6.3.08

El conflicto Colombia – Ecuador y Venezuela, y sus derivaciones: La encrucijada de los latinoamericanos. Domingo 9 de Marzo de 2008



Escribe: Juan Nazar
Director de La Opinión

El director de este diario reflexiona sobre la crisis desatada en las fronteras de América del Sur y las derivaciones sociales que subyacen en los países de este hemisferio.

Los últimos acontecimientos ocurridos a nivel internacional con la violación de la frontera por parte de fuerzas militares colombianas que ingresaron a territorio de Ecuador para abatir al jefe guerrillero Raúl Reyes, ha conmovido a todo el continente. Con excepción de los Estados Unidos, involucrado en el hecho, la casi totalidad de los países latinoamericanos condenaron esa incursión punitiva.
Por su parte la Organización de Estados Americanos (OEA) en reunión de urgencia expresó que “el hecho ocurrido constituye una violación de la soberanía y de la integridad territorial del Ecuador y de los principios del derecho internacional”, una tibia declaración que puso de manifiesto las dificultades de la diplomacia para avanzar en términos más categóricos.
La declaración no podía decir algo distinto, puesto que el artículo 11 de la Carta de la OEA expresa casi textualmente lo mismo. En la Argentina se vivió un hecho similar cuando un comando israelí secuestró en Buenos Aires, el 11 de mayo de 1960, al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, lo que generó un fuerte debate político durante la presidencia del Dr. Arturo Frondizi, que emitió una enérgica protesta al gobierno de Israel de Ben Gurión.
El jefe del operativo que capturó a Eichmann, el agente secreto Peter Malkin, siempre negó que el gobierno argentino tuviera conocimiento del plan elaborado minuciosamente durante mucho tiempo. Eichmann vivía en una casa misérrima en San Fernando y se hacía llamar Ricardo Klement. Fue por entonces una clara violación de la soberanía y del derecho internacional, que no pasó a mayores por tratarse del personaje más buscado después de la Segunda Guerra Mundial.

EN LA ACTUALIDAD

En las circunstancias actuales, y por imposición de los Estados Unidos, se ha acuñado el calificativo de terrorista, que cobra impulso después de lo de las Torres Gemelas, a todo acto de guerra que vaya en contra de las fuerzas que respondan a la potencia dominante. Existe una una línea muy delgada entre una legítima resistencia armada y un acto terrorista.
Las organizaciones armadas que luchan en Medio Oriente, como Hezbollah, calificadas de terroristas, son en realidad fuerzas no convencionales que combaten a quien consideran sus enemigos ocupando territorios que no les pertenecen.
El IRA, ejército revolucionario irlandés, que luchó durante décadas por la independencia de Irlanda contra el Reino Unido, fue considerado terrorista hasta que finalmente se le reconoció su verdadera condición de combatientes por la libertad, y concluyó deponiendo las armas previo acuerdo político que salvaguardó los principios por los cuales lucharon durante varias generaciones.

CRÍMENES

En estos días hubo manifestaciones en distintas ciudades de Colombia y de Europa en solidaridad con las víctimas de los grupos paramilitares de ultra derecha y contra los “crímenes de Estado” que no tuvieron la difusión que lograron los que marcharon en todo el mundo en favor de la paz y de los secuestrados por la guerrilla.
Los paramilitares son organizaciones criminales apoyadas por el ejército colombiano compuesto de mercenarios, que intimidan, matan y roban con total impunidad. El movimiento de víctimas de la represión ilegal, ha dicho que intenta rendir homenaje a los 4.000.000 de desplazados, 15.000 desaparecidos y 3.000 personas halladas en fosas comunes. “Entre 1982 y el 2005, los paramilitares perpetraron más de 3500 masacres, y robaron más de 6.000.000 de hectáreas de tierra. Desde 2002, después de la desmovlización que dispuso el gobierno de Alvaro Uribe, han asesinado a 600 personas cada año y llegaron a controlar el 35% del Congreso”, señala el comunicado del movimiento.

COLOMBIA

La mafia colombiana lo tuvo a Pablo Escobar, jefe de Cartel de Medellín, como a uno de los hombres de mayor influencia económica y política. Poseía una fortuna –según la revista Forbes- de 3.000 millones de dólares, una de las más importantes del mundo. Mandó a asesinar al candidato presidencial Luis Carlos Galán, quien era el favorito para ganar las elecciones, y se supone que también ordenó el asesinato del ministro de Justicia de Colombia Rodrigo Lara Bonilla, en 1983, por oponerse a sus planes. Fundó el primer grupo paramilitar moderno–MAS- y se lo vincula al asesinato de 4.000 personas.
El Presidente Alvaro Uribe, se esfuerza ahora por limpiar su imagen que en el consciente colectivo estuvo vinculada a los jefes de las mafias que asolaron el territorio colombiano. No es extraño que los Estados Unidos, hayan volcado alrededor de 10.000 millones de dólares para apoyar a este gobierno que ha sido electo por amplia mayoría, y le responde incondicionalmente. Esa ayuda financiera ha sido destinada especialmente para el equipamiento de las fuerzas armadas, hoy una de las mejor preparadas del subcontinente.

EL REVERSO DE LA MEDALLA

No es extraño que una organización guerrillera como las FARC, lleven más de 40 años ocupando gran parte del territorio colombiano. En ese extenso país, donde la violencia se instaló desde los días de la independencia, y la diferencia entre los que tienen mucho y los que no tienen nada es abismal, no es demasiado complicado sacar algunas conclusiones.
Los índices de pobreza a nivel nacional –que se agudiza en las zonas rurales- es del 64%; el de pobreza extrema del 23%; pobreza de 2 dólares diarios 18%. Los cálculos más bondadosos estiman que el 52% de la población carece de ninguna cobertura de salud. La tuberculosis, enfermedad ligada a la desnutrición y la pobreza, se ha incrementado año tras año. Han aumentado significativamente los índices de cáncer, enfermedades cardiovasculares, mentales y trasmisibles. Se registran en Colombia unos 3.500.000 analfabetos totales y se estima que existe un número mayor de analfabetos funcionales.
En no pocos países de Latinoamérica se registra esta realidad, y en algunos aún peor. Los que han detentado el poder económico y político, le dieron la espalda.

No hay comentarios: