13.11.08

El proceso que arrancó con el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen. Memoria: un proceso saludable y difícil. Domingo 16 de Noviembre de 2008

Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

“La chusma” de Hipólito Yrigoyen al que llamaba “El Peludo” fue evolucionando hasta transformarse en los “cabecitas negras” de Eva Duarte. Onganía y el “cordobazo.”

Estamos conmemorando los 25 años de democracia en la Argentina, luego de un ciclo de gobiernos militares que irrumpieron en el escenario nacional a partir del golpe que destituyó al presidente Hipólito Yrigoyen en 1930. Para esa fecha la mayor corriente inmigratoria se había incorporado al país, y los hijos de los inmigrantes comenzaban a ejercer el derecho al voto y ya poblaban los establecimientos escolares y las universidades. La “chusma” en tiempos de Yrigoyen lo constituían los obreros fabriles, los barrios periféricos como la Boca, los peones de las estancias, los chacareros arrendatarios, los arrieros, los que abrían el surco con el arado de mancera, los que vivían de los productos de la tierra, de la granja que los proveían de la carne, de la leche, de los pollos, y los huevos. Vida de esfuerzos y sacrificios; lugares donde no llegaban los diarios y con mucha suerte se escuchaban las primeras radios y los radioteatros estaban en auge.

LAS MARCHAS MILITARES

Durante décadas nuestros oídos se habían habituado a la interrupción de los programas de radio, y a una voz autoritaria y solemne que trasmitía el “comunicado n°1” informando que las fuerzas armadas se habían hecho cargo del gobierno del país, y a partir de ese momento se establecía el estado de sitio en todo el territorio nacional. Se advertía además a la población que no podía haber reuniones de más de dos personas después de las 22 horas.
Estábamos acostumbrados a esa inestabilidad institucional. Salvo los militantes que se jugaban la vida, y jamás se resignaban a vivir bajo las botas, el resto de la población luchaban en sus lugares de trabajo para ganarse el pan de cada día. La mayoría poco entendía de los valores de la democracia y de la libertad, que resultaba ser una abstracción porque vivían esclavos de las necesidades elementales, y la ilusión de esos inmigrantes o hijos de inmigrantes, analfabetos o casi analfabetos, era que sus numerosos vástagos fueran a la escuela de campo y más tarde pudiesen cursar estudios superiores.

LA HISTORIA MÁS RECIENTE

A propósito de la instalación de algunas opiniones respecto de quiénes colaboraron con los regímenes militares, sería menester en todo caso instalar un debate serio y constructivo sobre cómo influyeron esos gobiernos en nuestras comunidades. Casi invariablemente, cuando se producían los golpes militares en la Argentina, los dirigentes políticos, empresariales y sindicales, de todo color y pelaje, tomaban contacto con los jefes militares alzados contra el sistema constitucional. En algunos casos como con el golpe de Onganía, se abrogó virtualmente la Constitución y se dictó un “Estatuto” de la Revolución Argentina con el objetivo de establecer una suerte de monarquía republicana.

EL CORDOBAZO

De donde menos se pensaba, vino la reacción contra el gobierno de Onganía. Se declaró una huelga general en Córdoba, a cuyo frente estaba Santiago Pampillón, obrero y estudiante, que en una refriega con la policía cayó herido de muerte con varios balazos en el pecho. A partir de allí, se produce el gran levantamiento a cuyo frente estuvieron Agustín Tosco (Luz y Fuerza) y Juan Malvar (gráficos) sin olvidar a René Salamanca, que salieron a la calle encabezando la columna de los 5.000 obreros de Smata, junto a los estudiantes y el pueblo cordobés que libraron una batalla que duró dos días. Ese Mayo francés de los cordobeses decretó la caída del gobierno de Onganía, que fue destituido por el general Agustín Lanusse.

ONGANÍA EN TRENQUE LAUQUEN

Trenque Lauquen fue el escenario más importante del gobierno de Onganía. Era comisionado municipal, Emilio Rutemberg. Por ese entonces se había constituido una Junta de Promoción con integrantes de los distintos partidos políticos (disueltos) y personalidades representativas de distintos sectores, incluido el cura párroco Emilio Ogñonevich. La movilización para recibir al presidente de facto no tiene precedente en la historia de nuestra ciudad. La comunidad –era 1968-estaba vivamente motivada en busca de definir su identidad y su futuro. Por encima de las diferencias ideológicas y partidarias, el objetivo común se llamaba Trenque Lauquen, y el propósito inmediato como plataforma de lanzamiento era lograr la instalación del Departamento Judicial, en una carrera de velocidad con Pehuajó. No se dejó de entrevistar a cuanto funcionario provincial y nacional tuviera algún grado de gravitación política.
Cuando se confirmó la venida de Onganía, a quien acompañaría el gobernador general Ibérico Saint Jean, la movilización adquirió niveles apoteósicos. En las instalaciones de la Sociedad Rural, se reunieron en un almuerzo entre 12.000 y 15.000 personas. Junto al gobernador Saint Jean venía Hugo Miori Pereyra, secretario general de la Gobernación, un hombre en las sombras que manejaba todos los hilos del entramado político y religioso. Pero la promesa del Departamento Judicial estaba asegurada.

UN PROCESO ENTRE LUCES Y SOMBRAS

Si somos honestos en el análisis, y dejamos de lado las subjetividades, lo que no es fácil, situados en el tiempo, la comunidad de Trenque Lauquen tuvo razones poderosas para movilizarse, más allá de las simpatías o desprecio que sintiera por el gobierno militar. El objetivo se había logrado. Pero hay mucho más para los objetores de conciencia. Con algunas excepciones muy notables, la mayoría de los dirigentes políticos nacionales de la época, de todos los partidos, los dirigentes sindicales y empresariales, pisaron las alfombras rojas de la Casa Rosada, y no todos para bendecirlos, sino que en algunos casos para reclamarles que se respetara la Constitución Nacional y se convocara a elecciones. Perón desde Madrid, alentaba las “formaciones especiales” (léase Montoneros) para que le pegaran en los costados más sensibles al régimen militar, y les hicieran la vida imposible. A otros los mandaba a negociar.

REACCIONES EN EL INTERIOR

En las comunidades del interior, lera diferente. Frente a la realidad de estar conviviendo con gobiernos militares que se sucedían unos a otros, el conjunto de la sociedad evaluaba las conveniencias de tener un comisionado militar en el municipio o una persona en la que el vecindario confiaba. Se presionaba para que sucediera el mal menor. Que hubiera alguien en el Palacio Municipal con quien dialogar,confiable y que trabajara por el progreso de Trenque Lauquen.
Así lo tuvimos, entre otros, de comisionados, a Pascual Laborde, Emilio Rutemberg, Eduardo Pérez Azumendi, Osvaldo José Zubía, César Armando Davis. Roberto Rodríguez Mera fue secretario de Gobierno, de Osvaldo Zubía. Tal vez pueda considerarse un error político, pero no se puede poner en duda que fue un hombre de profundas convicciones democráticas.

«Quien está libre de pecado...»

Hay muchas luces y sombras en la vida de las personas.”Aquél que esté exento de pecado, que tire la primera piedra”. Como sociedad estamos dotados de muchas virtudes, pero ello no nos exime de reconocer que también hemos sido cómplices en el silencio, en el mirar para el costado, en el “por algo será”, en la memoria débil, en las cobardes actitudes. La indiferencia y la falta de compromiso con la vida, con las instituciones, permitió que se arrasara con muchas vidas inocentes, y las que no fueron inocentes tenían derecho a ser juzgados, y en todo caso a morir peleando.
Tengamos la nobleza de reconocer las debilidades y no sólo ver la viga en el ojo ajeno. También mirar el nuestro...

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