10.7.08

Los gobiernos populares. Lunes 14 de Julio de 2008

Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

En mi nota de la edición de ayer sobre “200 años de frustraciones”, se suprimió una parte por razones de espacio, una regla que ni el propio director puede violarla. Cuando aludimos a los gobiernos populares, surgidos luego de la aplicación del modelo agroexportador de los ’80, que no obstante produjo avances significativos en muchos aspectos de la vida institucional y la inserción del país en la división internacional del trabajo a partir de la exportación de las materias primas y alimentos y la importación de la mayor parte de los productos elaborados que se consumían en el mercado interno. Dentro de ese modelo de país, que privilegia el progreso a semejanza de Europa, y combate al indígena hasta casi su extinción, militan hombres como Sarmiento, Mitre, Avellaneda, Julio Argentino Roca, Juarez Celman, Carlos Pellegrini, Luis y Roque Saenz Peña, José Evaristo Uriburu, Manuel Quintana, entre otros. Es la famosa generación del ’80, cuyo modelo económico y socio cultural se extiende por casi medio siglo, hasta la llegada de Yrigoyen al poder.

GOLPES MILITARES

Después de 1930 se suceden los golpes militares en el país. La llegada de Perón al poder marca una nueva etapa histórica. Los derechos de los trabajadores, de la ancianidad, de las niñez, la inclusión social de los marginados, la colonización agraria, y muchas otras conquistas imposibles de enumerar en un breve comentario periodístico, produjo un hecho nuevo, de caráter revolucionario para su tiempo. No faltó el autoritarismo, el abuso del poder, la persecución política. Luego el golpe del ’55, los comandos revolucionarios, el revanchismo. Perón en el exilio sigue siendo el líder político indiscutible que le quita el sueño a los militares. Ordena votar a Arturo Frondizi, un político intelectual que podría emular al gran florentino. Las Fuerzas Armadas no pueden contener el disgusto. Los antecedentes ideológicos de Frondizi, los mantiene en estado de crispación permanente. Don Arturo tenía claros objetivos de gobierno y enorme capacidad de ejecución. Aborda el problema del autoabastecimiento petrolero, alienta el debate sobre la enseñanza pública y privada, acuerda con los poderes de la Iglesia, determina una política internacional autónoma pero adherida al mundo, se reune con John Kennedy, presidente de Estados Unidos y le aconseja respetar la revolución cubana. El programa es el desarrollo acelerado, y hace suyo el mensaje de Paulo VI, “el desarrollo es el nuevo mensaje de la Paz”.

EN 1962

Golpe militar en 1962, aprovechando que se pierden las elecciones y Andrés Framini es electo gobernador de Buenos Aires por mandato de Perón, junto al triunfo en otras diez provincias. En Trenque Lauquen, don Jaime Ciglia es electo intendente, que tampoco puede asumir. En 1963, con el peronismo proscripto, gana la UCR y Arturo Illia es el nuevo presidente de los argentinos, con el escepticismo de Ricardo Balbín, el auténtico líder del radicalismo. La gestión de Illia, contra la creencia generalizada, es de orden y crecimiento con un fuerte sentido social. No tuvo acompañamiento ni de su propio partido político. En 1966 otro golpe militar desaloja del gobierno a un gran demócrata y se instala en el poder el general Juan Carlos Onganía, apoyado por un sector de la Iglesia Católica –el Opus Dei-, que se preparaba para una suerte de monarquía que duraría en el poder por espacio de 20 años. No fue así y fue derrocado por el general Agustín Lanusse, previo el famoso “cordobazo” que hizo trepidar al poder militar. Lanusse de encargaría de negociar con Perón de quien dijo “que no le daría el cuero para venir al país”, una especie de provocación que el líder exiliado conocía muy bien.


ENFRENTAMIENTO ARMADO

Perón llegó al país en 1973, en medio de un enfrentamiento armado entre los comandos de la derecha comandados por el coronel Osinde –léase López Rega- y las columnas montoneras. Cientos de miles –algunos estiman 3 millones de personas- esperaban la llegada del líder después de 18 años de exilio. Cámpora es electo Presidente y negocia con Montoneros. Al regreso de Perón, Cámpora renuncia a su cargo para permitir que el líder se haga cargo del gobierno. Perón triunfa con el 60% de los votos. Gelbard era el ministro de economía designado por Cámpora y ratificado por Perón. El estado de salud del general, hacía temer por su vida. El país entero rogaba para que ello no ocurriera porque percibía que detrás de ello vendría la anarquía, la desolación y la muerte. Y así ocurrió. En el funeral del hombre que había influido en la política del país por más de 50 años hasta nuestros días, su principal adversario Ricardo Balbín, pronunció uno de los discursos más memorables que se recuerdan. Con las manos en los bolsillos de su saco desprolijo y su corbata fuera de línea, con voz grave y solemne, dijo en el Congreso Nacional: Hemos recibido el mensaje de este hombre muerto que expresaba: “He venido a morir en la Argentina para dejar para los tiempos el signo de la paz entre los argentinos”, y en el final Balbín expresó: “este viejo adversario viene a despedir a un amigo”.

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