10.4.08

El periodismo, ¿espejo de políticos y gobernantes o de la realidad social?: Críticas a los medios de comunicación. Domingo 13 de Abril de 2008

Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

El gobierno nacional lanzó el “Observatorio de medios” que fue rechazado por el periodismo en todo el país. Se intenta controlar lo que se dice para evitar cuestionamientos a los actos gubernamentales. En ese contexto, la inoportuna crítica del intendente Barracchia a un periodista de este diario.

La asamblea de directores de ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas), a la que pertenece La Opinión, sesionó los días 10 y 11 del corriente en la ciudad de Buenos Aires. A su término dio a conocer una declaración de fuerte tono crítico hacia determinadas medidas que implementa el gobierno nacional que elige la “confrontación como método...y que es generadora de conflictos y perturba la convivencia armónica en democracia”.
Sostiene que “cada vez son más frecuentes e irritantes” los condicionamientos a la libertad de prensa en el país por parte del gobierno nacional. “Es quizás éste el momento en que esa incomodidad con el ejercicio de la libre expresión se ha traducido en reacciones más intemperantes”.
La declaración se detiene en la iniciativa del relanzamiento del Observatorio contra la Discriminación a la que describió como “una tarea de vigilancia” sobre la prensa. Señala la declaración que “se trata –el Observatorio- de un instrumento que bajo el eufemístico objetivo de la diversidad, apunta a controlar la tarea informativa desde diversos organismos del Estado, algunos de ellos con poder punitivo, como el Comfer”.
El tema de la libertad de prensa y de expresión, ha tenido sus idas y venidas a través de los tiempos. En toda dictadura, a lo primero que apuntan es a la prensa a la que consideran que debe ser instrumento del pensamiento oficial. De no ser así, se pasa a la clausura, la persecución de los periodistas y la muerte.
Cientos de periodistas han conocido la cárcel, la tortura y todo tipo de vejámenes, en nuestro país y en el mundo. En muchos países de Oriente –para ejemplificar- aún en aquellos que se adaptan a ciertas modalidades occidentales, les resulta de una gran incomodidad los medios de prensa que no están alineados con el pensamiento oficial. Los gobernantes –por lo general- suelen tener sueños obsesivos con la prensa, y en especial con la prensa escrita, que de algún modo, con el relato de los hechos cotidianos, ayuda a los historiadores a escribir la historia grande de un país, un pueblo, una región.
Como en cada hombre público existe la secreta esperanza de su trascendencia a través del bronce, considera legítimo que su obra y acción de servicio quede por siempre estampada en letras de molde para ser reconocida por la posteridad. Cuando eso no ocurre, la furia suele enceguecer sus decisiones y entonces se apela a la violencia que tiene múltiples formas de expresarse.

EN EL PAÍS

Esta limitación a la libre expresión, tiene una ida y vuelta. Lo ha dicho la actual Presidenta de los argentinos en varias oportunidades, y ya siendo senadora nacional, invitada por ADEPA, expresó que los ciudadanos comunes también tienen el derecho de ser oídos y de manifestarse a través de la prensa.
Sugirió que es una suerte de dictadura el que los medios periodísticos puedan decir y opinar sobre todo, pero que discriminen a la hora de trasmitir aquello que no concuerda con su línea editorial. Dentro del periodismo, como en toda profesión, tenemos de todo, incluso los que se disfrazan de periodistas para volcar por medios tecnológicos el revulsivo de sus propias miserias. Desde este lugar tenemos plena coincidencia con la reflexión, de la señora Presidenta, y es por ello que invariablemente reflejamos en esta publicación todas las opiniones del cotidiano acontecer de nuestras comunidades.
Pero es el gobierno y las instituciones de la democracia, que han sido elegidos por el voto popular, los que deben cumplir irrestrictamente con los postulados establecidos en la Constitución Nacional. No hacerlo así estaríamos violentando principios esenciales que exceden lo profesional para ingresar al plano de la conciencia individual.

EN EL DISTRITO

En estas horas estamos debatiendo en Trenque Lauquen, las expresiones contenidas en una de las últimas declaraciones del intendente municipal, Dr. Jorge Barracchia, referidas al columnista de este diario y de Radio Omega, Carlos Prono, por comentarios realizadas por éste respecto de la ordenanza impositiva.
Sobre el tema, no entraremos en detalle que ya fueron expuestos en la edición de La Opinión del día de ayer. Nuestro periodista ingresó a este diario siendo muy joven y se formó en la redacción con enorme esfuerzo personal.
A través de 20 años de ejercicio de la profesión en este lugar, amplió sus conocimientos, enriqueció su estilo, y consolidó su natural vocación por el diálogo abierto y sin prejuicios, en línea con el pensamiento que inspira la dirección de este diario, porfiadamente democrática.
La reacción del intendente ante consideraciones de neto análisis periodístico, han sido tan inoportunas como agraviantes, y menoscaban la dignidad de todo el personal de la redacción, de la que no está excluida la propia dirección. Realmente nos sorprendió porque conociendo su temperamento, podíamos esperar una recriminación, nunca un agravio, en mérito a su elevada función y su claro discernimiento.
Pero cada quién es dueño de sus palabras y de sus silencios. Todos, en este mundo, estamos compelidos a hacernos cargos de nuestros actos. Más temprano que tarde, deberemos responder primero, a la voz de la conciencia y más tarde, seguramente, a la confianza que la sociedad nos ha conferido.
En nuestro caso, a diario rendimos examen ante nuestros lectores, los gobernantes lo harán ante la ciudadanía.

NO ES LA PRIMERA VEZ

Estos episodios lo hemos vivido muchas veces en la larga historia de este diario. En tiempos del comisionado coronel Bustos, fuimos llamados al despacho municipal, para advertirnos de que si seguíamos con la prédica periodística cuestionando los actos de su gobierno, no nos aseguraba nuestra seguridad. Muy posteriormente, ya en tiempos democráticos recientes, el jefe de Redacción fue poco menos que invitado a abandonar nuestro distrito, por no haber nacido en este lugar.
Hubo muchas situaciones que sería largo, tedioso e innecesario enumerar.
No nos interesa hacerlo. Y menos aún victimizarnos. Cumplimos con nuestro deber periodístico, colocando por encima de todo, la vocación por el bien común. Jamás nos apartaremos de esa premisa fundamental.
Cultivamos la comprensión y el entendimiento entre los seres humanos por mucho que nos diferenciemos en las ideas. Bregamos por la unidad del pueblo en el que vivimos, detrás de las grandes consignas que hacen a su grandeza, a partir de la grandeza de sus propios dirigentes. No pateamos hormigueros, preferimos sembrar ideas.

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