12.3.09

La locura de la avaricia y el poder. Domingo 15 de Marzo de 2009




Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

El planeta está envuelto en una crisis de dimensiones colosales. El centro del capitalismo financiero se desploma y en su caída arrastra a la compleja trama que llega a todos los confines. Un avergonzado (¿tendrá realmente vergüenza?) señor Bernard Madoff, se declaró culpable ante un tribunal de Nueva York de haber engañado a miles de inversores de distintos lugares del mundo, y enfrenta ahora una condena de 150 años de prisión (tal vez como legado para sus nietos) por los once cargos de fraude, lavado de dinero, perjurio y robo de lo que ha sido acusado.

LA ESTAFA DEL SIGLO

Desde el 11 de diciembre, Madoff se encontraba en libertad bajo fianza después de haber pagado 10 millones de dólares, lo que le permitió seguir viviendo con su esposa en su lujoso penthouse. Además de esa mansión, valuada en 7 millones de dólares, el financista posee casas de veraneo en Palm Beach y en la Riviera francesa y un yate de 17 metros, entre otras “chucherías”. El fraude de Madoff se estima en 50.000 millones de dólares, una suma que supera el PBI de varios países de Latinoamérica.
Ese sólo hecho de un hombre –o una red más vasta-que puede tramar una estafa de esas dimensiones, nos lleva a preguntar sobre la credibilidad de los burócratas que manejan las finanzas del mundo y hasta suelen influir en las reuniones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para que hagan catarsis los jefes de Estado, hablando de la miseria en el planeta.

ACUSACIÓN DE GENOCIDIO

Días pasados, el conocido profesional argentino, Luis Moreno Ocampo, que fue miembro del jurado que enjuició a los miembros de la Junta Militar argentina, ahora fiscal de la Corte Penal Internacional, libró orden de arresto contra el presidente de Sudán, Omar Hassan al-Bashir, la república más extensa del continente africano por haber dado muerte a 35.000 personas por efecto directo de la violencia y de 100.000 a causa del hambre y las enfermedades. Difícilmente llegue a cumplirse ese pedido de arresto, a menos que haya un levantamiento que lo destituya del poder. Ese dictador despreciable, vive en medio de una riqueza lujuriante, entre millones de pobres hambrientos, enfermos, desnutridos, que comen raíces.

LOS RICOS DEL MUNDO

El señor Bill Gates, el rico más importante del mundo, con esta crisis financiera, se calcula que perdió nada más que 18.000 millones de dólares, lo que se dice un vuelto, y los diez primeros trillonarios del mundo habrían perdido la insignificante cifra de 140.000 millones de dólares. Pobre gente, después de ese descalabro es probable que vengan a habitar algunas de las chozas del conurbano bonaerense, o tal vez vayan a Tartagal para asomarse a la extrema pobreza descubierta por nuestra Presidenta.
Pero bueno, no hay que desesperarse, siempre hay alguien que nos calma los nervios, como los índices de inflación y los precios de las mercaderías de Guillermo Moreno. Crecemos a tasas chinas, bajamos la inflación y tenemos plena ocupación. Hay un lugar en el mundo que se llama Argentina, que es modelo de la felicidad completa. Ocurren algunas cosas sin importancia, como descubrir la inseguridad después que Susana Gimenez dijera que “quien mata debe morir”, apoyada por su colega de las noches, Marcelo Tinelli. Hasta entonces todo era invento de los medios de comunicación que son “destituyentes” como la gente del agro que pertenecen a esa despreciable oligarquía vacuna.

LAS NACIONES UNIDAS

En la sede de la Organización de las Naciones Unidas, el Palacio de Cristal, donde se reúnen los poderosos del mundo, todos los jefes de Estado hablan y hablan y hablan. Generalmente, describen los padecimientos que sufren sus pueblos envueltos en la miseria más denigrante. Llegan, sin embargo rodeados de fuertes custodias, verdaderos ejércitos que cuidan de dictadorzuelos de países que es difícil encontrarlos en el mapa.
Los dueños del imperio –ahora en decadencia- los dejan que se expresen con “total libertad” y abogan en favor de acercarles ayudas para combatir la pobreza. En definitiva, la gorda billetera de Wal Street (ahora en decadencia) sirve para calmar los ánimos y cada uno se va con algún “consuelo” previo el compromiso de votar en la Asamblea según indican los manuales de la “obediencia debida”.

¿Y POR CASA...?

Fuera de toda ironía, convengamos en que no estamos mejor en casa. Ahora la Presidenta acaba de anunciar en Chubut el adelantamiento de las elecciones para el 28 de junio, en una movida que, por un lado, apuntará a evitar que una profundización de la crisis genere una sangría de votos del kirchnerismo. Y al mismo tiempo, quebraría el desdoblamiento de los comicios que decidió Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires. La Presidenta dijo que sería “suicida” exponer a la sociedad a contiendas electorales permanentes de acá al 28 de octubre, mientras “el mundo se cae a pedazos”, afirmando que la situación es aún peor de lo que pintan los medios de comunicación. Seguramente que la Primer Mandataria posee información calificada del que carecen los medios de comunicación, que además no informan debidamente como por ejemplo la gran obra que realiza este gobierno.

LO QUE SE CAE Y LO QUE VIENE

Primero, no creemos que “el mundo se caiga a pedazos”. Lo que se está cayendo es un sistema de iniquidad y de fraude que no es diferente de lo que ocurre en nuestros países del subcontinente, incluída la Argentina. Ese capitalismo que somete a la mayor indignidad a los seres humanos más vulnerables del planeta, ha cumplido su ciclo, que no es distinto a la caída del feudalismo con el advenimiento de la Edad Moderna que se inicia entre 1453 y 1789 con la Revolución Francesa, de donde surgen las primeras formas del capitalismo. Ese capitalismo financiero concebido como hasta el presente en su estructura de acumulación de bienes especulativos, acaba de estallar. Estamos visualizando un nuevo tiempo que tampoco lleva al colectivismo negando valores esenciales del ser humano. Es posible imaginar un sistema que respete la libertad individual con una más justa distribución de la riqueza, una transformación inevitable que habrá de operarse en los países centrales con irradiación hacia todo el planeta. El Estado, o los Estados tendrán una mayor injerencia en la economía y serán reguladores en todos los niveles de la actividad productiva y en la reconversión del sistema financiero que deberá estar al servicio efectivo de la producción. En esto último no debe haber dudas. Han sido responsables de la catástrofe que hoy padece el mundo. Deberán pagar por ello. Por su avaricia. Por sus desbordes. Por el uso indebido de la plata de los contribuyentes. Esto es válido para los países centrales y también lo es para los países de la periferia, como el nuestro.

CONVOCATORIA PATRIÓTICA

La Presidenta, en lugar de tantos discursos de una dialéctica que camina siempre por la superficie, debería convocar, con vocación patriótica, a todos los sectores de la sociedad, amigos y adversarios, para procurar la formulación de un programa de gobierno para afrontar la crisis que existe, pero que hay que tener la valentía de reconocerla. Lo único que se observa son la toma de medidas espasmódicas, al compás de circunstancias políticas menores. Con cada nuevo discurso busca sorprender la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, como esta convocatoria a elecciones anticipadas, inspirada por el miedo. Es penoso, pero pareciera que no se gobierna para el país plural, sino para abroquelarse en el poder, aún cuando tenga que contradecirse cien veces de lo que sostuvo cuando la Presidenta era senadora.
Seguramente sus asesores le están diciendo cómo aparecer con la imagen de hacedora. Hasta en las formas le están aconsejando mal (suponiendo que acepta consejos fuera de las de su esposo), porque ya no gobierna desde su ámbito natural que es la Casa Rosada, la Casa de Gobierno.
Lo hace desde la Quinta de Olivos, su residencia. No imaginamos a Juan Domingo Perón gobernando desde la Quinta de San Vicente. Allí iba a descansar como cualquier otro ser humano. Tampoco se instaló en Olivos. Aunque parezca una trivialidad, no lo es tanto. Las formas también hacen al contenido. Y la mejor forma, tal vez la única, que puede afrontar la crisis, que es indisimulable, y que no nos viene de afuera, hasta ahora, porque son genuinamente nuestras, es hacer una convocatoria patriótica a todos los sectores políticos y sociales. Y no abrir más frentes de conflictos, porque ya hay cartón lleno.

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