadas con alta preparación, y ese país y maravilloso pueblo que hemos visitado, reconstruye su país con la ayuda de capitales norteamericanos –su más encarnizado enemigo en la guerra- para acelerar el crecimiento y el desarrollo integral de su economía en beneficio de su pueblo.
Pero hay una diferencia sustancial entre algunos de los políticos criollos que se engolosinan con el poder, y los verdaderos estadistas que construyen la historia. Entre esos grandes de la historia moderna, estuvo quien es hoy el Padre de la Patria de la nueva Vietnam: Ho Chi Minh.

La manipulación de la política.Lunes 16 de Marzo de 2009





Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión



Desde nuestra condición de periodistas no podemos dejar de señalar –sin caer en complicidad- los desvíos y manipulaciones groseras en que se incurre en materia política, cuando se trata de presentar candidaturas para enfrentar un acto eleccionario. El ex presidente Kirchner, cuando el gobernador de Catamarca convocó a elecciones que se realizaron hace una semana, se rasgó la vestidura y en duros términos criticó la convocatoria que no respetaba los plazos previstos legalmente.

Ahora es su esposa la presidenta Cristina Kirchner, la que anticipa el acto eleccionario que lo había anunciado para el 28 de octubre, con el argumento de que “sería suicida embarcar a la sociedad en una discusión permanente”.
Es una afirmación que carece de entidad, que trata de esconder otra realidad diferente. Se trata de una necesidad política del gobierno para tratar de amenguar una sangría en su propio partido. Pero si observamos el tema en profundidad, esta cuestión pasa a ser episódica porque los argentinos estamos acostumbrados a estas manipulaciones caudillescas de las que no logramos salir por la pequeñez de una dirigencia que hace de la política una jugada de truco que es bien criolla donde suele ganar el que miente mejor.

MANIOBRAS GROTESCAS

No son de ahora las maniobras grotescas, aunque en el presente suelen ser peores pero más sutiles. En tiempos de Menem, se presentó como candidato a diputado nacional por la Capital Federal, el riojano Erman González que fue ministro de Economía, Ministro de Defensa, entre otros cargos. Ganó la diputación en un distrito históricamente adverso al peronismo.
El actual gobernador de la provincia, Daniel Scioli –a quien Menem trajo a la política como a Reutemann- vivió en la Capital Federal, no tiene casi nada de bonaerense, y sin embargo la gente lo votó. Con esos antecedentes, nos podemos asombrarnos que un santacruceño, que no tiene residencia en nuestra provincia, que no la conoce, nos represente en la Cámara de Diputados. Un mendocino como Cobos, si se ofrece la oportunidad, también podría ir por Buenos Aires, si las encuestas le dan bien.
Porque ahora no hay dirigentes ni modelos en los cuales los argentinos puedan mirarse. Solo hay encuestas y las encuestas responden a los que aparecen con más frecuencia en los medios de comunicación. Si acudimos a la historia, deberíamos escondernos de vergüenza. Los patriotas de la Independencia Americana no necesitaron de las encuestas para hacer lo que debían hacer. Sáenz Peña no recurrió a las encuestas para sancionar la ley que lleva su nombre. Hipólito Yrigoyen no necesitó de encuestas para saber lo que el pueblo estaba reclamando. Juan Domingo Perón no recurrió a las encuestas para crear el movimiento político de masas más importante del continente americano.

POSIBLES ASPIRANTES
Si la política es esto que estamos viviendo, pongamos en el tablero de posibles aspirantes a presidentes a Susana Gimenez, Sandro, Maradona, y no sería sorprendente que las encuestas determinen que algunos de ellos puedan tener más votos que Kirchner, Lilita Carrió, Cobos, Reutemann y otros aspirantes.
Si de verdad, queremos construir un país en serio, es tiempo que nos detengamos a mirarnos hacia adentro. A preguntarnos quiénes somos y hacia dónde deseamos avanzar, porque pareciera que nos están entreteniendo en los juegos maquiavélicos de distraernos constantemente de los problemas fundamentales para que los argentinos debatamos sobre banalidades. No nos quejemos entonces que los jóvenes no encuentren dónde mirarse. El espejo de la política nos ofrece el rostro más patético de lo que no debiera ser.

La locura de la avaricia y el poder. Domingo 15 de Marzo de 2009




Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

El planeta está envuelto en una crisis de dimensiones colosales. El centro del capitalismo financiero se desploma y en su caída arrastra a la compleja trama que llega a todos los confines. Un avergonzado (¿tendrá realmente vergüenza?) señor Bernard Madoff, se declaró culpable ante un tribunal de Nueva York de haber engañado a miles de inversores de distintos lugares del mundo, y enfrenta ahora una condena de 150 años de prisión (tal vez como legado para sus nietos) por los once cargos de fraude, lavado de dinero, perjurio y robo de lo que ha sido acusado.

LA ESTAFA DEL SIGLO

Desde el 11 de diciembre, Madoff se encontraba en libertad bajo fianza después de haber pagado 10 millones de dólares, lo que le permitió seguir viviendo con su esposa en su lujoso penthouse. Además de esa mansión, valuada en 7 millones de dólares, el financista posee casas de veraneo en Palm Beach y en la Riviera francesa y un yate de 17 metros, entre otras “chucherías”. El fraude de Madoff se estima en 50.000 millones de dólares, una suma que supera el PBI de varios países de Latinoamérica.
Ese sólo hecho de un hombre –o una red más vasta-que puede tramar una estafa de esas dimensiones, nos lleva a preguntar sobre la credibilidad de los burócratas que manejan las finanzas del mundo y hasta suelen influir en las reuniones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para que hagan catarsis los jefes de Estado, hablando de la miseria en el planeta.

ACUSACIÓN DE GENOCIDIO

Días pasados, el conocido profesional argentino, Luis Moreno Ocampo, que fue miembro del jurado que enjuició a los miembros de la Junta Militar argentina, ahora fiscal de la Corte Penal Internacional, libró orden de arresto contra el presidente de Sudán, Omar Hassan al-Bashir, la república más extensa del continente africano por haber dado muerte a 35.000 personas por efecto directo de la violencia y de 100.000 a causa del hambre y las enfermedades. Difícilmente llegue a cumplirse ese pedido de arresto, a menos que haya un levantamiento que lo destituya del poder. Ese dictador despreciable, vive en medio de una riqueza lujuriante, entre millones de pobres hambrientos, enfermos, desnutridos, que comen raíces.

LOS RICOS DEL MUNDO

El señor Bill Gates, el rico más importante del mundo, con esta crisis financiera, se calcula que perdió nada más que 18.000 millones de dólares, lo que se dice un vuelto, y los diez primeros trillonarios del mundo habrían perdido la insignificante cifra de 140.000 millones de dólares. Pobre gente, después de ese descalabro es probable que vengan a habitar algunas de las chozas del conurbano bonaerense, o tal vez vayan a Tartagal para asomarse a la extrema pobreza descubierta por nuestra Presidenta.
Pero bueno, no hay que desesperarse, siempre hay alguien que nos calma los nervios, como los índices de inflación y los precios de las mercaderías de Guillermo Moreno. Crecemos a tasas chinas, bajamos la inflación y tenemos plena ocupación. Hay un lugar en el mundo que se llama Argentina, que es modelo de la felicidad completa. Ocurren algunas cosas sin importancia, como descubrir la inseguridad después que Susana Gimenez dijera que “quien mata debe morir”, apoyada por su colega de las noches, Marcelo Tinelli. Hasta entonces todo era invento de los medios de comunicación que son “destituyentes” como la gente del agro que pertenecen a esa despreciable oligarquía vacuna.

LAS NACIONES UNIDAS

En la sede de la Organización de las Naciones Unidas, el Palacio de Cristal, donde se reúnen los poderosos del mundo, todos los jefes de Estado hablan y hablan y hablan. Generalmente, describen los padecimientos que sufren sus pueblos envueltos en la miseria más denigrante. Llegan, sin embargo rodeados de fuertes custodias, verdaderos ejércitos que cuidan de dictadorzuelos de países que es difícil encontrarlos en el mapa.
Los dueños del imperio –ahora en decadencia- los dejan que se expresen con “total libertad” y abogan en favor de acercarles ayudas para combatir la pobreza. En definitiva, la gorda billetera de Wal Street (ahora en decadencia) sirve para calmar los ánimos y cada uno se va con algún “consuelo” previo el compromiso de votar en la Asamblea según indican los manuales de la “obediencia debida”.

¿Y POR CASA...?

Fuera de toda ironía, convengamos en que no estamos mejor en casa. Ahora la Presidenta acaba de anunciar en Chubut el adelantamiento de las elecciones para el 28 de junio, en una movida que, por un lado, apuntará a evitar que una profundización de la crisis genere una sangría de votos del kirchnerismo. Y al mismo tiempo, quebraría el desdoblamiento de los comicios que decidió Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires. La Presidenta dijo que sería “suicida” exponer a la sociedad a contiendas electorales permanentes de acá al 28 de octubre, mientras “el mundo se cae a pedazos”, afirmando que la situación es aún peor de lo que pintan los medios de comunicación. Seguramente que la Primer Mandataria posee información calificada del que carecen los medios de comunicación, que además no informan debidamente como por ejemplo la gran obra que realiza este gobierno.

LO QUE SE CAE Y LO QUE VIENE

Primero, no creemos que “el mundo se caiga a pedazos”. Lo que se está cayendo es un sistema de iniquidad y de fraude que no es diferente de lo que ocurre en nuestros países del subcontinente, incluída la Argentina. Ese capitalismo que somete a la mayor indignidad a los seres humanos más vulnerables del planeta, ha cumplido su ciclo, que no es distinto a la caída del feudalismo con el advenimiento de la Edad Moderna que se inicia entre 1453 y 1789 con la Revolución Francesa, de donde surgen las primeras formas del capitalismo. Ese capitalismo financiero concebido como hasta el presente en su estructura de acumulación de bienes especulativos, acaba de estallar. Estamos visualizando un nuevo tiempo que tampoco lleva al colectivismo negando valores esenciales del ser humano. Es posible imaginar un sistema que respete la libertad individual con una más justa distribución de la riqueza, una transformación inevitable que habrá de operarse en los países centrales con irradiación hacia todo el planeta. El Estado, o los Estados tendrán una mayor injerencia en la economía y serán reguladores en todos los niveles de la actividad productiva y en la reconversión del sistema financiero que deberá estar al servicio efectivo de la producción. En esto último no debe haber dudas. Han sido responsables de la catástrofe que hoy padece el mundo. Deberán pagar por ello. Por su avaricia. Por sus desbordes. Por el uso indebido de la plata de los contribuyentes. Esto es válido para los países centrales y también lo es para los países de la periferia, como el nuestro.

CONVOCATORIA PATRIÓTICA

La Presidenta, en lugar de tantos discursos de una dialéctica que camina siempre por la superficie, debería convocar, con vocación patriótica, a todos los sectores de la sociedad, amigos y adversarios, para procurar la formulación de un programa de gobierno para afrontar la crisis que existe, pero que hay que tener la valentía de reconocerla. Lo único que se observa son la toma de medidas espasmódicas, al compás de circunstancias políticas menores. Con cada nuevo discurso busca sorprender la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, como esta convocatoria a elecciones anticipadas, inspirada por el miedo. Es penoso, pero pareciera que no se gobierna para el país plural, sino para abroquelarse en el poder, aún cuando tenga que contradecirse cien veces de lo que sostuvo cuando la Presidenta era senadora.
Seguramente sus asesores le están diciendo cómo aparecer con la imagen de hacedora. Hasta en las formas le están aconsejando mal (suponiendo que acepta consejos fuera de las de su esposo), porque ya no gobierna desde su ámbito natural que es la Casa Rosada, la Casa de Gobierno.
Lo hace desde la Quinta de Olivos, su residencia. No imaginamos a Juan Domingo Perón gobernando desde la Quinta de San Vicente. Allí iba a descansar como cualquier otro ser humano. Tampoco se instaló en Olivos. Aunque parezca una trivialidad, no lo es tanto. Las formas también hacen al contenido. Y la mejor forma, tal vez la única, que puede afrontar la crisis, que es indisimulable, y que no nos viene de afuera, hasta ahora, porque son genuinamente nuestras, es hacer una convocatoria patriótica a todos los sectores políticos y sociales. Y no abrir más frentes de conflictos, porque ya hay cartón lleno.

No vivir en la crispación.Viernes 13 de Marzo de 2009




Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión



Después de las declaraciones de Susana Giménez, quien propuso que “quien mata debe morir”, siguieron las de Marcelo Tinelli y Sandro, figuras populares por excelencia. La diva luego del alboroto se desdijo para decir que no dijo lo que dijo. Un juego de palabras. La estrella de la farándula se expresó de ese modo, luego de sentir en carne propia la muerte de su amigo. Es comprensible una reacción emocional nacida de la indignación.

Sin embargo, hay algo para decirle a algunos ídolos de la pantalla televisiva. Y es su falta de compromiso social. La inseguridad no empieza con la muerte del amigo de la diva. Hace años que está instalada en la Argentina, lo mismo que la pobreza extrema que la Presidenta descubre ahora en Tartagal.

No se le pide a los ídolos populares que tomen partido político, pero sí que se comprometan con los problemas sociales que afectan a millones de personas en toda la geografía del país. Esos millones que los admiran y que hasta ven bien que Susana viva buena parte de su tiempo en Miami en grandes mansiones y se traslade en lujosos Rolls Royce. ¿A las grandes fortunas no les alcanza la “justa distribución de la riqueza»?. ¿Tampoco al sector financiero parasitario no le corresponde desprenderse de algo de sus rentas que desde el gobierno se le reclama al agro que produce para el país?.

Para ser justo en el análisis, debiéramos consignar que la violencia no se instaló únicamente en la Argentina. Tampoco somos ajenos a la crisis mundial, provocada especialmente por Wall Street, el corazón de las finanzas del mundo, alimentada por la política de concentración de la riqueza estimulada durante la era de los Bush. La diferencia es que ellos –los ricos- tienen sistemas de seguridad donde sus agentes son profesionales capacitados, bien pagos y con equipamiento moderno para combatir la delincuencia. Durante el sepelio del policía que fue ajusticiado en la camioneta, un oficial de alta graduación dijo que los chalecos antibalas estaban vencidos, no tenían armas adecuadas, los móviles son viejos cacharros, carecían de radios, de handys; una descripción cruda expuesta con toda la fuerza emocional del momento y frente al mismo jefe de la Policía de la provincia.

LA CULPA ES DE LOS MEDIOS

Este gobierno, como es práctica habitual, trata de endosarle los problemas a los medios de comunicación. Como las encuestas denuncian que la inseguridad está en el tope de la inquietud de la gente, entonces encontró a alguien a quien echarle la culpa: la Justicia, que este mismo gobierno designó y de la que hizo alarde muchas veces.
Pero se encontró con una dura respuesta de los miembros de la Corte, que denunciaron que no les daban presupuesto y no designaban los jueces que se requerían. Tuvo que intervenir el jefe de Gabinete para poner paños fríos y admitir la razón de los altos magistrados.

Este es un año de mucha crispación alimentada desde el poder. Deberíamos llamarnos todos a la reflexión y a la serenidad. Ya comienzan a sentirse los efectos de la crisis que puede profundizarse a niveles inquietantes. Es totalmente inútil pretender tapar el sol con las manos. La creación del Consejo Económico y Social cuyo proyecto enviará el Poder Ejecutivo al Parlamento, es un buen instrumento si no se lo politiza, y si están allí representados todos los sectores productivos sin excepción, sin excluir a los colegios profesionales, a la cultura y a las universidades nacionales. Para eso, hay que tener vocación de diálogo en serio y no armar un escenario para la foto.

Inesperada rebelión del campo.Jueves 12 de Marzo de 2009




Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

La Mesa de Enlace representa a los sectores del campo.

Hace un año, nos encontramos con un hecho casi desconocido, desde el llamado grito de Alcorta en junio de 1912, en el sur de Santa Fe, la rebelión de los chacareros que se transformó en un movimiento que se extendió por toda la región pampeana. Esto dio inicio a la intervención de los productores en política gremial que permitió la constitución de la Federación Agraria Argentina. En esta oportunidad, una resolución, la famosa 125, del ministro de Economía renunciante, Martín Losteau, de elevar las retenciones a las exportaciones de las oleaginosas –que ya tenían el 35%- fue el detonante para que los productores tomaran las calles, cortaran el tránsito, impidieran el abastecimiento urbano y crearan una situación inédita en el país.

Además, hicieron una potente demostración de fuerza reuniendo cientos de miles de personas en dos actos: el primero en Rosario y el segundo en el Monumento a los Españoles, en la Capital Federal. Un país parado durante 120 días, con góndolas vacías y un Mercado de Liniers desierto. El gobierno casi paralizado no supo responder a tamaño desafío. La ciudadanía en general acompañó el movimiento, lo mismo que los sectores del comercio y la industria.
A partir de ese movimiento, se erigió un nuevo país político, donde había prevalecido la hegemonía del partido gobernante en todas las esferas de la actividad nacional.

NUEVO PROCESO

Hasta entonces, todos los partidos de la oposición, disgregados y atomizados, comenzaron a entender que se había iniciado en el país un nuevo proceso, donde ellos no tuvieron ninguna participación, con actitudes resignadas de tropas desbandadas que habían perdido todos los combates y sin líderes capaces de reagrupar a los contingentes desorientados. La rebelión de los chacareros les abrió otra vez el camino para tomar conciencia de las nuevas posibilidades que se presentaban.

En el partido gobernante aparecieron las rebeliones de quienes comulgaban con las razones del movimiento agrario, que culminó en el Senado de la Nación con el voto “no positivo” del vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, que desempató en favor de la derogación de la 125. Para que hubiera desempate ya no menos de 10 senadores del oficialismo se habían abierto del bloque uniéndose a la oposición.

Hubo muchas lecturas en torno a este hecho singular que produjo un quiebre en el proceso político. El país, siete años atrás, había padecido la crisis del 2001/02, con un gobierno débil con incapacidad para la toma de decisiones. Diversos factores se conjugaron para que el gobierno de la Alianza tuviera un estrepitoso fracaso.
Con el dedo de Duhalde apareció el desconocido Néstor Kirchner. Vinieron años de bonanza en el mundo y la Argentina que estaba en el sótano comenzó a emerger nuevamente con esa enorme capacidad productiva que tiene, merced a esa poderosa máquina de multiplicar riquezas que es la tierra. Kirchner tuvo todo a favor y con un ministro de Economía -Roberto Lavagna- cuidadoso y pulcro que garantizaba un camino sin sobresaltos.

La Argentina comenzó a caminar nuevamente con fuerza renovada y ello le permitió a Kirchner –como cualquier político- acariciar la idea de abrocharse en el poder. Lo demás es historia demasiado conocida.

Lo cierto es que un movimiento de los sectores productivos adheridos a la tierra, quebraron la hegemonía de un gobierno y revalorizaron al Parlamento argentino que a partir de ese momento dejó de ser la “escribanía” para pasar a jugar el verdadero papel de un poder del Estado como lo determina la Constitución Nacional.

5.3.09

La Columna, edición del 5 de Marzo de 2009

Gestión de personal


Los empleados “atados” a un puesto por falta de previsión

Ejemplo claro de una dinámica grupal estereotipada y de procesos laborales que no fluyen apropiadamente, los “imprescindibles” obtienen, habitualmente, más carga de trabajo que reconocimiento.

Ocurre tanto en empresas familiares, como en PyMES, instituciones públicas, ONGs, emprendimientos, y asociaciones: hay quienes que se ven “encadenados” a sus puestos, aún a costa de sus intereses, capacidades y oportunidades, porque no se ha contemplado la posibilidad de reemplazarlas.

Por su poder, la relación con la institución y sus miembros, conocimientos, experiencia, confianza alcanzada, la impronta que dieron al cargo, las tareas que desarrollan, muchas personas llegan a verse como imprescindibles y a la vez irremplazables. Y aunque esto pueda acariciar el ego, suele volverse agobiante, cuando impide el crecimiento, la movilidad o el retiro.

Síntomas

No es sólo que los indispensables “no puedan” enfermarse o tomarse vacaciones, o las tomen “a medias” porque mientras intentan descansar, son consultados por teléfono o bombardeados con mensajes. También hay tareas que se postergan porque sólo ellos pueden realizarlas, responsabilidades que no se comparten porque ellos las han sostenido largamente y aprendizajes que no se emprenden porque “Preguntale a Juan, él sabe”. Con el tiempo este sistema de roles se estereotipa, alterando el desarrollo laboral y recargando a la persona, que se siente atrapada.

Esta situación es también peligrosa para la organización sea cual sea su tamaño, que ve afectada su dinámica, y también puede encontrarse de un momento a otro con un puesto estratégico sin cubrir viéndose obligada, si no lo ha previsto, ha iniciar un proceso de reemplazo que puede ser largo, complejo y costoso en diversos niveles.

Habitual pero no previsto

Y aunque este sea un problema común, pocas organizaciones diseñan y sostienen procedimientos naturales y dinámicos de sucesión, desplazamiento, sustitución y cobertura de puestos.

Esa falta de previsión trasluce la ausencia de ciertas prácticas simples y cotidianas inherentes a una gestión equilibrada y productiva. Entre ellas, están:

- Crear una cultura de cooperación, trabajo en equipo e interconectividad. Evitar los compartimentos estancos y articular las tareas de manera que no sólo se realicen efectivamente sino que también se complementen y relacionen fluidamente.

- Favorecer el intercambio de información, el aprendizaje individual, grupal y organizacional y el conocimiento compartido y generado en común. Abrir espacios para que los empleados intercambien experiencias, muestren su trabajo, compartan saberes y generen nuevos modos de solucionar necesidades.

- Definir y describir claramente puestos y procesos. Desarrollar manuales, cartillas, esquemas de fácil lectura. Cuando se conoce el trabajo del otro se puede aportar para ayudarlo, hacerse cargo de parte de la tarea si el otro se ausenta, cooperar.

- Diferenciar puestos y desempeños. Cada persona da una impronta a su trabajo, lo enfoca desde su personalidad y temperamento. Muchas veces la irremplazabilidad se asienta en esos modos, pero el puesto puede ser desempeñado efectiva y exitosamente de otra forma completamente distinta.

- Propender al desarrollo del liderazgo. Instalar posibilidades reales de crecimiento, de manera que las personas puedan incluirlas en su proyecto personal. Medir de forma acertada el desempeño. Valorar y reconocer. Para suceder a un jefe, reemplazar a alguien con un mejor puesto, crecer, es necesario creer que se puede.

Y sobre todo, cuando las “imprescindibilidades” están instaladas, detectar si se deben a actitudes, competencias, habilidades, disponibilidades, decisiones, acciones… Y tratar de generalizarlas, promoviéndolas, enseñándolas, evocándolas en todos los miembros, de manera de lograr una organización de irremplazables.


Recuadro:
Duros de reemplazar

“Fundadores”. Sostienen la mística inicial de las organizaciones. Cuando no están, se vuelven míticos, y da poder y reconocimiento el haber compartido su época y gestión. Las organizaciones necesitan equilibrar memoria e independencia de estos legados para evolucionar.
“Memoriosos”. Porque están hace mucho tiempo, pero además porque se han preocupado por abonar ese don de recordar que les es propio, se acuerdan de todo. Y son consultados permanentemente.
“Adictos al trabajo”. Se quedan fuera de hora, trabajan los fines de semana, se llevan trabajo a casa. Este modo de relación con la tarea es tomado como de alto compromiso, y por eso todos sienten que pueden contar con ellos… para hacer lo que ningún otro quiere quedarse a hacer. Hay actividades y obligaciones que se les delegan, justamente, porque siempre están.