11.12.08

Un viaje por las estepas rusas. Viernes 12 de Diciembre de 2008




Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue a Rusia y firmó varios convenios de cooperación entre los dos países. Se entrevistó con el presidente Dmitri Medvedev, y con el primer ministro, Vladimir Putin, ex agente de la KGB, uno de los hombres más poderosos del mundo. En los primeros cinco minutos del diálogo, el hombre de hielo se mostró imperturbable ante Cristina.
No se le movía un músculo de la cara, según lo relata Mariana Verón, corresponsal del diario La Nación. La Presidenta dijo que además de abrir nuevos mercados, su visita a Moscú respondía a un objetivo político de que “haya nuevos actores en el escenario internacional”. Y en una elíptica alusión al gobierno norteamericano, afirmó que “necesitamos un mundo que no sea unipolar”.
Mientras la presidenta hablaba, Putin ni pestañaba, sus ojos fijos en ella, no esbozó ni una mueca. “Es un gran honor visitar por primera vez a la madre Rusia”, se presentó ella. E inmediatamente corrigió, es la segunda vez; la primera vez no nos encontramos por problemas de horario en el aeropuerto de Moscú”. Se refería a aquel desplante histórico que le hizo su marido a Putin al dejarlo plantado cuatro horas en el aeropuerto en una escala a China. Lo que llama la atención no es el viaje en sí –en la tercera presidencia de Perón, el ministro Gelbard encabezó una delegación de empresarios a Moscú donde se firmaron los convenios de cooperación que aún rigen- sino el planteo político.

UNA EXTENSA MISIVA

A tenor de algunas definiciones en el terreno de la política, hace apenas unas semanas, la Presidenta le envió una carta de extensión inusual al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama en la que se ofrecía como “amiga” política de él. Si Obama resultara ser la bisagra de un cambio en la política norteamericana en el mundo, las viejas consignas en contra del Imperio dejarían de tener la vigencia de otros tiempos. ¿Cómo compatibiliza la Presidenta esa postura de confrontación exhibida en Moscú con el deseo de ser “amiga” política de Obama?.
Están muy bien los acuerdos económicos logrados con empresas rusas como la Lukoil, que será socia de Repsol YPF y de otras dispuestas a construir el gasoducto del Norte.
A los rusos en esta nueva etapa de un nacionalismo capitalista, les interesa penetrar en Latinoamérica y lo harán por todas las puertas que puedan abrirse, ya sea Venezuela, Cuba, Bolivia o la Argentina. El modelo político interno que adopten no tiene mayor relevancia. Con el comunismo o con el nacionalismo, Rusia es una potencia de inmenso poder político, económico y militar, y utilizará todas las playas que estén disponibles para desembarcar.
De todas maneras, se considera un avance lo que hizo la Presidenta en su deseo de abrir nuevos mercados, aunque la realidad es que durante el gobierno de su esposo se cerraron muchos de los que estaban abiertos, incluso el que ahora fue a buscar a Rusia, a quienes vendíamos carne y de pronto el ex presidente Kirchner ordenó suspender los envíos en clara violación a los acuerdos firmados. La reacción de los rusos fue comprarle carne a Brasil que se ha convertido en uno de los mercados preferidos por el Kremlin.

PERMANENTE CONFRONTACIÓN

La política exterior de los Kirchner ha sido de permanente confrontación, como lo es en lo interno. Tenemos conflictos no resueltos con los países vecinos y vistos con desconfianza en Latinoamérica.
Los gobiernos de los principales países de Europa, con España a la cabeza, nos observan críticamente. Con los Estados Unidos, hacemos lo posible para desmejorar las relaciones. Observando la política internacional de Brasil, Chile o Uruguay lo nuestro -que debiera marcar rumbos-, expresa una marcada incompetencia.
Es de esperar que la Presidenta Cristina, luego de sus asiduos viajes al exterior, haya acumulado experiencia en materia de relaciones internacionales.

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