Herramientas de Comunicación
Expresarse para construir
Factores que influyen en la emisión y percepción de los mensajes.Y que pueden determinar el éxito o no de una comunicación personal.
Las fiestas son una oportunidad para el reencuentro, las buenas conversaciones, los intercambios, el “ponerse al día” con aquellos a los que hace mucho que no vemos… sin embargo, muchas veces los encuentros se vuelven difíciles, porque falla la comunicación y se generan los malentendidos.
Toda comunicación involucra a un emisor y a un perceptor. El emisor intenta transmitir un mensaje y para eso elige las palabras y los movimientos y ademanes que mejor reflejen lo que quiere comunicar. Pero son muchas las cosas que pueden ocurrir y hacer que el mensaje emitido no sea recibido correctamente.
Verbal y no verbal
Si la comunicación es verbal, el tono de voz puede influir sobre la interpretación. Las palabras, "Me dí cuenta de que te tomaste un largo descanso esta mañana” podrían ser interpretadas como un ataque si son dichas con desaprobación, o como un reconocimiento si son dichas con compasión y comprensión. El tono de voz tiene peso en la interpretación del mensaje.
Las señales no verbales también son importantes. Quien me habla ¿cruza sus brazos en una postura distante y fría o se inclina atento hacia mí? ¿Su expresión facial es amistosa o acusatoria? Son elementos que hacen que las mismas palabras puedan percibirse de una u otra forma.
Escuchar lo que queremos oir
Si el mensaje es ambiguo, el perceptor se siente habilitado para interpretarlo de acuerdo con sus expectativas, sus conocimientos, sus prejuicios. Por ejemplo, si dos personas están involucradas en una situación conflictiva, y cada una asume que la otra se va a comportar agresiva y hostilmente, cualquier mensaje impreciso será interpretado de acuerdo con esas suposiciones. Las expectativas que sostenemos frente a cada encuentro trabajan como anteojeras o filtros.
Dada nuestra tendencia a escuchar lo que esperamos oír, la posibilidad de malinterpretar es alta y por ende, más difícil el manejo de los conflictos. Al crecer el enfrentamiento, los participantes se vuelven más emotivos y la ira, el temor, la hostilidad y la sospecha hacen que se comuniquen de manera disfuncional.
El contexto de la conversación es también importante. A mayor ruido y distracción, menor claridad de los mensajes y menor posibilidad de interpretarlos correctamente. El ritmo del intercambio de mensajes también influye en la claridad. ¿Cuánto tiempo me tomo para contestar un mensaje que me impacta? ¿Con qué cuidado expreso mis comentarios más punzantes o más comprometidos?
Habilidades de comunicación
En situaciones conflictivas, evitar los malentendidos es vital, y requiere desarrollar ciertas habilidades.
Ser optimista ante cada encuentro.
Plantearse cada interacción como una posibilidad de entendimiento, una oportunidad de conocer más a la otra persona o de ver una nueva faceta.
Escuchar constructiva y comprometidamente
Desde el no juzgar, validando al interlocutor, lo que no implica convalidar lo que dice. Eso podrá o no hacerse luego de escuchar lo que tiene para decirnos.
Concentrarse en el contenido del mensaje y no en el estilo del interlocutor.
Es cierto, el estilo también comunica. Pero veámoslo así. Si una mamá quiere comunicarse con su hijo adolescente y escuchar lo que este tiene para contarle, podrá llagar mas a él escuchándolo, sin preocuparse, al menos en ese momento, porque no se bañó, o no se cortó el pelo.
No adelantar conclusiones.
En la medida en que nos apuramos a definir lo que el otro está diciendo, dado que no tenemos los datos, entramos en el modo “adivinatorio”. Toda conclusión que no se basa en lo que el otro ha dicho, es propiedad del que escucha y por lo tanto, puede no tener nada que ver con lo que el emisor quería comunicarle.
No interrumpir enviando mensaje propio.
Muchas veces nos sentimos tentados de comentar algo, aconsejar algo o aun explicar lo que el otro nos está diciendo. En la medida en que intentamos generar un mensaje propio, dejamos de escuchar.
Dar señales verbales y no verbales de escucha.
Esto implica dar a entender al otro que lo estamos escuchando. No sólo diciéndolo, sino con inclinaciones de cabeza, contacto visual y movimientos y posturas corporales que demuestren el interés que tenemos por escuchar.
Hacer preguntas de manera de lograr más información o corroborar que se está entendiendo.
Preguntar para favorecer la expresión de quien habla. Para ampliar la posibilidad de entendimiento.
Enfocarse en lo que uno quiere decir y decirlo de una manera que el otro pueda entender. Evitar ser distraído por otros o por lo que está ocurriendo, acallar la conversación interna y orientar la atención a expresar claramente lo que se quiere decir.
Hablar de uno mismo, no del otro. Describir los propios sentimientos, ideas, percepciones, antes de dedicarse a interpretar los motivos, fallas y actitudes de los otros. Diciendo “me sentí desilusionado” en lugar de “rompiste tu promesa” uno expresa la información de una manera que no provoca una reacción hostil ni empuja al otro a ponerse a la defensiva.
Comunicarse para construir. Relaciones, espacios de encuentro, soluciones, proyectos, nuevas oportunidades para uno y para los demás…
Andrea Turchi
¡Impecable!
Auri
20 de diciembre de 2007 11:05
Gracias Auri!
Andrea
21 de diciembre de 2007 8:13
Eso de que las metas pueden deteriorarse me resultó muy esclarecedor.¡Cuántas veces sostenemos viejos propósitos sin realizarlos y encima, despues nos frustramos!
Gracias
Ricardo
20 de diciembre de 2007 11:59
¡Gracias a vos Ricardo!
Sí, revisar las metas para ver si aun estan "activas" es un hábito inteligente. Las cosas cambian, nosotros mismos variamos de pensamiento, de sentimientos y de posibilidades, entonces...quizás sea el momento de cambiar también los objetivos.
Hasta pronto
Andrea
Buen artículo! Suelo comentar mis objetivos y eso me ayuda a conseguir apoyo, recursos y además, me obliga a cumplirlos.
¿Vas a seguir con la columna en el verano? Si es así, ¡que bueno lo del blog ya que podremos seguirte aunque estemos lejos!
Amanda
20 de diciembre de 2007 14:50
¡Gracias Amanda por tu comentario!
Es cierto, comentar los objetivos abre la puerta a que los demás los conozcan y ayuden, y conversar sobre ellos también nos sirve para darles forma y tomar decisiones.
La idea es seguir cada jueves con La Columna, asi que me alegrará que visites el blog cuando quieras.
Andrea
21 de diciembre de 2007 8:20
No, yo no comento mis objetivos. A mi me han robado ideas, y además me molesta mucho que ande todo el mundo hablando de lo que yo quiero hacer.
Me gusta la columna.
Jo.
21 de diciembre de 2007 8:26
¡Gracias Jo por tu comentario!
Mucha gente elige no comentar sus objetivos, por temor a que otros los copien, o porque no quiero soportar el peso de las preguntas y la insistencia de otros para que los cumplan.
Se puede comentar para ganar nuevas ideas, sostén , acompañamiento y poner límites a las exigencias y a las preguntas.
En cuanto a los robos...es más difícil...pero seguramente cuando uno lo comenta lo hace a gente de confianza y no a todo el mundo.
Hasta pronto
Andrea
23 de diciembre de 2007 11:02
Soy de las que se imponen metas tan específicas que al final son como lazos demasiado cerrados. Me sirvió tu columna para darme cuenta de eso.
Gracias
María
21 de diciembre de 2007 12:40
Gracias a vos María!
Hay que encontrar el equilibrio entre la no planificación y la planificación excesivamente estricta, de manera que cumplir los objetivos no se transforme en una pena a cumplir.
Hasta luego
Andrea
23 de diciembre de 2007 11:04
Me tocó profundo lo de conectar los objetivos con los propios valores. me dejaste pensando...voy a seguir haciendolo y por ahi te comento para que sigamos charlando.
Gracias
Ana María
21 de diciembre de 2007 19:49
¡Gracias Ana María!
Espero tus comentarios
Andrea
23 de diciembre de 2007 11:06
Darse y dar tiempo...¡que trabajoso!
Darse ¿para qué cosas? Dar ¿a quienes y para qué?
¿Podes contestarme?
Gracias,
Valeria
22 de diciembre de 2007 22:00
¡Gracias Valeria!
Dar tiempo a otros para que nos comuniquen lo que les cueste, a las cosas para que se desarrollen, a los procesos para que se decanten...
Darse tiempo para escuchar, para pensar una idea, para desarrollar un plan...
Solemos tener paciencia para sembrar y esperar que las plantitas broten, pero nos cuesta dar y darnos tiempos para otras cosas que también lo necesitan.
Hasta pronto
Andrea
23 de diciembre de 2007 11:15