30.10.08

Análisis tras un cuarto de siglo: Alfonsín, luces y sombras en la historia.Domingo 2 de Noviembre de 2008




Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

Analizar los primeros 25 años de democracia, después de la dictadura militar más sangrienta del continente, es tarea para los historiadores. Desde aquí tratamos de hacer una crónica de los hechos, si bien admitimos que difícilmente podamos desprendernos de las subjetividades, que tampoco evitamos. El mismo Alfonsín admitió que no creía poder ganar las elecciones de 1983, y cuando ello ocurrió no se exaltó de alegría, sino que pensó en la enorme responsabilidad que recaería sobre él a partir de ese momento.

A partir de ese momento, Alfonsín buscaba un acuerdo con el peronismo y le ofreció a Luder, la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, que éste declinó. En la campaña política cargó duramente con lo que él consideraba que se estaba tramando un Pacto Sindical-Militar para enfrentar un posible triunfo del radicalismo, que venía con el propósito de enjuiciar a los militares por la violación sistemática de los derechos humanos durante la represión, que no se limitó a combatir el desafío planteado por las agrupaciones guerrilleras sino que extendió su accionar represivo hacia todos aquellos que tuvieron un pensamiento de cambio en el país.

LA CONADEP

Una de las primeras medidas adoptadas por el nuevo gobierno fue la creación de la Comisión Nacional sobre la desaparición de Personas (CONADEP) presidida por Ernesto Sábato, cuyo extenso informe fue entregado al Presidente el 20 de septiembre de 1987, luego editado en forma de libro que salió a la luz pública como el “Nunca Más”, un alucinante relato sobre los centros clandestinos de detención, el oprobioso trato que recibían los detenidos-secuestrados, los fusilamientos clandestinos, la violación de las mujeres, los nacimientos de bebés en cautiverio, las torturas aplicando las técnicas más sofisticadas, los vuelos de la muertes, desde donde se tiraban a los cautivos al Río de la Plata desde los aviones, y muchas cosas más de imposible descripción.

LEVANTAMIENTO MILITARES

Durante la Presidencia de Raúl Alfonsín, hubo tres intentos de golpes de estado. El levantamiento carapintada de Campo de Mayo, en la Semana Santa del 20 de abril de 1987, encabezado por el teniente coronel Aldo Rico. Al conocerse la noticia, una enorme multitud se congregó en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno. Centenares de miles de personas venían en apoyo del gobierno constitucional. Se supo en esas horas dramáticas que el Presidente se trasladaba en helicóptero hacia Campo de Mayo para dialogar con el jefe rebelde. Así fue, y Alfonsín reapareció en los balcones de la Casa Rosada, y les dijo esas breves palabras que quedaron en la historia: “La casa está en orden. Felices Pascuas”.
A la enorme multitud les resultaba insoportable la idea de que su Presidente hubiera ido a dialogar con un oficial rebelde a su propia guarida. Después de ese primer alzamiento, hubo un segundo levantamiento en Monte Caseros en 1988. El tercero se produce el 4 de diciembre de 1988, en Villa Martelli, encabezado por el coronel Alí Seineldín, con muchos muertos y heridos en el enfrentamiento armado.
Seineldín asumió la total responsabilidad de los trágicos hechos. Fue sometido a juicio militar, degradado, y condenado a prisión perpetua. Con la llegada del gobierno de Menem al poder, se decreta una amnistía que benefició a 220 militares y a 70 civiles.

EL ENJUICIAMIENTO

El hecho más resonante durante la Presidencia de Raúl Alfonsín fueron los decretos 157 y 158 que disponían el enjuiciamiento de los dirigentes de las organizaciones guerrilleras, ERP y Montoneros y a los integrantes de las Juntas Militares que gobernaron el país desde el 24 de marzo de 1976. Hubo más de 800 testimonios. El Tribunal de enjuiciamiento lo presidía León Arslanian y el fiscal acusador era Julio César Strassera. El juicio público lo seguían millones de personas que se enteraron de lo que había ocurrido en el país en esos años de plomo y oscuridad. Los hombres más poderosos que habían dispuesto de la vida de miles de argentinos, estaban allí, sentados, imperturbables. El Tribunal dictó sentencia, condenando a Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Eduardo Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Eduardo Agosti a 4 años de prisión. Alfonsín venía sosteniendo que había tres niveles de responsabilidades en la justicia: los que impartieron las órdenes, los que la cumplieron con excesos, y los que se limitaron a cumplirlas.

LA CONDUCCIÓN ECONÓMICA

Dentro de un contexto internacional sumamente desfavorable, Alfonsín designa sucesivamente varios ministros de economía, comenzando por Bernardo Grinspun, y continuando con Jesús Rodríguez, Juan Carlos Pugliese y finalmente Juan V. Sourrouille. En el aspecto económico el país no encontraba el rumbo y deterioro social se profundizaba. La Confederación General del Trabajo, comandada por Saúl Ubaldini, decretó trece paros generales. Se la podría considerar una acción realmente desestabilizadora.
Si nos situamos en el presente sería algo inimaginable. Muchos años después –ya enfermo- Ubaldini habría confesado lo insensato de aquella acción que beneficiaba a los sectores más reaccionarios de la sociedad argentina, y alentaba a los militares golpistas que no le perdonaban a Alfonsín el haberlos llevados al banquillo de los acusados por violación sistemática de los derechos humanos.

Un verdadero líder democrático

Frente a Ronald Regan, en la mismísima Casa Blanca, el presidente argentino Raúl Alfonsín proclamó el derecho de los pueblos a la autodeterminación y se opuso a la destrucción del programa Cóndor II, de investigaciones espaciales y al Tratado de Tlateloco que impedía a los países latinoamericanos el desarrollo de la energía nuclear. Sin embargo fue un presidente muy respetado en Washington.
En este ligero esbozo de una de las personalidades más destacadas de la política argentina, pese a sus errores, surge nítida su pasión por el desarrollo de una política social que rescate a los hombres de la indignidad y del atraso. Fue quien luchó con ardor por los derechos humanos en la Argentina.
Y lo hizo no desde una mezquina especulación política, la formuló como verdadera política de Estado para todos los tiempos.Por eso el consenso a la hora del reconocimiento.

El gesto clásico en un Alfonsín añoso: inducir al diálogo que construye.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y las leyes de obediencia debida y punto final?

Anónimo dijo...

La verdad que Alfonsin fue un desastre, durante su gobierno el país vivió al borde de la desintegración, la hiperinflación fue la mayor en la historia argentina, durante su mandato cerrron millares de mediana y pequeñas empresas, se fundió el Hogar Obrero, Cooperativa centenaria orgullo de los argentinos, fundió un montón de bancos, se apropió de los ahorros de los pequeños y medianos ahorristas, soy de Rosario, y aquí la gente se subía a los techos de la casa con rifles y armas para evitar que le usurparan la casa, los comerciantes electrificaban la puerta de acceso al comercio para evitar que lo saquearan, muchos trenes y camiones no podían entrar a Rosario porque lo saqueaban, en síntesis su gobierno fue un rotundo fracaso, quiera Dios que nunca más un Alfonsín, ni un Menem ni todos estos traidores que vendieron las joyas de la abuela con la Reforma Constitucional del año 1994. A y durante los saqueos a supermercados en la época de ALfonsin murió gente inocente. Por eso no más militares, no más alfonsines, no más menem, y me reservo el pensamiento con respecto a los K. Esta gente vendió el patrimonio nacional a las compañías extranjeras. Por favor lean la constitucion peronista del año 1949 y se darán cuenta que esta clase de gente es infame traidor a la patria.