| Escribe: Juan Nazar Lebnen Director de La Opinión Para bien o para mal, la Argentina está habituada a los grandes liderazgos. Pero esto no es novedoso, también es un fenómeno que recorre a toda América Latina, y países de otros continentes. La diferencia radica en que en aquellos países más evolucionados políticamente, los líderes se someten a las normas constitucionales y no se empeñan en permanecer en el poder, aún a costa de tener que reformar la propia Constitución Nacional. En el siglo pasado, después de la Segunda Guerra Mundial, surgieron poderosos líderes europeos como Winston Churchill y Charles De Gaulle, con un gran prestigio y una enorme popularidad. Después del conflicto bélico, ambos estadistas que condujeron la guerra contra la Alemania nazi, se presentaron en las elecciones convocadas en sus respectivos países para elegir democráticamente a quienes debieran hacerse cargo de la conducción nacional después de la cruenta guerra que dejó a una Europa destrozada. Contra la mayoría de las previsiones, Winston Churchill pierde las elecciones a favor de los laboristas. Por su parte De Gaulle, después del mayo del 68 de la rebelión estudiantil, se retira definitivamente de la vida política. HÉROES Verdaderos héroes en sus respectivos países, reconocidos mundialmente como grandes estadistas, hombres de la guerra y de la paz, pensadores de vasta ilustración que habían ingresado a la historia de los grandes de la humanidad, estos hombres supieron entender los signos de los tiempos, y llegado el momento tomaron sus mochilas y se alejaron del escenario político, para ingresar por el pórtico de la gloria. Es una pena que el otro grande de la historia de la última guerra, José Stalin, que conduzco a su pueblo a la victoria, no haya tenido la grandeza de preparar a su enorme país para la nueva etapa de transformación que se avecinaba en el mundo. Si en lugar de establecer una cruel dictadura, hubiera permitido un suave desplazamiento hacia formas más democráticas y evolucionadas, seguramente que años después no se habría dado la desintegración de lo que fuera la Unión Soviética, o por lo menos no en la forma en que ocurrieron los hechos posteriores. No fue bueno para el mundo que quedara una potencia hegemónica que con su poder económico, político y militar, controlara el planeta. En su momento, gracias a la existencia de la Unión Soviética se produjo en los años 60 la descolonización de los territorios en varios continentes y la independencia de muchos de los países del continente africano. Todas las dictaduras, sean de las llamadas de izquierda o de derecha, retrasan la evolución de los pueblos. UN DIRIGENTE CREÍBLE Bienvenidos los cambios que se están produciendo en América Latina de un giro hacia la propia esencia cultural de sus pueblos. El tema central es que en ese giro no se apresuren los tiempos, y que todo se vaya dando sin alterar demasiado el estatu quo que genere conflictos evitables. Hay intereses muy poderosos y profundamente arraigados que vienen desde los tiempos de las colonias, y por mucho que se quiera desterrarlos difícilmente se logre si no es mediante el consenso y la persuasión. Tampoco funciona eso de buscar enemigos internos y externos para lograr adhesiones. Esa no es una fórmula nueva, y no tiene nada de creativa. Ya la conocen la mayoría de las personas, por lo que el mejor método en política como en la vida, es decir la verdad. Y aunque suene a ingenuidad, es esto lo que la gente prefiere. Es desprestigio de los políticos está asociado al engaño, a la mentira. Un dirigente social, como De Angeli, es creíble porque sus palabras –mal pronunciadas- traducen honestidad, expresan una verdad. En lo profundo de la sociedad subyace el sentimiento de lo auténtico, del espejo que refleje la desnudez de los rostros y las miradas limpias, de esas que no engañan. Hay una suerte de hartazgo de ese muestrario de pasarela, que sirven para un momento de distracción, pero no pueden transformarse en códigos de vida. Si no se vuelve a las fuentes de los auténticos valores, aquellos que inspiran las nobles y justas acciones que sirven para exaltar la condición humana, es de temer que con discursos altisonantes y fórmulas perimidas, no ayudaremos a provocar esa sinergia tan necesaria entre los grupos humanos para alcanzar objetivos superiores. | |
24.4.08
Las enseñanzas de la historia.Lunes 28 de Abril de 2008
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4 comentarios:
¿Este diario sigue siendo La Opinión o es La Nueva Provincia?
Se han puesto derechozos.
Ahora resulta que la Sociedad Rural es revolucionaria!!!!!!!!!!!
Gracias por el humor.
Excelente el artículo de hoy.
Todavía hay quienes no perciben el efecto dominó que puede producir la actual situación.
Muy buena también la sección Editorial.
Bien Chiquita, ¿sos la que todavía llorás por la UCR?
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