11.12.08

Importancia de un área que es fundamental para el desarrollo: La política exterior de la Argentina. Domingo 14 de Diciembre de 2008




La política exterior tiene una relevancia fundamental. Desde una visión del mundo, se puede precisar la orientación que se le confiere a los asuntos internos. Cuando se conduce el destino de una Nación, se sabe qué hacer en el plano interno y en el orden internacional. Es casi imposible, en los tiempos actuales, con la velocidad en que se trasmiten los acontecimientos, desvincularse de la realidad del mundo.

Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

No pudo hacerse en el pasado cuando las noticias podían demorar tres y seis meses hasta llegar de Europa, a las playas americanas. La propia Revolución de Mayo se realimenta con la caída de Fernando VII que sobrevino por la invasión de las tropas napoleónicas a la península ibérica. El propio José de San Martín, en su exilio europeo, no permanece quieto. Desarrolla una fuerte actividad diplomática en Londres, París y Ginebra para lograr el reconocimiento de las Provincias Unidas del Río de la Plata, sin lo cual se relativizaba la existencia de una nueva Nación.

Desde que existieron los imperios, ya el mundo estaba globalizado. El Imperio Romano, el mayor y más extenso de todos los tiempos, ocupaba el Mar Mediterráneo, se extendía desde el Océano Atlántico al oeste, hasta las orillas del Mar Negro, el Mar Rojo y el Golfo Pérsico al este, y desde el desierto de Sahara al Sur hasta las tierras boscosas a orillas de los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al Norte.

Recordemos que en la época de Cristo, la Palestina era una provincia del Imperio, con capital en Jerusalén, una ciudad que, en ese tiempo, tenía 10.000 habitantes, y el procurador romano en tiempos de Tiberio en Roma, se llamaba Poncio Pilatos.

La fascinante historia de esos tiempos nos hablan de las ambiciones, los afanes y deseos de poder, como de las traiciones que se incubaban en el seno de las familias de los emperadores.

LA TRADICIÓN ARGENTINA

En materia de relaciones internacionales, la Argentina tuvo actuaciones brillantes en los foros mundiales. Ello se dio más en el pasado histórico que en las últimas décadas del siglo XX. Basta mencionar que en la Presidencia de Julio Argentino Roca, integraron el gabinete, juristas eminentes como Luis María Drago y Joaquín V. González. Drago fue considerado uno de los juristas más notables del mundo al formular la Doctrina que lleva su nombre, en cuya declaración se fija la posición argentina en relación con el uso de la fuerza, ejercido por países extranjeros a fin de cobrar deudas, como también en su norma de conducta, demostrada en la Segunda Conferencia de Paz (La Haya 1907). Aceptó la invitación de Estados Unidos y Gran Bretaña para convertirse en miembro del Tribunal que habría de actuar como árbitro en la Conferencia sobre derechos de pesca en el Atlántico Norte en 1909. Recibió la condecoración del Carnegie Endowment for International Peace, que lo honraba como “el más alto exponente de la cultura intelectual de América del Sur”.

Durante la presidencia de Agustín P. Justo, se destacó otro eminente argentino, Carlos Saavedra Lamas, bisnieto del coronel Cornelio Saavedra. Presidió la Conferencia de Paz del Chaco, de la que participaron Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Estados Unidos. En 1936, obtuvo el Premio Nobel de la Paz por su labor en pro de la paz, en general, y en particular, por su labor inspirada en el pacto antibélico que fue firmado por 21 naciones y que se convirtió en instrumento jurídico internacional.


PROTAGONISTAS RELEVANTES

Durante la Presidencia de Hipólito Yrigoyen, se destacaron como cancilleres Horacio Oyhanarte y Honorio Pueyrredón, y en las mismas funciones Juan Atilio Bramuglia como ministro de Relaciones Exteriores de Juan Domingo Perón. En la presidencia de Arturo Frondizi, cumplió esas funciones, Miguel Angel Cárcano, en tanto en la gestión presidencial de Arturo Illia, el canciller fue Miguel Angel Zabala Ortiz, quien logró la sanción de la Resolución 2065 de las Naciones Unidas, mediante la cual se resolvió aceptar la posición argentina sobre las Malvinas, considerada como territorio bajo estatus colonial, recomendando a la Argentina y Gran Bretaña entablar negociaciones sobre el proceso de descolonización y equiparar los nombres de Malvinas y Falklands.

Esta Resolución de Naciones Unidas fue trascendente, porque permitía, mediante negociación, recuperar las islas por parte de la Argentina. La dictadura militar, con el objetivo político de encender los sentimientos nacionalistas del pueblo argentino y perpetuarse en el poder, ocupó las islas y se desató la guerra con Gran Bretaña, a quien los militares argentinos le sirvieron en bandeja la posibilidad de no hablar más de negociación para recuperar las islas como integrantes del territorio continental argentino.


LA ÚLTIMA PRESIDENCIA DE PERÓN

En su última presidencia, Juan Domingo Perón lo designó a José Ber Gelbard, ministro de Economía de la Nación, con facultades de superministro. Conocía Perón muy bien a Gelbard y sus ideas políticas de izquierda, a quien le recomendó hacer una audaz apertura comercial hacia la Unión Soviética y los países bajo su órbita del este europeo. Gelbard fue recibido por los dirigentes del Kremlin como un jefe de Estado. Firmó convenios de intercambio comercial por un monto de 4.000 millones de dólares anuales y el compromiso de la URSS de construir las grandes centrales hidroeléctricas que el país necesitaba como Itaipú y Yaciretá.

Por entonces, estaba muy latente la guerra fría con los Estados Unidos, por lo cual Perón estaba haciendo una jugada muy fuerte en el tablero internacional. Pero su estrategia, no era crear conflictos en distintos frentes, sino fortalecer sus lazos con los países latinoamericanos, especialmente con Brasil, y con los países de Europa, comenzando por España. Durante su exilio en Madrid, Perón había tomado contacto con muchos líderes políticos de la vieja Europa, y conocía el entramado íntimo de las cuestiones internacionales. Estaba lejos de profesar ideas de izquierda, pero toleraba que en su movimiento avanzaran los que inspiraban esa corriente, y utilizaba a hombres de esa tendencia,(antes Cooke, después Gelbard) como enlace para establecer los puentes que le permitieran efectuar los cambios que la sociedad de ese momento demandaba, sin tener que recurrir a la violencia.

El General Perón conocía el entramado íntimo de las cuestiones internacionales.

Los distintos escenarios mundiales

El viaje de la Presidenta Cristina de Kirchner a Moscú, no incorpora ninguna novedad en el tablero internacional. La Argentina, en los últimos años, ha perdido gravitación por carecer de una política de perfil propio. La Rusia actual no es la poderosa Unión Soviética y su órbita de influencia, si bien sigue siendo una gran potencia, pero ha sufrido grandes desmembramientos como Ucrania y los países que estaban dentro de la llamada “Cortina de Hierro”.

En el escenario Latinoamericano, la aparición de Hugo Chavez en Venezuela, que se propone modificar la Constitución para la permanencia en el poder por tiempo ilimitado, es claramente el querer establecer una dictadura populista a contrapelo de la evolución política del mundo. El liderazgo de Lula en Brasil, es indiscutible y lo hace sin forzar ninguna situación y respetando a ultranza el sistema democrático de gobierno. En ese camino, se observa a un Chile con instituciones consolidadas y cambios firmes sin sobresaltos, lo mismo que en Uruguay con una tradición democrática impecable.


Así como aludimos a los hombres prominentes que hemos tenido a través de la historia como cancilleres de la República, no podemos menos que señalar los déficits que padecemos actualmente de hombres con talento que entiendan los procesos de cambios que se están dando en el mundo.

Y esos cambios se pueden dar, o se están dando, a partir de un nuevo liderazgo en la primera potencia mundial, que no dejará de serlo en el corto plazo, pero que deberá admitir que hay un nuevo escenario mundial que la obligará a compartir responsabilidades.

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