25.9.08

Un fenómeno del tiempo presente que llama a la reflexión: El misterio de la fe convoca multitudes.Domingo 28 de Septiembre de 2008




Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

El fenómeno religioso ha comenzado a atravesar los diferentes estratos sociales sin distinciones de condición social ni franjas etarias. Hay un regreso del hombre a la búsqueda de la trascendencia. Pero quedan muchos profetas de la nada y el facilismo.

En estos últimos tiempos, las convocatorias de algunas iglesias y predicadores, han reunido multitudes impresionantes de feligreses y de público que habitualmente no asiste a los templos a participar de una misa o a escuchar la palabra de los pastores. Lo ocurrido días pasados en la peregrinación a San Nicolás para venerar a la Virgen que hizo su aparición hace 25 años a una humilde mujer del lugar, excedió por lejos todas las previsiones. Más de 800.000 personas, de todas las edades y de diferentes condiciones sociales, se desplazaron como una marea humana, para elevar su oración, sus pedidos, sus súplicas y sus agradecimientos.
Estos episodios de encendido fervor, sucede en Corrientes con la Virgen de Italí o en Salta con la Virgen del Cerro, y muchos otros lugares del país y del exterior. En la historia de 2000 años de la cristiandad hay páginas oscuras protagonizadas por hombres con sus pasiones, sus odios, sus prejuicios, y hay ejemplos luminosos que marcaron el destino trascendente de la humanidad.
Si fijamos la mirada en quien entregó su propia vida para redimir al semejante, todas las construcciones físicas y filosóficas se derrumban ante esa proclamación epopéyica de: “Yo Soy el camino, la Verdad y la Vida, nadie llega al Padre sino por Mí”. Entonces llegan la reflexión, la sorpresa, aún de aquéllos que hemos alimentado por años ideales de redención humana, de lucha por la liberación del hombre, sometido a otros hombres, esclavizados por otros hombres de comunión diaria.

MUERTOS Y DESAPARECIDOS

Son esos seres humanos que en nombre de los valores de occidente, asesinaron o hicieron desaparecer a 120 religiosas y/o religiosos, entre ellos dos obispos como monseñor Angelelli de La Rioja y Ponce de León de San Nicolás, o el obispo Romero de San Salvador, que le dispararon un balazo en plena predicación en el templo. Pero hay más mártires en nuestro país, como la muerte y desaparición de 18 sacerdotes –Carlos Mujica entre ellos-, 11 seminaristas, 46 católicos laicos,40 protestantes. Sobrevivieron de los centros clandestinos de detención 34 sacerdotes. En muchas celdas estaban estampadas con sangre en las paredes, las cruces impresas por los religiosos y otros signos que delataban su fe. Ellos fueron en ese tiempo de oscuridad la proyección luminosa de una Iglesia, cuya jerarquía mantuvo cuanto menos una actitud complaciente con los horrores que se cometían en nombre de los valores de la cristiandad. Para ellos que entregaron sus vidas, como los religiosos palotinos entre una larga lista, pudo haber sonado las estrofas del Apocalipsis 12:10-11 “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el Poder y el reino de Dios,y la autoridad de su Cristo, porque ha sido lanzado fuera el acusador de muchos hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios, día y noche…(..) y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”.

IMPRESIÓN INDELEBLE

No es éste el motivo que ha inspirado esta nota, pero el autor pide disculpas en todo caso al lector, por haberse deslizado por el doloroso campo de una historia que desearía evitar, pero que está impresa indeleblemente en el propio tejido molecular. La descripción sin embargo, no conlleva odios ni rencores, es parte de una historia que es imposible desconocer.
Al retomar el relato del fenómeno de las grandes multitudes que se reúnen para venerar a la Virgen en sus distintas advocaciones, existe además de un sentimiento religioso, una interpretación que quien escribe se atreve tímidamente a esbozar. Quizá estamos frente a una profunda frustración de carácter colectivo, producto de una sociedad que ha abandonado los valores más importantes y trascendentes de la vida. Hubo tiempos en que las jóvenes generaciones peleaban por defender un ideal, se sumían en el estudio de la filosofía, de la sociología, del arte, de la política, de la religión. Se debatían con pasión los problemas del país, de los comportamientos sociales. Había algún lugar para la literatura, la poesía, la música. No es que ahora no lo haya, pero entonces marcaba la agenda del conjunto social.

SIN CREDIBILIDAD

Los partidos políticos y hasta el mismo sistema democrático están en discusión. No hay credibilidad en los políticos, menos en los sindicalistas, ni tampoco en los empresarios. Los medios de comunicación trasmiten toda la basura que aparece en la superficie. El periodismo se ha degradado y cualquiera se coloca detrás de un micrófono para articular palabras que atentan contra el lenguaje, y no pueden pronunciar diez palabras sin emitir las groserías más ramplonas. La mediocridad se apodera del poder político y hasta designamos embajadores a quienes podrían ser buenos punteros políticos. Se hace del disimulo y la mentira una virtud. Quien posea las mejores condiciones para transformar la falsedad y la mentira en verdad, resulta ser un talento de la política que merece que nos gobierne.
Parecería que quienes pertenecen a esa estirpe de los que creen en la verdad, en los valores de la justicia y en la dignidad del trabajo y el esfuerzo; los que aún creen que somos algo más que materia, y que la inspiración, la creación y el sudor tienen un significado trascendente en la vida, estarían en retirada o han optado por colocarse en la retaguardia hasta que pase el tsunami de la destrucción nihilista.

Los desbordes del abuso

Frente a ello, al hartazgo, al vacío existencial, a las miles de preguntas y casi ninguna respuesta, esas enormes multitudes acuden al sentir interior, esa voz que se escucha solo en el silencio, que hace que dejemos de mirarnos en el mundo exterior, y penetremos en nuestro propio mundo, que tiene mucho para decirnos sobre nuestras debilidades, nuestros falsos conceptos abrevados de esas fuentes contaminadas de otras parcialidades que transitan caminos hacia la nada. Cuando indagamos en lo profundo nos llenaremos de esa luz interior que viene de lugares desconocidos, pero de cuya existencia no dudamos. Por ello, San Nicolás reúne casi un millón de personas, y en contraposición un partido político, con mucho esfuerzo solo puede reunir algunos pocos miles. Si la Virgen es tan convocante, hay algo que está cambiando en la mirada interior de los seres humanos.
En el mes 9 del 2001 cayeron las torres gemelas, en el mes 9 del 2008 cayó el sistema financiero más poderoso del mundo, en el mismo lugar y en el mismo país.
Sin ingresar en lo oculto ni en lo adivinatorio, hay algo que está cambiando. Los excesos del materialismo exacerbado, han creado las condiciones para el quiebre de un sistema que arrolló sus propias defensas.

Multitudes en la festividad del Señor del Milagro en la provincia de Salta.

No hay comentarios: