27.12.07

Memorias de un periodista: Personajes en el recuerdo: un italiano que buscó nuestras propias raíces. Domingo 30 de Diciembre de 2007 .


Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

El director de este diario evoca la figura y la acción de don Luis Scalese, a propósito de una investigación realizada por el escritor Pablo Semanedi. Scalese, reconocido como “El Padre de la historia trenquelauquenche” fue un personaje singular, idealista y comprometido con su tiempo.

En los postreros días del año 1949, llego a Trenque Lauquen, en medio de una tormenta de arena que ocultaba el sol, aunque parezca inverosímil. A medida que el tren se iba acercando a destino, observaba que el día se tornaba nublado y al llegar a la estación Trenque Lauquen del Ferrocarril Sarmiento, todo parecía estar bajo un cielo encapotado, aunque diferente de los días nublados que preanunciaban la lluvia.
En una pequeña valija, traía todas mis pertenencias y la ilusión de un empleo que me abriera el camino a una vida de mayores posibilidades. Venía de cumplir el servicio militar obligatorio en Comodoro Rivadavia, donde supe del frío, la nieve y los vientos que en las noches desoladas aullaban sobre el tejado. En las también agrestes tierras de La Pampa, descubrí algo ajeno a mis percepciones. Supe de las arenas y los vientos que podían tapar el sol.

EL SERVICIO MILITAR
Tengo recuerdos imborrables de ese tiempo en el que cumplí las reglas, a mi pesar, de un servicio en el que se nos inculcaba que estábamos sirviendo la Patria, aunque no todos estábamos convencido de ello.
Por mi parte, no ahorraba posibilidades de discutir con algunos superiores que me lo permitían, si lo más importante era el hombre o el soldado.
Como también me apasionaba por conocer los hechos de la historia argentina, particularmente la vida de San Martín, devoraba entonces libros de Mitre, Ricardo Rojas y otros autores, y comenzaba a perfilarse en mí una visión distinta de la Patria y de quienes tenían la misión de defenderla. No participaba del modelo cuartelero de la Patria.

EL BOULEVARD
Tenía solo 21 años cuando llego a Trenque Lauquen con un inmenso deseo de aprender. Recorro sus amplias avenidas y me detengo a observar sus ya antiguas palmeras del Boulevard Villegas, con su viejo pavimento ejecutado en tiempos de la gestión del intendente Francisco Vignau con pisos de cascotes de piedras y ladrillos, y una capa bituminosa que se volcaba manualmente desde baldes y se extendía sobre la superficie con escobas usadas. Curiosamente, ese pavimento se mantuvo por décadas.
En ese Trenque Lauquen de los años ’50, había muchas inquietudes culturales y se editaron varias publicaciones en forma de revistas.
Ya en años anteriores ese afán por expresarse literariamente latía en el seno de la comunidad y es don Luis Scalese –el personaje de esta nota- con sus “Efluvios trenquelauquenses” el que trae a la superficie la problemática de su tiempo y nos brinda los perfiles de una sociedad del interior profundo, cargada con mucha historia, pero que asoma tímidamente en lo que puede ser a través de los años el emergente de una fuerte identidad.

UN PRECURSOR
Scalese fue un precursor, un implante italiano en el desierto que descubrió a través de sus vivencias, ese otro mundo sin fronteras ni alambradas, poblado de rostros broncíneos, cabelleras sueltas, lanzas en ristre, batallas y combates frente al Remington que se imponía como una máquina que perfora el presente y se adentra en el futuro para cambiar el modelo cerril de la Argentina.
El escritor e investigador histórico Pablo José Semadeni, nos ha aportado un sólido trabajo de investigación sobre la vida y la obra de don Luis Scalese, que fue una de las primeras personas con quien me vinculé al poco tiempo de vivir en Trenque Lauquen. Necesitaba saber sobre la historia de esta ciudad y su gente.
Así es como llegué al reducto de don Luis, su propia casa, convertida en museo, sobre la calle San Martín, entre Sarmiento y Mitre, donde hoy funciona la conocida escribanía Simini, a cargo actualmente del escribano Juan Alberto Labaronnie.
Dice Semadeni: “A Luis Scalese se le debe también el haberse convertido en el impulsor y director del Museo Histórico Regional Conrado Excelso Villegas, tarea que supo llevar adelante aún en medio de las dificultades y de la habitual indiferencia”.

ACENTO ITALIANO
Allí me encontré frente al personaje, un hombre que superaba los 60 años de edad. Y no obstante haber llegado a la Argentina a los 12 años, mantenía un vocabulario con fuerte acento italiano.
Se lo veía a don Luis, de estatura mediana, ojos celestes y vivaces, de piel y cabellos blancos, erguido sobre sí mismo, suave en el decir, firme en sus convicciones.
Semanedi nos dice “...Scalesi siempre fue conocido en el medio local como un autodidacta y un aficionado a la cultura, que le permitía no obstante ello intervenir en la escena pública, con mensajes e intervenciones que develaban la variedad y complejidad de sus lecturas”.
En otra parte del trabajo de Semadeni se lee: “...en toda la obra de Scalese aparece una fuerte preocupación social y un afán de reforma, siendo en realidad una excusa muchos de sus escritos para poder expresarla”.
Fue corresponsal del diario La Nación de Buenos Aires desde 1914, y algunos acontecimientos que don Luis reflejaba en sus crónicas, le permitía a Trenque Lauquen ser conocida en la exclusiva sociedad porteña, que en su visión acotada del país, creía que este paraje se movía todavía entre galeras y carruajes y una zanja inmensa de 600 kilómetros como una muralla china invertida, para detener al malón.

NAVEGANTE SOLITARIO
Acierta Semadeni en la definición que hace de don Luis, porque en mi vivencia personal, y encontrándome en plena ebullición ideológica, mis conversaciones con el personaje se trasladaban inevitablemente a lo social, y de allí a lo político había solo un pequeño tramo, aunque él evitaba cuidadosamente los encasillamientos.
Ese “navegante solitario” que visitaba los médanos, metía sus manos y pies en las arenas, hurgaba en suelo pampeano y patagónico, cual trashumante de atávicos reclamos, me atraía por su origen extranjero metido en la búsqueda de nuestros propios orígenes.

PENSAR LA SOCIEDAD
Tuvo encuentros y desencuentros con José F.Mayo que se especializó en el estudio de la historia local y que reconoció en Scalese al “Padre de la historia trenquelauquenche”.
No dudo que don Luis era un idealista, un hombre que en sus escritos fue más allá del afanoso buceo del pasado histórico; intentó con sus ensayos sociológicos y filosóficos penetrar en la interpretación de la sociedad de su tiempo.
En el fondo despreciaba el poder del dinero y su pensamiento social y político en el sentido amplio del vocablo, se identificaba con los escritos de José Ingenieros, médico, filósofo y escritor argentino que adhería al positivismo al inicio del siglo XX.
Si hubiera que identificarlo políticamente, diría que no obstante ese raro individualismo que lo caracterizaba en su actitud reacia hacia la sociedad, con la que no comulgaba demasiado en sus liviandades, se podría traducir su pensamiento como la de un socialista de principios del siglo pasado.

SIN RECONOCIMIENTO
Este raro y lúcido hombre de nuestro pasado reciente, en su enorme humildad, no alcanzó el debido reconocimiento de una comunidad que lo tuvo como a su intérprete más genuino, aunque como sucede casi siempre, el regreso a las fuentes de los valores suele llegar tardíamente, cuando los protagonistas dejaron su cuerpo físico en la tierra que amaron.
Por ello, es un mérito de Semadeni, haber investigado sobre la vida y obra de este inmigrante italiano que vivió en la búsqueda apasionada de nuestros orígenes y formula un reconocimiento a todos los historiadores de Trenque Lauquen, a los que ya no están y en especial algunos de los que viven que le alcanzaron documentada información.

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