| Escribe: Juan Nazar Director de La Opinión El gobernador, Daniel Scioli, acaba de anunciar una serie de medidas financieras y económicas tendientes a incentivar a las Pymes. La realidad del Noroeste jaqueado por inundaciones, sequías y poco oxígeno oficial. La información de prensa expresa que el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, junto a su ministra de Asuntos Agrarios y de la Producción, Débora Giorgi, pondrá a disposición del agro y de la pequeña empresa una línea de crédito de $ 450 millones a través del Banco de la Provincia, con tasas del 13 y el 14 anual. Así –comenta el parte de prensa- Scioli intenta dar un perfil productivista a su gestión. El anuncio fue con representantes del campo, la industria y el sector empresario en la que se lanzó una “Mesa Productiva”, para canalizar el diálogo de funcionarios y empresarios. Asimismo, se firmó la Ley de Ventanilla Unica para simplificar la habilitación de emprendimientos productivos. Es una baja de carga burocrática de 24 a 4 trámites concentrados y ágiles, según la ministra de la Producción, Débora Giorgi. Estaban en la Casa de Gobierno representantes de Coniagro, Asociación de Industriales de la Provincia, CARBAP, Confederación Económica, CAME, Unión Industrial y Federación Económica, entre otros, consigna la información. No se puede menos que celebrar este importante anuncio a escasos 90 días de asumir el nuevo gobierno de la provincia de Buenos Aires. Ahora habrá que ver de qué manera se implementa esta disponibilidad crediticia, porque no es la primera vez en estos años y en los años que pasaron que se dan a conocer propuestas de este tipo, que son las que más gustan formular a cualquier gobierno y las que gozan de las audiencias más complacidas, aunque con el transcurrir del tiempo, no pocas veces las expectativas que generaron se van desinflando hasta bajar a cero, porque a la hora de ser implementado por la institución bancaria comienza los problemas, porque pocos reúnen las exigencias solicitadas. PRODUCCIÓN En tren de desentrañar lo que ocurre en ese ancho espacio que separa el anuncio eufórico y la realidad, podemos reflexionar sobre el fenómeno de ese divorcio. El sistema financiero en la Argentina no se ha modificado sustancialmente en los últimos 50 años, no obstante los cambios de gobierno de distintas orientaciones políticas. Por un lado, esa permanencia de un sistema que se preserva de los avatares políticos, adopta todos los recaudos legales para la recuperación del crédito, sin importarle la naturaleza del emprendimiento. Por el otro, cuando los gobiernos y los políticos de todos los signos hablan de crecimiento, de desarrollo tecnológico y social, de una economía al servicio del hombre, se cae en el lugar común de una prédica insustancial que no se sustenta en la realidad. Los bancos en la Argentina son vendedores de plata a intereses incompatibles con una sana economía productiva empresarial. La buena intención del gobernador difícilmente pueda traducirse en beneficio de las pymes, que desde hace más de diez años –las que se salvaron del naufragio- se financian con sus propios recursos, al margen del sistema crediticio oficial que en casi nada difiere de la banca privada, por mucho que se intente vender la imagen del Banco de la Provincia de Buenos Aires, como una entidad de fomento crediticio. ECONOMÍA Sería bueno que la ministra de la Producción, Débora Giorgi, una mujer inteligente, de sobrados conocimientos técnicos, conociera in situ la realidad del interior provincial. En nuestra zona experimentamos el tsunamis de inundaciones arrasadoras, de sequías mortíferas, además de la crisis del corralito y del corralón, que dejó en el camino a un tendal de empresas pymes en todo el país y aquí no fuimos la excepción. A veces resulta necesario echar una mirada sobre el camino recorrido, porque las experiencias son lecciones para afirmar conceptos y también para corregir la marcha cuando se detectan algunas fallas en el andar. No descubrimos nada nuevo si decimos que en cualquier economía vinculada a la producción, el crédito es un factor esencial para producir los avances tecnológicos y la expansión de las empresas, y sin éstas no hay trabajo, no hay empleo y no hay investigación ni desarrollo. Los criterios tradicionales que imperan en las economías de nuestros países, apuntan al negocio financiero ajeno al destino de las empresas que reciben un crédito. Lo que importa es que esté bien garantizado. Eso está instalado como una cultura, especialmente por los altos niveles de incumplimiento de los deudores que existen en las carteras de los bancos, que entre las pymes no responde mayoritariamente a la mala fe de los tomadores, sino a factores cambiantes de las políticas económicas cuyas consecuencias las pagan los que trabajan y producen. Esto no es así en los países más evolucionados, donde el sistema financiero asiste a las empresas pymes según la importancia del proyecto que es evaluado conforme a criterios productivista. Un comentario periodístico de John Carlín, del diario El País de España, trasmite un informe atrapante sobre la historia de Muhamad Yunus, conocido como el Banquero de los Pobres, que inventó los microcréditos, préstamos sin aval para desfavorecidos. El sistema que ha sacado de la miseria a millones de personas, invita a soñar con el fin de la pobreza. Este hombre que es originario de Bangladesh, es un catedrático de Economía, un hombre de negocios que hace 30 años puso en marcha un banco con tres empleados, él incluido. El plan de Yunus, original y subversivo, consistía en prestar pequeñas cantidades de dinero a los pobres sin garantías, basándose en un sistema de confianza, no en contratos legales. Los banqueros lo miraban como a un loco. Yunus cree que los locos son los banqueros o el sistema que representan. Hoy en día, el Grameen –que así se llama el banco-, trabaja en 70.000 pueblos, posee 2.200 sucursales y cuenta con 6,6 millones de prestatarios; el 97% mujeres, y todos pobres. El porcentaje de incumplimiento es inferior al 1,5%, la envidia de cualquier gran banco de occidente. El modelo de microcréditos del Grameen se ha llevado a más de 80 países, entre ellos España y Estados Unidos, y alcanza a 100 millones de personas de todo el mundo. UNA RESPUESTA EQUIVOCADA No tenemos noticia que desde el gobierno nacional o provincial, se haya invitado a Mahamad Yunus a venir al país a dar una conferencia sobre su extraordinaria experiencia. Además este hombre ha sido Premio Nobel de la Paz, que viene de un país, Blangadesh, uno de los más pobres de la tierra, con 145 millones de habitantes, la inmensa mayoría analfabetos. Dice Yunus, que si Bush hubiera entendido el mundo no habríamos llegado donde estamos. Cuando estudiaba economía en los Estados Unidos, llegó a la conclusión de que el terrorismo nace de un fuerte sentido de injusticia. Puede ser injusticia religiosa, puede ser injusticia política, puede ser injusticia económica, puede ser verdadera injusticia, puede ser injusticia imaginaria. “No importa. Para mí es real” dice el terrorista. Contra eso –dice Yunus- no se puede luchar con armas ni bombas. Bush escogió una respuesta equivocada. | |
28.2.08
La Provincia interior y las dificultades económicas: El desafío de crecer con producción .Domingo 2 de Marzo de 2008
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