27.11.08

Historia política y funciones de Estado: El ejercicio pleno de la democracia.Domingo 30 de Noviembre de 2008


Escribe: Juan R. Nazar
Director de La Opinión


Nuestra historia política está cruzada por aquellos movimientos sociales que buscaron construir un país más justo e igualitario. Las experiencias del pasado y los desafíos del futuro.

Los argentinos, por historia, y porque fuimos uno de los primeros países de América Latina, que introdujimos la obligatoriedad de la educación primaria, mediante la sanción de la ley 1420 promulgada el 8 de julio de 1884, de educación común, obligatoria y gratuita.

El diputado Achaval Rodríguez durante el debate parlamentario expresó: “Necesitamos salvar la escuela libre señor presidente, única garantía posible de la libertad política de la conciencia en la vida práctica”.
Recurrimos a esta cita histórica, que por supuesto no es la única, para marcar que durante generaciones hubieron hombres de Estado que fueron colocando los basamentos de una república democrática, donde una de las mayores preocupaciones fueron la alfabetización y luego la educación en todos los niveles para la construcción de una Nación que contenía en su seno enormes corrientes migratorias que se integraron a la tierra, la explotaron, la hicieron producir, y convivieron armónicamente entre sí y con los agentes nativos.

DEMOCRACIA

Desde el Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, ya sabíamos lo que era el debate, la discusión vehemente, la discrepancia constructiva.
No había partidos políticos en el sentido formal, tal como los conocemos actualmente, pero las diferencias de opiniones se expresaban igualmente en el marco de una convocatoria común para debatir los temas centrales en los que se jugaban los grandes intereses vinculados a la dependencia colonial o al surgimiento de una nación independiente.

Pasada la época de la organización nacional, y del modelo de país diseñado por la generación de los ’80 que estuvo vigente por cinco décadas, en medio de apasionados debates, con los sucesivos intentos revolucionarios de los años ’90 y posteriores, un nuevo país amanecía con los nuevos vientos que sembraban los políticos esclarecidos del momento, que entendieron que había que abrir las compuertas hacia la participación popular y salir de un corsé impuesto por las clases dominantes.

PROTAGONISMO

El criollo desamparado, el “Juan Moreira” de las pulperías, los hijos y los nietos de los inmigrantes, los trabajadores de las fábricas, los peones de los campos, los hombreadores de bolsas, los que usaban el tridente y la hoz para las cosechas, los que utilizaban velozmente la aguja para coser las bolsas que contenían los granos de las cosechas; esa multitudinaria mano de obra que trabajaba a destajo, transpirando hombro a hombro con el chacarero, ésos no eran protagonistas en la Argentina de la prosperidad y que se ubicaba en el octavo o décimo lugar entre las potencias productores del mundo.

Eran otros tiempos, tumultuosos, contradictorios y dolorosos, como los dolores de los partos. En el abigarrado tumulto, estremecido y vibrante, romántico y sudoroso, de sueños y trovadores, la Argentina se asomaba al mundo como tierra de promisión. Con la ley Saenz Peña, sancionada en 1912, por impuso de Hipólito Irigoyen, se abren las urnas por primera vez en la Argentina, para dar lugar a la elección del primer gobierno constitucional elegido por el sufragio universal, donde quedó consagrada la fórmula Irigoyen-Pelagio Luna, cerrándose una etapa de fraude y de sucias componendas políticas.

LOS GOLPES

A partir de 1930 se inicia la etapa de los golpes de estado y la presencia de los militares en los gobiernos de la República. El advenimiento de Juan Domingo Perón, electo presidente en las elecciones de 1946, inaugura una nueva etapa en el país, de reivindicación de las clases trabajadoras. Eva Perón se transforma en la líder espiritual de millones de argentinos e impulsa el voto femenino, lo que le hizo decir a Perón que “hasta ahora ganamos con los hombres; ahora ganaremos con las mujeres”, un pronóstico que se cumpliría invariablemente en cada consulta popular.

Los primeros gobiernos del peronismo tuvieron muchos aciertos, en especial sobre las cuestiones sociales. También cometió errores innecesarios que se enajenó a gran parte de la poderosa clase media argentina. Su derrocamiento en 1955, le costó al país, no sólo un retroceso institucional muy grave, sino años de dictaduras militares crueles, ominosas y retrógradas.

REGRESO

Después de 18 años de exilio regresa Perón a un país dividido con fuertes enfrentamientos ideológicos dentro de su propia fuerza. Su delicado estado salud y su edad, no le permitían ya dirigir las riendas del Estado, aún cuando tenía un claro Plan de Gobierno en el orden interno y en el plano internacional. Y es en esa oportunidad en que, en un acto de grandeza histórica se produce el encuentro con Ricardo Balbín, su antiguo adversario que a su muerte, sobre su cuerpo yacente, pronunció la oración fúnebre que conmovió al país, comenzando por decir que “vengo a despedir a un amigo”.

Hay muchos ejemplos de grandeza en la historia argentina –también de miserias propias de la condición humana-, pero ya deberíamos haber aprendido para no seguir cometiendo errores. Algunos dirigentes que pretenden representar una nueva concepción filosófica de la política, obstaculizan el desarrollo de una democracia solvente, afirmada en valores éticos, representativa de los sentimientos de una sociedad que busca superar el pasado –aún cultivando la memoria histórica-, pero con la mirada puesta en mejorar de verdad la calidad institucional.

INTERNA

Estamos obligados a mirarnos el rostro en el espejo cada día. El ex presidente Kirchner fue presidente de los argentinos, por el dedo de Eduardo Duhalde, en momentos dramáticos de la República, y fue a una elección interna y se impuso con el 22 por ciento de los votos sobre su rival Carlos Saúl Menem, que declinó dirimir la diferencia en una segunda vuelta, con lo cual quedó consagrado como el candidato oficial que se impuso en las elecciones generales.

El gobierno de Néstor Kirchner, navegó por aguas tranquilas, en un contexto internacional ampliamente favorable, que no se supo aprovechar en toda la dimensión que ofrecían los mercados del mundo. Si bien fue una administración progresista en algún sentido, las relaciones internacionales han sido precarias, de vuelo corto, y de declamaciones propias de asambleas estudiantiles.

EL PAPEL DE LA PRESIDENTA

La presidenta Cristina Kirchner, busca esforzadamente cubrir ese bache de la gestión de su esposo. Pero hay un concepto instalado en las cancillerías del mundo, y en Latinoamérica donde campea la desconfianza, y eso no es fácil de levantar. A veces lleva años de trabajo diplomático intenso. La Presidenta ha enviado repetidos mensajes para entrevistarse con Barack Obama. La diferencia que lo separa de él, es abismal desde la praxis democrática.

Obama urge de una elección interna donde votaron más de 130 millones de ciudadanos. A Cristina la eligió el dedo de su esposo, no emergió de una consulta obligada de la interna de su partido. No obstante, aún hay margen para que se asuma como Presidenta de los argentinos en plenitud. Que su gabinete sea un gabinete en serio y no pintado. Y que como en cualquier país, medianamente desarrollado, las medidas que se adopten, hayan sido debatidas en la mesa con sus ministros. Eso de gobernar, encerrada con su esposo en Olivos, no pertenece a lo que llamamos una República democrática.Los feudos pertenecieron a la Edad Media.

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