22.5.08

Enfoque, el 25 de Mayo tendrá dos actos distanciados: La historia que convoca a los argentinos. Domingo 25 de Mayo de 2008

Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

El país se mantiene dividido desde hace más de dos meses por la crisis que enfrenta al gobierno nacional con el sector productivo más importante, el campo. Hoy, ambos convocaron a sus seguidores para rendir homenaje a los revolucionarios que iniciaron el camino de la República hace casi 200 años atrás.

Un 25 de Mayo crispado. Dos actos que expresan distintas formas de visualizar el país que anhelan los argentinos. Siluetas que se bifurcan en diálecticas difusas que intentan autojustificarse para mostrar verdades incompletas. Allí donde debe gobernar la razón, pareciera que prevalecen los sentimientos antagónicos acicateados por el deseo de imponer el propio modo de interpretar el pasado para adaptarlo a las circunstancias del presente.
Desde lo alto del poder, se lanzan consignas que exaltan supuestos logros del presente que estuvieron ausentes durante 200 años. Cada uno que llega cree estar “refundando” la Argentina. Lo hemos experimentado los ciudadanos de este país nuestro en varias oportunidades en el curso de los últimos 50 años. Y cada vez que se escuchan esas voces providenciales, resultan ser anticipos de posibles muestras de intolerancia.

VERDADES

Vivir en democracia significa capacidad de diálogo, esfuerzo intelectual para interpretar los argumentos opuestos a los propios, sin renunciar a las ideas que nutren las convicciones profundas. Nadie nace con la verdad a cuestas. El encuentro con la verdad, es un ejercicio permanente entre los opuestos, no para imponer sino para esclarecer posiciones. Lo que está fuera del dogma de la fe, queda en el amplio espacio del disenso. Y en ello interviene la política que es la ciencia que estudia la organización de la sociedad y el funcionamiento de los organismos del Estado.
Hubo muchas experiencias de organización de la sociedad a través de los siglos. Desde antes de la era cristiana se aplicaron diversas formas de organización. En tierras americanas los mayas, los aztecas y los incas crearon imperios donde prevalecía la explotación colectivista de la tierra en beneficio del Estado gobernado por castas que erigían en dioses o semidioses a los jefes supremos de la comunidad.
Hubo civilizaciones avanzadas como los persas, los egipcios, los griegos y los romanos entre otras. Pero a partir del advenimiento de Jesús, de sus enseñanzas, de la creencia en un Dios único, el hombre, el ser humano, adquiere otra dimensión. Ya no sólo es un ser con capacidad de razones y entender, sino que el hábito de vida está en el invisible poder de su espíritu. A partir del desafío al poder de la jerarquía sacerdotal de su tiempo, avalada por la fuerza del imperio romano, un solo hombre con su lucha y con su muerte instala las bases de una nueva civilización, la civilización del amor, encarnada en lo más excelso de la creación: el hombre.

LAS REVOLUCIONES

El respeto por la dignidad del ser humano, modificó las estructuras del poder cimentadas sobre la fuerza y la explotación del hombre en beneficio de las castas privilegiadas.
Todas las revoluciones sociales se hicieron en nombre de la justicia y la libertad, que es connatural de todo ser nacido de vientre de mujer. Las revoluciones produjeron quiebres en la evolución de la historia humana, desde la sublevación de los esclavos, pasando por acontecimientos que conmocionaron al mundo como la Revolución Francesa que tuvo enorme influencia en los hombres que protagonizaron en nuestro país, el pronunciamiento del 25 de Mayo de 1810, y más tarde la Declaración de la Independencia, uno de cuyo impulsor más vehemente se llamó José de San Martín, para poder emprender la gesta libertadora.
Echar una mirada al pasado nos ayuda a entender los acontecimientos del presente y nos sirve de lección y aprendizaje para no caer en errores pretéritos. Nos cuesta mucho a los argentinos transitar nuevos caminos que nos permitan alejarnos de antiguas tortuosidades que demoraron el avance por caminos de convivencia civilizada.

EL PAÍS

Ello tiene su explicación en la carencia de ideas claras sobre el país a que aspiramos. Existe una tendencia permanente a la improvisación. Por mucho que se hable de “modelos”, en realidad no se está visualizando el formato de un proyecto consensuado que nos represente genuinamente.
Por lo demás, resulta ilusorio creer que un determinado proyecto de país pueda surgir espontáneamente de alguna mente iluminada, que hace mucho tiempo no aparece entre los argentinos, y si existiera, es probable que esté en las sombras de la indiferencia, porque los más capaces generalmente son los menos consultados por la dirigencia política.
Un proyecto es el resultado de una amplia consulta a todos los sectores representativos de una comunidad. Es un acuerdo consensuado que emana de los distintos estamentos sociales, económicos y culturales de un país. Para ello es menester salir de la coyuntura y proyectar la mirada con proyección hacia las próximas generaciones para no enredarnos en los intereses menores de la política cotidiana que obnubila los sentidos y le resta grandeza a las grandes decisiones que pertenecen a los estadistas.

EL TIEMPO QUE NOS TOCA A TODOS

No queda demasiado tiempo para definir conductas. Es imperativo de la hora desmontarse de los intereses personales o sectoriales, de los orgullos personales, de las cuestiones banales y afrontar los problemas con seriedad y profundidad haciendo honor a lo mejor de nuestra historia e inspirándose en el legado de quienes entregaron sus afanes para construir el país que tenemos, que no salió de la nada.
Hubo en el medio demasiado lucha, demasiadas frustraciones, víctimas y mártires, vencidos y vencedores. No queda margen para especulaciones menores. Hay mucha precariedad institucional todavía como para jugar al gato y al ratón. Enfrentemos la realidad con valentía, con mucha honestidad intelectual y nos dejemos llevar por los impulsos o los consejos de aquellos que sólo pueden mirar su propio ombligo.

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