| Escribe: Juan R. Nazar Director de La Opinión Las liberadas por la guerrilla colombiana –FARC- un verdadero ejército acantonado en el corazón de la selva de ese castigado país, se han mostrado a los medios de comunicación del mundo, con gran alegría en los rostros que no denotan las huellas de los padecimientos sufridos durante la eternidad de seis años en el infierno de la selva tropical. En estos momentos y durante algunos meses, estas heroicas mujeres sabrán del cariño y la admiración de millones de personas de todo el mundo. Del amor de sus familiares, amigos, de los hombres y mujeres del pueblo de Colombia, de la exaltación de los gobernantes y los políticos de todos los signos, del requerimiento de los periodistas, de las pantallas de televisión y seguramente de algún cineasta que montado en la enorme popularidad de las recién liberadas, querrán elaborar el argumento de una película para mostrar el drama un cautiverio que se inscribe entre los más prolongados de los que se conocen en las décadas del siglo que pasó. PASARÁN LOS DÍAS Pero pasarán los días y los meses y lo que es noticia de primera plana de todos los diarios del mundo, en el transcurrir del tiempo irán desapareciendo de los espacios privilegiados de la prensa. Llegarán entonces los momentos de reflexión, y comenzarán los exámenes interiores, los momentos vividos, la reconstrucción de las noches fantasmales en la selva, los gritos de los torturados, el repiqueteo de las ametralladoras, las bombas que lanzaban los aviones del gobierno colombiano, el guerrillero que las custodiaba con el aliento en sus rostros, las conversaciones mantenidas con sus captores, la comida mala y racionada, la falta de higiene, la carencia de asistencia médica, el trinar de las aves, el vuelo de los pájaros, las lluvias y los calores húmedos, el miedo y el alerta permanente hasta de quienes intentaban liberarlas. UN INFIERNO Ese infierno queda pegado a la piel, se introduce en las células celebrales, penetra en el torrente sanguíneo y produce cambios profundos en la personalidad. En una experiencia límite, donde a diario se está frente a la muerte o dialogando con ella, difícilmente se salga indemne, menos aún cuando se pertenece a una clase social donde este tipo de sufrimientos estaba lejos de estar en el cuadro de posibilidades. Luego de ese tránsito brutal, e ingresar a un submundo no imaginado y aprender a convivir con él, todas las cosas y los valores se trastocan. Lo que resultaba importante en la vida normal, después de vivir esa otra experiencia, hasta los objetos cambian de valor. Se percibe una diferente dimensión del mundo, y se penetra en lo esencial de la conducta humana, tornándose más omnicomprensivo de la realidad si es que los dolores padecidos y el rencor no hayan llegado a envenenar el alma. LA ESPECULACIÓN En medio de la algarabía de la liberación, a muchos que nunca les interesó sus vidas, ahora estarán también en las primeras filas para ser vistos y fotografiados. Otros se acercarán por curiosidad y no faltarán los que se mueven por la morbidez que entraña las vidas de dos mujeres cautivas durante seis años en medio de la selva. Junto a la solidaridad, el afecto, la amistad sincera, y lo mejor del sentimiento humano, aparece también la especulación política mezquina que pretende capitalizar los resultados de un acontecimiento de hondo sentido solidario. Seguramente que estas mujeres liberadas de un cautiverio, que como todo cautiverio no puede ser recordado en los mejores términos humanos, tendrán la asistencia profesional urgente y necesaria para su nueva inserción en la sociedad. Porque nadie sale de una experiencia semejante en las mejores condiciones para un regreso triunfal a una vida que no es la misma que la que dejó seis años atrás. | |
10.1.08
La liberación y lo que se viene . Lunes 14 de Enero de 2008
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