16.7.08

El fin del conflicto con el sector agropecuario: Comienza una nueva etapa en la Argentina.Domingo 20 de Julio de 2008



Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

Los 130 días de tensión entre el campo y el gobierno generaron que se ponga de pie la institucionalidad en nuestro país, no sólo por el rol decisivo del Congreso de la Nación, sino por la altura de los debates que permiten suponer un horizonte político en el que se discutan temas de fondo, como lo pedía la ciudadanía.

La rebelión del campo produjo un hecho político inédito en la Argentina. Tratar de asociar esta manifestación colectiva a otros acontecimientos aciagos en la vida del país, -como se hizo desde el partido del gobierno- es una mirada oblicua que no responde a la realidad.
A partir de la aceptación del hecho que sigue conmoviendo al país, lo mejor que podría hacer la dirigencia política y sectorial, es avanzar por el primer escalón de la extensa escalera que conduce al portal del templo del conocimiento, para que la serenidad del silencio ayude a los argentinos a encontrar los caminos para el entendimiento civilizado. Y no olvidarse de los valores trascendentes que acompañan al ser humano, desde los orígenes del universo.

LÍMITES

En estos últimos tiempos se ha vivido en la crispación permanente, porque aparecía, desde la óptica del poder político, como inaceptable un legítimo reclamo sectorial.
Hemos insistido a través de estas columnas, que no se construye apelando siempre a los hechos del pasado. Del pasado hay que extraer las enseñanzas para no tropezar con la misma piedra, pero resulta altamente negativo insistir en adjudicar responsabilidades a otros actores de la sociedad, al momento de resolver los problemas del presente.
Especialmente, quien gobierna, tiene la obligación moral de estimular las voluntades para ser árbitro y no parte de los conflictos que siempre asoman en una comunidad nacional de fuerte dinámica realizadora. Está bien que se defiendan los principios en los que se cree, pero en eso también hay límites para no caer en la intolerancia. Días pasados, en medio del conflicto con el campo, se oyeron entre tantas voces, algunas que realmente llaman a la preocupación. Una de las Madres de Plaza de Mayo –de fácil identificación- dijo que a los hombres del campo el gobierno debiera “cagarlos a palos” y meterlos presos. ¿Esa dirigente social puede hablar de democracia, ella que ha experimentado los atropellos de la dictadura?

LOS PROTAGONISTAS

Si tenemos que volver a los recuerdos nefastos, en forma reiterada, para afirmar las propias verdades, lo que exhibimos es la debilidad argumental para sostener las convicciones que alimentan nuestras ideas.
Lo que ocurrió en la Argentina de estos días, en el Senado de la Nación, fue un hecho inesperado que vino a legitimar lo que la calle expresó en las concentraciones de Rosario y finalmente en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires.
La unidad que demostró el campo merece ser analizada desde una visión más apartada de los conceptos cerrados reinantes en los años ’70. Esta vez, los que tomaron la calle, fueron los pequeños y medianos productores.
Estalló en Gualeguaychú liderados por un “gringo” –Alfredo De Angeli- que con escasas aptitudes intelectuales, y blandiendo un discurso chacarero, con el correr de los días se transformó en un verdadero líder social. Eduardo Buzzi, presidente de Federación Agraria, es un dirigente de sólidas convicciones ideológicas, de fuerte gravitación gremial, cuya entidad enraiza en el Grito de Alcorta.
Es una suerte de discípulo de Humberto Volando, el legendario dirigente que presidía, junto a Gelbard, la Confederación General de la Producción, integrante de la CGE. Volando representaba dentro de esa entidad gremial que presidía Gelbard, el ala izquierda de la conducción nacional de la entidad que agrupaba a los pequeños y medianos empresarios nacionales.
El líder de CRA, Mario Llambías, comenzó desde muy abajo como miembro de sociedades rurales locales. Se formó en las luchas gremiales y trabajó junto al autor de esta nota, en la conformación de un frente productivo provincial que le presentó a los candidatos a gobernadores Osvaldo Pugliese (UCR) y Eduardo Duhalde (PJ), un programa de acción de gobierno para promover la producción en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires, partiendo de las pequeñas y medianas unidades productivas.
Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural Argentina, entidad que se identifica como las más antigua y también la más representativa de los grandes productores ganaderos, ha venido experimentando en los últimos años una evolución hacia lo social. Sus dirigentes perciben que el país no es el mismo de los tiempos fundacionales, y se esfuerzan por emitir un discurso adecuado a las nuevas circunstancias históricas.

NUEVO ESCENARIO

Esta movilización promovida por las entidades del campo, no se generó en un cuarto cerrado entre cuatro personas. Ellos respondieron a los reclamos de sus bases que en ningún momento dejaron de estar respaldándolos y controlando sus actos.
El movimiento se expandió por las ciudades, tuvo el apoyo de comerciantes, industriales y empresas de servicio y de gran parte de la población. Pudo mantenerse en la calle durante 120 días, obligando al gobierno a enviar el proyecto de las retenciones móviles al Parlamento, donde finalmente se libró la gran batalla que concluyó en el Senado de la Nación, con los resultados conocidos.
Esta fuerte embestida del campo, ha modificado el escenario político nacional. Una gran parte del peronismo tradicional se identificó con los postulados que sostenían los dirigentes agropecuarios y fueron los que procuraron el triunfo en las cámaras legislativas.

GRANDES TEMAS

La oposición encontró el motivo para rehabilitarse y se potenció a niveles que en circunstancias normales no habrían logrado.
Pero lo más importante de esta acción gremial, es que movilizó energías aletargadas y puso sobre la mesa del debate argentino los temas fundamentales que merecen ser abordados con mente abierta, sin prejuicios, con el fin de analizar globalmente el modelo de país al que aspiramos.
Un proyecto de país que involucre a la producción en todas sus variables, a la luz de los avances tecnológicos que impactan en la vida del planeta, merece ser debatido profundamente por todos los sectores de la sociedad. Nadie pretenda, con sentido mesiánico, ser el intérprete de las aspiraciones colectivas. Lo haremos entre todos o no lo hará nadie.

EL PAPEL DEL PARLAMENTO

Cuando se habla de la calidad institucional, -frase a la que suele acudir la señora Presidenta de la Nación-, ello significa que están en pleno funcionamiento los órganos de la Constitución, que estable la existencia en una República del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. Desde hace décadas y con los distintos gobiernos la prevalencia del Poder Ejecutivo ha sido casi absoluto en desmedro de los demás poderes y sobre todo de las cámaras legislativas, que han tenido un rol opacado y dependiente de los proyectos que venían del Ejecutivo.
Ha sido realmente alentador que por este conflicto con el campo, los cuerpos deliberativos se pusieron a trabajar en serio, y desechando todas las presiones y los lobbies que siempre existen, tomaron determinaciones autónomas. Un rol que jamás debió haber perdido. Se relativizó eso de la “disciplina partidaria” para privilegiar el mandato del ciudadano común, y sobre todo de los intereses de las provincias.

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