10.4.08

Acerca de religión y negocios.Jueves 10 de Abril de 2008

Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

En el diario “La Nación” de estos días apareció una nota escrita desde Miami en sus «crónicas norteamericanas», por el periodista Mario Diament, en torno a lo que él denomina «los predicamentos de la Teología de la Prosperidad» sobre la cual sus predicadores «se han hecho groseramente prósperos».
Diament enumera el caso de Ceeflo Augustus Dollar, Jr., un ex terapeuta especializado en psicodrama, hoy pastor televangelista, fundador de The Christian Word Changer Ministers (el título puesde significar «cambiadores del mundo» como «cambistas del mundo»): es dueño de dos Rolls Royce, tres jets, una mansión en Georgia y un departamento en Manhattan.

LA FE MILLONARIA

Prosigue Diament que Jouce Meyer, una autora televangelista cuyos programas se emiten en más de 150 países, admite ingresos cercanos a los 100 millones de dólares anuales, tiene propiedades en todo el mundo y no se mueve sin su jet.
Toufik Benedictus «Benny» Hinn, hijo de un palestino y de una armenia, fundador de la World Healing Center Church and Benny Hinn Ministries, presume de curar enfermos y es conocido por no escatimar en sus extravagancias. Pidió a sus miles de adeptos contribuciones para comprarse un avión jet Gulfstream G4SP valuado en 36 millones de dólares.

RICOS Y POBRES

Estos nuevos «mensajeros» del Cielo, utilizan las Escrituras Sagradas como el método infalible entre sus adeptos para enriquecerse. Uno puede leer -dice Diament- en las epístolas de Pablo que «el amor al dinero es la raíz de todos los males», pero los proponentes de esta singular teología prefieren desechar esta noción y citar a Pablo en otra de sus epístolas (1 Corintios 8:9) cuando dice: «Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por amor de vosotros se hizo pobre, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos». Sigue Diament, diciendo que «la propuesta es tentadora. Si además de encontrar la salvación y la paz, uno puede hacerse de una fortuna, la fe se convierte en una inversión muy interesante».

NACER EN LA POBREZA

San Mateo y Lucas, nos narran el nacimiento de Jesús en Belén de Judá, en tiempos del Rey Herodes, bajo el imperio de César Augusto, y en «un establo porque no había otro sitio para ellos», cosa normal y frecuente aún hoy en Palestina. Según los apóstoles, la Virgen María dio a luz en un establo en viaje a Belén para cumplir con el mandato de Herodes de censar a toda la población. La Virgen doncella envolvió al niño en pañales limpios y lo acostó en un pesebre.
El relato bíblico cuenta que vinieron los Reyes Magos de lugares lejanos (Persia) para adorar al niño y le trajeron de regalo oro, incienso y mirra (San Mateo 2,11). Eso les hace suponer a estos nuevos mensajeros del cielo, que los padres de Jesús se habrían vuelto rico con esos regalos, aunque el pobre José siguió trabajando la madera como carpintero.

QUE IMITEN A JESÚS

Estos televangelistas que mencionamos dicen que Jesús nació rico pero prefirió ser pobre. Hasta donde conocemos, Jesús ayudaba a su padre en el oficio de carpintero. Es decir, tenía una vida de trabajo como cualquier niño de una familia común, sin fortunas personales.
Pero en el extremo de admitir que fuera cierto que Jesús decidió ser pobre siendo rico, ¿por qué estos televangelistas no lo imitan y se transforman en pobres? Con una fortuna tan inmensa, además, les vendría bien recordar el diálogo del hombre rico que se acercó a Jesús para preguntarle: ¿»Maestro, que debo hacer para heredar la vida eterna? A lo que Jeús respondió: «Ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». (Mateo 19. 16-22/ Lucas 18. 18-23).
Algunos -y no incluyo a los beneméritos evangelistas de nuestros pueblos- de estos telepredicadores internacionales, son farsantes e hipócritas. Usan de la fe de miles de personas para llenar sus bolsillos. Predican el Evangelio desde su propia conveniencia y torcida interpretación.
Si buscamos realmente cambiar a una sociedad que camina por rumbos equivocados, lo mejor sería dar testimonios de vida, como la dio Jesús en su condición de hombre, que fue insultado, vejado, humillado y crucificado, por el tribunal eclesiástico de su tiempo y por una sociedad que no quiso enfrentar sus propias debilidades y exhibir sus propias miserias interiores.

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