| Escribe: Juan R. Nazar Director de La Opinión El director de este diario recuerda un viaje que pudo realizar como presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Arabe en 1997, con la comitiva del entonces Presidente Menem. Y el universo de contrastes, aterradores en ocasiones y otras magníficos, que encontró en países del otro lado del mundo. Transcurría el año 1997. Carlos Saúl Menem había sido reelecto como presidente de los argentinos por abrumadora mayoría de votos. (Ahora, en el decir de la calle, casi nadie lo votó). Yo presidía la Cámara de Comercio Argentino-Arabe, una sólida institución con más de 50 años en el país que reúne a las empresas de origen árabe y muchas argentinas que comercializan sus productos con los países del mundo árabe integrado por 22 estados soberanos. Durante mi gestión se realizaron varios viajes de empresarios pequeños y medianos a esa región, en particular a Marruecos, Egipto, Libia, Siria, Líbano y Jordania. Hubo otros viajes, a países menos conocidos por los argentinos como Tailandia, Vietnam y Singapur. Antes del viaje a esta región del globo había recibido invitación de la Presidencia de la Nación para integrar la delegación de empresarios que acompañarían al Jefe de Estado a Egipto, Siria y el Líbano. El viaje a Egipto se realizaba para inaugurar el reactor atómico que la Argentina le había vendido a ese país a través de INVAP, sociedad del Estado, una empresa pública argentina de alta tecnología dedicada a la investigación y desarrollo en área de alta complejidad como energía nuclear, tecnología espacial, industrial, médica y científica. Viajábamos en el Tango 01. El presidente tenía un aposento de comodidades un tanto sofisticadas. Lo acompañaba una reducida delegación encabezada por el canciller Di Tella. El resto de la delegación ocupábamos los asientos de la nave en un número no mayor de 20 personas. TENER RAZÓN En el viaje, con escala en Alemania, el presidente solía desplazarse por la nave para saludar personalmente a cada miembro de la delegación como una forma cordial de hacer más placentero el viaje. Cuando me llega el turno, con ese estilo campechano que lo caracterizaba, Menem se sienta a mi lado, me pone su mano sobre la rodilla e inicia un diálogo intrascendente sobre las circunstancias del viaje, preguntándome si me sentía cómodo y esas cuestiones de gentileza. Luego, un tanto más formal, me dice: “Yo sé paisano, que no piensas como yo en materia política, pero te respeto, aunque yo creo tener razón cuando adhiero el país al Primer Mundo, y sostengo la teoría de que debemos estar junto a la primera potencia militar y económica del mundo, que ya no es bipolar ni multipolar. Menem agregó que “la modernidad pasará por Occidente y las naciones que lo integran. No podemos permanecer en el atraso. La revolución es ilusión de juventud”. En el tono más respetuoso, le respondí: “no comparto su visión señor presidente, creo más bien que el sistema neoliberal que se está imponiendo en el mundo y particularmente en América Latina, será nefasto para los pueblos y crecerán las desigualdades, el desempleo y la miseria de amplios sectores de la población”. El diálogo finalizó con sus palabras: “Espero que no tengas razón”. EL TIEMPO DE DUHALDE Pasado el tiempo, Menem permaneció donde siempre estuvo. El le imprimió un giro a la derecha al peronismo y aún cuando mantuvo una confrontación permanente con Eduardo Duhalde, el dirigente bonaerense que años después lo eligió a Kirchner, no se diferenciaba en lo sustancial con las ideas del riojano, si bien le adosaba una buena porción de populismo. A Duhalde le preocupaba mucho el Conurbano y logró que Menem le transfiriera 600 millones de pesos anuales adicionales para combatir la miseria y el desempleo. Instruyó a su mujer, Hilda “Chiche” Duhalde, para que trabajara con las mujeres –las Jefas de Hogar- que logró crear una red de “manzaneras” al estilo Cuba, que le dio buenos resultados en su política de acento caudillesco de controlar una amplia franja de los más necesitados. EL DESPUÉS Todo eso no evitó lo que vino después con el corralito, el corralón, el cacerolazo, las muertes de Kostecki y Santillán, el apresuramiento de Duhalde para la entrega del poder y el advenimiento de los Kirchner con un discurso peronista, pero ahora de izquierda. En el medio, el triunfo y la caída de la Alianza, una de las mayores decepciones de la historia de una Argentina que viene bamboleándose como débil barcaza en los mares de una menguada dirigencia política con una visión estrecha de un país con aptitud para liderar un proceso de cambio en serio en América Latina. UN PUEBLO HEROICO Vino después el viaje al otro extremo del mundo. Tailandia, Vietnam y Singapur. Yo estaba ansioso por conocer Vietnam, ese pueblo heroico que en una guerra cruenta, impiadosa, que había recibido los bombardeos más impresionantes de la historia de todas las guerras, que habían desfoliado sus selvas con napalm desde los aviones y arrojado un polvo, el agente naranja, sobre los combatientes. En Hanoi, la capital del país, hay un templete donde reposa la figura legendaria embalsamada de Ho Chi Min, el Padre de la Patria para ellos. Expulsó a los franceses de su país en la célebre batalla de Dien Bien Puh y más tarde libró su lucha contra las tropas norteamericanas que tuvieron que salir huyendo del territorio vietnamita. A ese templete del anciano conductor fuimos ingresando de a uno, en silencio religioso. La impresión de verlo sentado sobre una cama, con los ojos como si tuvieran vida, causa un impacto emocional para no olvidar. EL MAYOR ESTRATEGA Los vietnamitas, pueblo y gobierno, estaban reconstruyendo su país devastado. El héroe de la guerra, el general Giap, que al decir del general Balza que venía en la comitiva, es el mayor estratega militar del siglo XX, vive en una casa humilde en las afueras de Hanoi, y no recibe visitas de periodistas, de canales de TV, de estudios cinematográficos que buscan hacer una película de su vida, ni de nadie que intente escribir o comentar sobre su personalidad. Un ejemplo de conducta moral, absolutamente alejado de los valores de Occidente. MUNDO ALUCINANTE En Tailandia, una monarquía constitucional, cuya capital es Bangkok, con 4.500.000 habitantes, se puede ver de todo. Desde los enormes templos budistas, el pintoresquismo, la amabilidad de sus gentes, el saludo reverencial, la elegante indumentaria de las mujeres y el movimiento febril de sus comercios y sus finanzas. En paralelo hay una de las mayores concentraciones de prostitución del planeta. Se estima que hay 1.000.000 de chicas en Bangkok que ejercen la prostitución, cuyo negocio está en manos de unos pocos que manejan redes internacionales. A las chicas –en realidad criaturas- las traen del interior del país desde los 13 años. Tienen tres niveles: de 13 a 18 años con precios de primera categoría, de 18 a 24 años, de segunda categoría y de 24 a 35 años de tercera categoría, ya consideradas “viejas”. Un mundo alucinante, donde la droga es parte de esa realidad. Muchos occidentales mueren por vivir esas experiencias. Un submundo como suele verse en las películas pero de una realidad aterradora. REVESTIDOS EN ORO Por la noche llegó el banquete que ofrece el Primer Ministro, con el consabido discurso del Presidente argentino traducido al tailandés y del Primer Ministro traducido al castellano. Los discursos estaban debajo del plato de cada comensal. El lugar, un palacio imposible de imaginar en nuestros países. Picaportes de las puertas revestidos de oro, lo mismo que las paredes de terciopelos rojos o los colgantes de las luces de cristales. Afuera la pobreza extrema y los burdeles. CONOCER EL PAÍS A veces hace falta conocer otros lugares para darnos cuenta del país en el cual vivimos. Y el dolor es aún mayor, porque no hemos soportado guerras, ni grandes devastaciones. El ejemplo es Vietnam, con tres millones de muertos y ciudades y campos arrasados, que ha reconstruido sus pueblos, sus fábricas, sus estructuras viales, energéticas, sus museos, sus teatros, sus universidades, y emerge renovada una Nación que invierte, construye febrilmente, y sobre la tumba de sus muertos, levanta el estandarte de su fuerza moral y los valores de su cultura milenaria. |
10.1.08
Diálogo crítico en vuelo sobre las nubes: Un viaje hacia lejanas civilizaciones.Domingo 13 de Enero de 2008
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1 comentario:
Juan: no mienta más, ya está grande. Ese diálogo con Menem nunca existió, es puro invento, si usted fue un devoto seguidor de sus ideas, que critica después de muchos años. Hizo lo mismo en el juicio contra Von Wernick, fundamentando su horroroso cautiverio a los editoriales que escribía contra el gobierno militar. Usted sabe que ahí tampoco dijo la verdad, lo fueron a buscar por su relación con Graiver, nada más. Desde ya que me compadezco de su sufrimiento y celebro la condena del sacerdote, pero de ningún modo puede eso legitimar su mentira. Además a su diario lo intervinieron porque simplemente Graiver tenía una participación en él y el decreto abarcó a todos los bienes, entre los cuáles cayó La Opinión. Como periodista es indigno que no diga nunca la verdad. Su redacción conoce la verdad y por eso miente a sabiendas también siguiendo su ejemplo.
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