La Columna, edición del 24 de Julio de 2008

Una actitud de liderazgo personal

Decidirse a tomar el toro por las astas

Julio Cleto Cobos, un líder inesperado definido por aceptar el desafío de asumir un rol protagónico en el momento de mayor vulnerabilidad.

Todos hemos sido testigos, en los últimos días, de los aspectos visibles de una decisión que cambió el curso de los acontecimientos. La televisión, los medios gráficos, y los comentarios de toda persona con la que nos cruzamos nos han permitido pensar, explicar, y definir desde diferentes ángulos la opción por el no del Vicepresidente Julio Cobos.

Durante la maratónica y dramática sesión de 18 horas en que los Senadores debatieron el proyecto de ley que ya contaba con media sanción de Diputados y que ratificaría con algunas modificaciones la resolución 125, la posibilidad de un empate se fue acercando y todas las miradas convergieron en Cobos. Y aunque casi nadie hubiera querido estar en su lugar, forzado a desempatar en su rol de presidente de la cámara alta, no fue difícil identificarse con el costoso proceso de decisión que mostraba su cara y contaban sus palabras.

Decisiones cotidianas

Todos y cada uno de nosotros tenemos que tomar decisiones diariamente. Algunas tienen una importancia relativa en el desarrollo de nuestra vida, en tanto que otras impactan en ella. Técnicamente, decidimos a los efectos de resolver un problema actual o potencial, eligiendo una alternativa entre las disponibles. Muchas veces esto es casi automático, pero en otros casos requiere de análisis, comprensión y evaluación de la situación, los posibles cursos de acción y sus consecuencias. Y cuando las acciones no sólo nos afectan sino que afectan a otros, y la distancia entre causa y efecto se amplía, la toma de decisiones se complejiza.

Decidimos a partir de las experiencias pasadas pero al mismo tiempo involucrándonos activamente en la situación que enfrentamos.Haciéndonos cargo. Accionando. “Yo sé que me cabe una responsabilidad histórica en esto… Soy un hombre de familia como todos ustedes, con una responsabilidad en este caso.” manifestó Cobos

Interferencias

Cuanto más emotivo e intenso es el ambiente en el que estamos inmersos al decidir (y el Congreso de una democracia participativa no escapa a serlo), la habilidad de comprensión de la situación a través del propio juicio se ve debilitada por los llamados “ruidos externos”: la multiplicidad de información y estímulos, las presiones manifiestas y latentes, los condicionantes del resultado.

Mientras Cobos decía “Hay quienes desde lo político dicen que tengo que acompañar por la institucionalidad, por el riesgo que esto implica…” las crónicas periodísticas describían detalladamente las implacables estrategias con que ambos bandos habían intentado convencerlo.

Externos vs. Internos

Es posible que el impacto de estos factores provoque cambios en los paradigmas personales sobre lo social, lo organizacional, lo económico, lo cultural. Cambios que dependen menos de los ruidos externos que de la personalidad y la historia del “presionado”. Se crean así lo que la teoría de decisiones llama “ruidos internos” y que no es ni más ni menos que la articulación de la nueva información con los propios modelos mentales, las convicciones, el sentir.

“Vuelvo a decir que es uno de los momentos más difíciles de mi vida. No persigo ningún interés. Estoy expresando o tratando de expresar lo que mi convicción, mis sentimientos, empujan la decisión, muy difícil seguramente”. La desordenada construcción del discurso de Cobos, siendo un hombre instruido, y la vacilación de su voz, revelaban la contradicción entre ruidos externos e internos.

Definición

La forma de resolver esa contradicción es asumir el rol. Definirse. Tomar el toro por las astas. La capacidad de decidir es clave para el desarrollo del liderazgo personal. Los líderes personales deciden hacerse cargo de su propia vida, consideran que el liderazgo no se debe a un título o a una posición sino al rol desempeñado aceptando los riesgos y responsabilidades que conlleva. Se animan a salir del confort aún a costa de romper el status quo, se guían por sus valores y principios. Comunican lo que sienten y se hacen cargo del hacer.

“Quiero seguir siendo el vicepresidente de todos los argentinos, el compañero de fórmula hasta el 2011 con la actual presidenta de los argentinos. No puedo acompañar y esto no significa que estoy traicionando a nadie. Estoy actuando conforme a mis convicciones. Yo le pido a la presidenta de los argentinos que tiene la oportunidad de enviar un nuevo proyecto que contemple todo lo que se ha dicho, todos los aportes que se han brindado, gente de afuera o aquí mismo. Que la historia mi juzgue, pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo, mi voto es en contra”

Con su nerviosismo y sus vaivenes conceptuales, Cobos no fue un líder carismático, potente y convocante, pero fue el líder posible. Posiblemente, ese sea su principal logro, más allá de los resultados.