| | Escribe: Juan R. Nazar Director de La Opinión La posibilidad de que una megaempresa se instale en la zona, lo hemos analizado en este espacio no bien se difundió la información. En primer lugar, tratamos de restarle espectacularidad al anuncio, aún cuando la noticia en si misma revestía esa condición. Es un rara avis que una inversión de las dimensiones anunciadas, tuvieran asentamiento en estos lugares, lo que no significa desechar esa posibilidad. En el caso de que se diera, también advertimos sobre lo que significaría la implantación de un complejo industrial de proporciones no conocidas hasta el presente en nuestra región. UNA POSIBILIDAD En los años ’60, aunque más en silencio, apareció la posibilidad de que la multinacional japonesa Kawasaki, se instalara en Trenque Lauquen, en lo que fue Garbarino Hnos. y Cia. y más tarde Metalúrgica Mercedes S.A. No fueron meras especulaciones, los empresarios japoneses vinieron al país, estuvieron en nuestra ciudad, visitaron la planta y un contador auditor (Dr. Miyake) se instaló durante más de un año en las oficinas ubicadas en las calles Alsina y Presidente Uriburu, -donde otrora funcionara la planta industrial que construía los molinos Guanaco- para que estudiara las posibilidades de que la empresa japonesa instalara una de sus filiales. El directorio de Metalúrgica Mercedes S.A. estaba constituido por reconocidas personalidades de nuestro medio, y por un destacado abogado y político de la ciudad de Mercedes, con vínculos familiares y profesionales en nuestra ciudad. INIMAGINABLE En aquel momento –hace más de cuarenta años- pensar que la Kawasaki pudiera interesarse por establecer una parte de las tantas ramas de la industria que abastece los mercados mundiales, era inimaginable (lo sería hoy). Sin embargo existió esa posibilidad. Dentro del mutismo con que actúan los aponeses, se trató de indagar cuales eran las motivaciones que podrían llevarlos a elegir una pequeña ciudad del interior bonaerense para sentar una base de su poderosa industria. Los aspectos positivos que habrían considerado, surgían de su alejamiento de la Capital Federal y de otros centros urbanos de importancia. Si bien no era un factor decisivo, manifestaban interés por la tranquilidad de estas pampas. Al recurso humano que por entonces disponía Metalúrgica Mercedes que ocupaba unas 80 personas, lo consideraban aptos para reconvertirlos a su industria. No dejó de llamarles la atención de que también había otras industrias metalúrgicas como Metalúrgica Trenque Lauquen, ubicada sobre la calle Cuello, que regenteaba el Sr. Carlos Mac Laghland, a la sazón también presidente de la Cámara de Comercio e Industria de nuestra ciudad. Habrían tenido en cuenta también otros imponderables que no alcanzamos a definir. INTEGRANDO A LA CIUDAD El doctor Miyake, un hombre pequeño, de mirada viva, se había integrado a la ciudad y hablaba maravillas de su gente. Entre sus deportes favoritos figuraba la natación y en los meses de verano –presentado y acompañado por el autor de esta nota- disfrutaba la pileta de Atlético y asombraba a los atletas del club, por su estilo y deslizamiento veloz. En la oficina hacía las cuentas con un ábaco y sorprendía la velocidad con que trabajaba, al punto que vencía a las máquinas calculadoras de esa época, en los cálculos matemáticos. En conversaciones que manteníamos fuera de los horarios de oficina, Miyake se mostraba sorprendido de la carne argentina y decía que con bife nuestro comían en su país cinco personas...No menos sorprendido comentaba que a la vera de las rutas hubiera tierras ociosas, cuando en su país se sembraba hasta el límite con el asfalto. Se preocupaba de tomar nota de todo lo que veía y leía con detenimiento el diario local, La Opinión, especialmente sus avisos comerciales. Pasaba informes semanalmente a la central en Tokio, escribiendo siempre en japonés, como era natural, dejando en torno suyo el misterio de lo que trasmitía. VISITA EMPRESARIA La visita de los empresarios de la Kawasaki a la planta industrial de Metalúrgica Mercedes, culminó con un almuerzo ofrecido por el directorio de la empresa local. A los postres habló el Dr. Enrique Bulit Goñi –el socio de la ciudad de Mercedes- y tradujo del castellano al japonés el Dr. Miyake. Respondió con brevísimas palabras el que presidía la delegación visitante. No hizo ningún anuncio, pero dejó latente la posibilidad de la inversión supeditada a las leyes sobre inversiones extranjeras en el país. Entre los pocos que compartíamos ese almuerzo, crecían las expectativas de que si se daban las circunstancias favorables, ese posible emprendimiento industrial le cambiaría la vida a muchos trenquelauquenses, y la ciudad daría un salto cualitativo para el asombro. EL GOLPE DE ESTADO Transcurría por entonces el año 1966. Gobernaba el país el Dr. Arturo Humberto Illia. Se estaba preparando el clima a través de los medios de comunicación, de que el presidente argentino se parecía a la tortuga. Los humoristas políticos se ensañaban con la figura del humilde médico de pueblo que lo dibujaban con una paloma posada sobre su cabeza. El 28 de junio de 1966, se produce el golpe de estado que lo desaloja del poder, y asume la presidencia de facto el general Juan Carlos Onganía. El drástico cambio de gobierno ahuyentó las posibles inversiones extranjeras en el país. Los japoneses cancelaron el proyecto y el Dr. Miyake regresó a Tokio. Una ilusión quedó aleteando en las arenas de la ciudad de las avenidas. |
21.2.08
Hubo un proyecto frustrado.Lunes 25 de Febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario