24.4.08

Política: lo que no se ve bien.Miércoles 30 de Abril de 2008

Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

El análisis de la ordenanza impositiva elevada por el Departamento Ejecutivo para ser tratada en el Concejo Deliberante, mereció en primera instancia la aprobación del Cuerpo con el voto en contra del bloque de concejales del radicalismo. No sucedió lo mismo en la asamblea de mayores contribuyentes que por la paridad de votos no pudo ser convalidada.
La ley Orgánica Municipal establece la convocatoria a la asamblea de mayores contribuyentes, un anacronismo que cuando se trata la reforma constitucional en la provincia en 1994, los constituyentes no se preocuparon para nada en actualizar la ley que rige la vida de los municipios.
Los de “mayores contribuyentes” es una ficción. En su momento cuando fue sancionada la ley Orgánica, en el espíritu de los legisladores, se pretendió darle a esta asamblea el carácter de consulta a los sectores que más contribuían con el erario público, para lo cual se abría un registro de quienes estaban en condiciones de reunir los requisitos exigidos por la ley.

ANACRONISMOS

Más tarde hubo algunas modificaciones y los mayores contribuyentes los elegían los partidos políticos con representación en el Cuerpo deliberativo. De todos modos, es un instrumento que ya no responde a las motivaciones que inspiró su creación (los mayores contribuyentes), que tenía que ver con la consulta a los sectores de las fuerzas de la economía, que con el tiempo deriva en una representación ampliada del Concejo Deliberante.
El actual tratamiento de la ordenanza impositiva, ha quedado neutralizada por el rechazo de la oposición radical en la asamblea de los contribuyentes. Se abre ahora una nueva instancia, a partir de los contribuyentes electos en la última consulta electoral del mes de octubre pasado.

CUESTIONES POLÍTICAS

Lo que se producirá será una demora en la sanción del instrumento que necesita el Departamento Ejecutivo para el cobro de las nuevas tasas y contribuciones que regirán para el presente ejercicio. En el medio de esta puja del ir y venir a ninguna parte, se sustancian cuestiones políticas de cómo se posicionan ante la comunidad los sectores que tienen la responsabilidad que le confirió la ciudadanía al momento de ser electos.
Lo que ocurre en el Concejo Deliberante se refleja en las columnas de La Opinión desde la recuperación de la democracia en el 83, y antes, durante los gobiernos constitucionales. Nos ha importado mucho escribir las crónicas –que mañana serán historia- del comportamiento de las representaciones políticas en el parlamento local.
De no ser por los medios de comunicación, casi nadie estaría informado de lo que hacen o dicen sus concejales. Es por ello que damos mucha importancia y trascendencia a todo lo que allí se debate. Porque queriéndolo o no, el recinto se transforma en la caja de resonancia de las inquietudes comunitarias. Y a veces existe la sensación en el seno de la comunidad, de que desde ese prominente lugar donde se emiten tantas opiniones, a veces se pierde el contacto con la realidad.

CON EL PUEBLO

Antes que responder a las motivaciones políticas del momento que son muy respetables, no habría que perder el contacto con lo que piensa el pueblo, que cada día vuelca sus afanes en las calles urbanas y rurales de nuestro distrito.
No cae bien a la gente de a pie, los tironeos políticos entre facciones. No cae bien que por falta de inteligente entendimiento entre los bloques, los argumentos esgrimidos no hayan servido para avanzar y por el contrario se retroceda a fojas cero para volver a comenzar.
Si se depusieran las pasiones a favor del razonamiento inteligente, es probable que los resultados fueran más positivos que los obtenidos. En algún momento y en algún punto, siempre aparecen alternativas que aún en el disenso político se pueden compartir, sin que nadie se ve precisado a violentar ningún principio.
A veces hay que resignarse a no ganar una pulseada, sino en buscar con sentimiento de grandeza, la coincidencia con el otro para brindar el mejor servicio al conjunto de la comunidad que observa desde un lugar alejada de las facciones políticas.

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