21.8.08

Inquietud en los medios.Viernes 22 de Agosto de 2008

Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

La medida adoptada por el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), que ordena a Radio Continental levantar su programación que diariamente duplica por FM, ha generado una profunda inquietud en los medios de comunicación del país, por lo arbitraria de la resolución que altera las normas aplicadas hasta el presente. En las mismas condiciones que Continental estarían las emisoras como Radio Mitre del grupo Clarín, y Telefé de Telefónica.

En un comunicado dado a conocer por Radio Continental, se expresa que “lo sorprendente de la resolución del Comfer es que desconoce que la situación cambió a partir del decreto 1005/99, que reconoció expresamente el derecho de los radiodifusores a constituir redes privadas permanentes”. El actual titular del Comfer, Gabriel Mariotto (foto), que anteriormente había sido subsecretario de Comunicaciones de la Presidencia, es un hombre vinculado a los medios, ha sido invitado a disertar en la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), y se ha mostrado profundamente respetuoso de la libertad de expresión, por lo que llama aún más la atención la adopción de una medida claramente discriminatoria.

El gobierno nacional viene teniendo dificultades con la prensa en general y con los medios escritos en particular. En la medida en que se pone de manifiesto las desviaciones en que incurre, como alterar groseramente los índices de inflación que suministra un organismo intervenido (INDEC), y se describe los distintos frentes de conflicto que envuelve la acción del gobierno, el nerviosismo de algunos funcionarios, o tal vez del ex presidente, que no logra alinear a todos como es su deseo, entonces las reacciones se vuelven contra la prensa como si ella fuera responsable de los errores en que se incurre.

Esto que se observa no son síntomas alentadores. Existe preocupación en muchos sectores de la sociedad por la forma en que se manejan las cuestiones de Estado. Pareciera que se pretende gestionar en confrontación permanente, y aún no se han percatado que esa pertinacia en mantener un estilo, que si en otro momento de la vida del país pudo resultar exitoso, ya se observa su agotamiento. En lo interno, se confronta con el campo, con la Iglesia, con los empresarios no amigos, con los díscolos del propio partido gobernante, con los gobernadores que no les responden, con una transversalidad que ya no existe, y en lo externo dependemos de los bonos que nos compra el presidente Chavez, porque la Argentina no tiene fuentes de financiamiento exterior, mientras no arregle la deuda con el Club de París.

Todas estas cuestiones son demasiado evidentes como para disimularlas. En un sistema democrático, la obligación de un gobierno es la de convocar a todos al diálogo, porque en una sociedad plural se mueven distintas corrientes de opinión que también conllevan intereses. De no ser así, un gobierno se cierra en si mismo, dialogan entre tres o cuatro personas -porque ni siquiera se convoca a reunión de gabinete – y se le pierde el pulso a lo que ocurre en el seno de una sociedad con su compleja realidad social.

Los medios de comunicación no crean la opinión pública, eso sería menospreciar el juicio de la gente. Los medios en todo caso, y ésa es su principal misión, es reflejar lo que está en la superficie y lo que subyace en la conciencia colectiva.
Eso puede gustar o no, pero es la realidad. El paciente no puede enojarse con el médico que le diagnostica una enfermedad. Lo inteligente es aplicar la terapia adecuada para resolver el problema. Así de simple.

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