Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión
Facetas poco conocidas de la vida del hombre que luego de liberar a tres naciones, se retiró para vivir en la más pura austeridad. a 158 años de su muerte en Boulogne Sur Mer, su ejemplo se agiganta. Rodolfo Terragno, exiliado en Inglaterra en tiempos de la dictadura militar, profundizó sobre la vida del Libertador narrando esclarecedores episodios inéditos.Resulta abrumador escribir un artículo periodístico, que haga referencia a la vida de José de San Martín, de cuyo paso por la historia se han escrito centenares de libros. Lo que aquí reflejamos es tan sólo una mirada recogida de distintas fuentes. Sin duda una de las obras monumentales sobre la vida del prócer, pertenece a Bartolomé Mitre, entre muchos otros autores de reconocida solvencia intelectual. Uno de los autores más recientes, es Rodolfo Terragno, que durante su permanencia en Londres en tiempos de la dictadura militar, investigó exhaustivamente sobre los pasos de San Martin en la capital del imperio británico, que sin duda contribuyó a la lucha por la emancipación americana.
HUBO UN PLAN
Durante su paso por Londres, Terragno afirma que San Martín tuvo acceso a lo que se llamó el Plan Maitland, que fue redactado en 1800 por un militar escocés llamado Thomas Maitland, miembro conspicuo del parlamento y consejero de la corona. El esquema –se afirma- suena perturbadoramente conocido: una fuerza invasora ocuparía Buenos Aires, avanzaría hacia Chile y desde allí atacaría el Perú, pero finalmente se desistió, con el argumento de que había “otras maneras” de conquistar, sin riesgos y sin costos, como sería a través del comercio y de las finanzas. Las invasiones inglesas de 1806-1807, fueron el primer paso de una estrategia continental que ya perfilaba el Plan Maitland, y que sería abordada por el paso de San Martín que llegó a Londres en 1811, donde permaneció durante cuatro meses, y en ese lapso toma contacto con Andrés Bello y personas vinculadas a Lames Duff, cuarto conde de Fife, un oficial escocés que peleaba contra Napoleón, y fue quien se encargó de conseguirle a San Martín un pasaporte y pasaje con destino a Inglaterra, porque en España había prohibición de salir del territorio en tiempos de guerra, y menos en su condición de militar.
DESTINO: BUENOS AIRES
Finalmente en enero de 1812, San Martín se embarca rumbo a Buenos Aires a bordo de la fragata “George Canning”, junto a dos compatriotas y compañeros de Logia: Carlos María de Alvear y José Martín Zapiola. En tanto, en Buenos Aires aparecía una figura muy poco conocida y que tanto gravitó en el proceso revolucionario y su acompañamiento a San Martín en la campaña del Perú: se llamaba Bernardo de Monteagudo, líder de la Sociedad Patriótica y que durante su permanencia en Lima recibió llamados de atención del Libertador por sus métodos expeditivos, de carácter jacobino. Los miembros de esta sociedad, eran herederos del ideario de Mariano Moreno, ya fallecido, y se reunían en el Café de Marco (actuales calles Alsina y Bolívar) y su divisa era una cinta celeste y blanca. La sociedad se inicia en 1811 y se oponía a la política moderada de Cornelio Saavedra. El ideario revolucionario se expresa a través de dos periódicos: “El Grito del Sur” y “Martir o Muerte”.
LOS ORÍGENES
El padre de San Martín fue el primer teniente gobernador de la Gobernación de las Misiones con sede en Yapeyú, creada para administrar las treinta misiones guaraníes, luego de que la Orden fuera expulsada de América por resolución del Rey Carlos III en 1767. Se traslada de Yapeyú a Buenos Aires cuando su hijo José tenía apenas tres años y de allí se embarca rumbo a Cádiz el 6 de diciembre de 1783. El niño comienza sus estudios en el Real Seminario de Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga. Allí estudió latín, francés, castellano, alemán, esgrima, retórica, matemática, historia y geografía. Luego se define por la carrera militar y participa de acciones de combate en el norte de Africa, y se destaca en la célebre batalla de Bailén, el 19 de julio de 1808, donde es condecorado con medalla de oro y es ascendido al grado de teniente coronel. En esas campañas conoció a Lord Macduff, un noble escocés que lo introdujo a las Logias Secretas que conspiraban para conseguir la independencia de la América del Sur.
LA LOGIA LAUTARO
Al poco tiempo de estar en Buenos Aires, funda la Logia Lautaro, que había tenido origen en Cádiz en 1811. Su nombre es en homenaje a un caudillo araucano del siglo XVI, que llamó a su pueblo a rebelarse contra los conquistadores españoles. La Logia estaba presidida por José de Gurruchaga y entre sus miembros el venezolano Simón Bolívar, el chileno Bernardo de O’Higgins, el padre Cortés de Madariaga, el sacerdote paraguayo Juan Pablo Frete y los argentinos José de San Martín y Tomás Guido. Además de San Martín, se destacaban Alvear, Zapiola, Monteagudo, y Juan Martín de Pueyrredón, este último de enorme gravitación en la campaña militar de San Martín a Chile y el Perú. Décadas después de la muerte de San Martín, el general José María Zapiola, le reveló a Bartolomé Mitre, la existencia de la organización. San Martín vivió en Bruselas entre 1824-1830, mientras Bélgica era parte del Reino de los Países Bajos. Desde allí escribió una carta a su amigo inglés, el general William Millar, acerca de su pertenencia a una sociedad secreta porteña de origen europeo, la Logia Lautaro. “No creo conveniente hable a usted lo más mínimo de Buenos Aires, éstos son asuntos privados y aunque han tenido y tienen una gran influencia en los acontecimientos de la revolución de aquellas parte de América, no podrían manifestarse sin faltar por mi parte a los más sagrados compromisos”.
PERÚ, GUAYAQUIL Y FINAL
Luego de las campañas de Chile y del Perú, donde demostró su genio de gran estratega, se produce la entrevista de Guayaquil, con Simón Bolívar. El ejército de los Andes comandado por San Martín, era menor en número a las fuerzas de Bolívar. El costo en vidas humanas de las batallas en Chile, la travesía por mar y las batallas en territorio peruano en las montañas, habían reducido sensiblemente sus efectivos. Nunca se supo con precisión lo que hablaron los dos libertadores. Pero más allá de toda conjetura, la despedida fue muy cordial y San Martín incluso le regala al Libertador Bolívar, su propio caballo de montar que lo había acompañado durante toda la campaña.
LA VERDADERA GRANDEZA
La entrevista de Guayaquil se realiza entre el 26 y 27 de julio de 1822; se reúne con el Libertador Bolívar. A su regreso a Lima, el Protector del Perú, le escribe a Bolívar : “He convocado al Congreso para presentar mi renuncia y retirarme a la vida privada con la satisfacción de haber puesto a la causa de la libertad toda la honradez de mi espíritu y la convicción de mi patriotismo. Dios, los hombres y la historia juzgarán mis actos públicos”. Regresó a Mendoza, de donde había partido, luego de tres años, lapso en el que había fallecido su esposa, Remedios de Escalada. Los diarios porteños lo vituperan. Va rumbo al ostracismo. En marzo de 1829, intentó regresar a Buenos Aires, pero desde Montevideo se entera de la guerra civil que se había desatado en la Argentina. El general Lavalle había derrocado a Dorrego de la gobernación de Buenos Aires y lo había fusilado. Lavalle le pide al Libertador que intervenga para pacificar el país. San Martín le responde que”…el general San Martín jamás desenvainará su espada para combatir a sus paisanos.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario