7.2.08

Reflexiones alrededor de una mega inversión: Un punto de inflexión de alto impacto. Domingo 10 de Febrero de 2008

Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión

La probable radicación de una gran empresa de capitales multinacionales, ha originado enorme expectativa en la región del oeste bonaerense. Se diría que excede el marco regional e ingresa en el interés del propio gobierno de la provincia de Buenos Aires, que un emprendimiento de las características que hemos venido ofreciendo en las páginas de La Opinión, es un hecho poco común. Menos aún cuando la inversión extranjera en la Argentina no se encuentra en sus mejores momentos, en tanto no se transparenten las relaciones internacionales, especialmente con los Estados Unidos y Europa que es por donde fluyen los capitales y que la historia y la tradición nos vinculan desde el nacimiento como nación, aún en medio de desinteligencias y de conflictos.
Los capitales del mundo desarrollado que acumulan cifras impresionantes, en estas últimas décadas han buscado nuevos “paraísos” donde multiplicar sus incalculables riquezas.
Paradójicamente ha sido un país gigante, -China- gobernado por un partido político único (el Partido Comunista Chino), el que ha realizado la mayor apertura a los capitales extranjeros, bajo las condiciones impuestas por el régimen, y en las áreas de interés nacional que les interesa desarrollar. China ha estado creciendo a una tasa del más del 10% anual y actualmente posee una clase media que ha ingresado al consumo de tipo occidental de 300 millones de personas que se incrementa anualmente a ritmo acelerado. Según datos de organismos internacionales la inversión extranjera en China, especialmente norteamericanos, alcanzó en el 2004 a 60.000 millones de dólares, la mayor inversión conocida hasta el presente y que no se detiene.
En América Latina, la Argentina, con inversiones de 4.662 millones de dólares, se ubica en el cuarto lugar en materia de recepción de capitales extranjeros, después de México, Brasil y Chile. Este último país, según datos de la CEPAL, recibió inversiones por 7.208 millones de dólares –54% más que la Argentina-. El mayor flujo de capitales que invierten en nuestro país, provienen de los Estados Unidos que aportan el 40% del total de los ingresos. Los capitales europeos, tradicionalmente los mayores inversores en la Argentina, junto con el país del norte, han reducido su participación, en especial España que quedó rezagada a un tercer lugar.

LA INVERSIÓN
Una inversión como la que se anuncia que se radicaría en la región, modificaría en cierto modo el mapa geoeconómico, dado que operará como un factor decisivo para la elección de los cultivos y la transformación que se dará en el sector agroalimentario.
No lo es menos el impacto social, a partir de las nuevas demandas de servicios como el consumo de agua y energía y todo lo que viene agregado para satisfacer las exigencias de una nueva población. Las comunidades cercanas al emprendimiento deberán asumir que la serenidad bucólica de estas pampas pueden sufrir cambios como cuando el tren se adentró en estos territorios, los vagones de pasajeros reemplazaron a las galeras y el telégrafo aceleró las comunicaciones.
No es improbable incurrir en alguna exageración en el abordaje del tema, pero si las cosas se dan como fueron trasmitidas no estaremos lejos de imaginar que nos enfrentaremos en los próximos años a una nueva realidad que no estuvo en la agenda de gobernantes y políticos de estos tiempos. No es deseable tampoco que aparezca una competencia en torno a los lugares donde eventualmente podría radicarse la empresa, porque por sus características estará diseminada en amplias extensiones y tendría como asociados a los propios productores.

LA HISTORIA
Desde tiempos lejanos, en conversaciones de mesas de café aparecía el tema del progreso y el desarrollo de una ciudad o de una región y la primera idea que se barajaba consistía en que lo mejor que podía sucedernos era que viniera una gran empresa a instalarse, porque alrededor de ella se crearían fuentes de trabajo, no habría desempleo y la modernidad y el progreso vendrían para quedarse para siempre.
Los hechos y la experiencia histórica no han demostrado que los avances de los pueblos caminaron por esos andariveles. Sin dudas que empresas importantes ayudan a la aceleración de factores que impulsan el progreso, pero no son verdades excluyentes. Siempre se ha sostenido, a niveles empresarios, en estudios académicos, desde los gabinetes ministeriales, en seminarios nacionales e internacionales, que la forma de resolver los graves problemas que aquejan a la humanidad, consistía en promover a las micro, pequeñas y medianas empresas, que en nuestro país, a pesar de todo lo dicho y lo escrito es muy poco lo que se ha hecho, por no decir casi nada desde las esferas oficiales. En nuestra zona, frente a los tsunamis económicos financieros del 2000/1, las inundaciones y las sequías, desde el estado lo que se recibió siempre fueron declaraciones, que no tuvieron su correlato en políticas activas a través del ministerio correspondiente, de los bancos oficiales que casi nunca se dan por enterados y menos aún de los organismos tributarios, que jamás se asoman a la realidad de esas unidades productivas que han venido haciendo esfuerzos heroicos para mantener la fuente de trabajo. Los que tienen responsabilidades de gobierno debieran echar una mirada sobre lo que ocurre en esas unidades productivas y de qué modo se instrumentan acciones destinadas a darle vigor a ese sector que emplea más del 70% de la mano de obra del país.

LA CULTURA DEL TRABAJO
Todo está muy bien. Que vengan inversiones importantes a la región. Ello ayuda a estimular también la propia estima. De pronto nos hace tomar conciencia de que existimos en el mapa de la república, y de que una mega inversión alienta esas expectativas un tanto adormecidas de que es muy poco lo que pasa en estos pueblos, como no sea el incremento de los delitos, el problema de la minoridad y los conflictos de familia.
En Trenque Lauquen tenemos 2 mil familias en riesgo que reciben alguna ayuda del Estado y de las instituciones benéficas. Es el resultado también de una política y de la pérdida de puestos de trabajo. Mucho se habló en algún tiempo desde la política y del propio estado, de la cultura del trabajo como si con esa frase hubieran encontrado la clave que les abriera las puertas a millones de personas para asimilarse a la producción. Sin embargo, la Argentina aún sufre con el retroceso, el estancamiento y los años perdidos.

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