5.6.08

Después de una asamblea vibrante.Jueves 5 de Junio de 2008

Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

En el Auditorio del Centro Cívico atestado de público, se realizó la reunión de intendentes convocada por la Sociedad Rural de Trenque Lauquen, para considerar a nivel regional el conflicto que mantiene el campo con el Gobierno nacional, a raíz del aumento de las retenciones a las exportaciones de las oleaginosas. Mucho público, especialmente productores agropecuarios, que siguieron con visible tensión las palabras de cada uno de los mandatarios comunales, que en diferentes estilos pusieron énfasis en apoyar las demandas de los productores.
Surgió de los conceptos vertidos en ese encuentro que establece un hito en la aguerrida lucha que libran los productores, que las economías regionales se sustentan primordialmente en la producción agroalimentaria, y que las centenares de poblaciones del interior están indisolublemente unidas a los productos de la tierra.
Lo saben los intendentes, lo manifiestan los comerciantes, los industriales y las empresas de servicio, lo vive la gente. Las casas de estudios superiores adaptan sus programas a la naturaleza de la región para que surjan profesionales cuyos conocimientos sean de aplicación para la explotación de los recursos naturales.

DE CERCA

En nuestra zona, conocemos de cerca la realidad del campo. Las inundaciones de la década de los ’80 fue un tsunami que no solo cubrió de masa hídrica los campos, sus consecuencias se abatieron sobre las ciudades, y centenares de pequeñas empresas desaparecieron del sistema productivo y nos llenó de gente desocupada, la ruina y desolación arruinó hogares y las aguas se llevaron el trabajo y las ilusiones de miles de pobladores.
En la década de los ’90 la política económica implementada por Domingo Cavallo y su apertura indiscriminada para la importación, barrió con las pequeñas y medianas empresas nacionales incapaces de competir con los productos que ingresaban de países que utilizaban mano de obra casi esclava, o de aquellos con altísimo desarrollo tecnológico inalcanzable para los países en vías de desarrollo como la Argentina.
El resultado fue la desaparición sin atenuantes de centenares de miles de empresas pequeñas y medianas en todo el territorio nacional.

CRECIMIENTO

En estos últimos años, y a propósito de haber logrado el pueblo argentino la normalidad institucional, con un gobierno surgido de las urnas y una situación internacional favorable como pocas veces se ha dado en la historia de las décadas pasadas, el país ha crecido a tasas excepcionales, aunque el derrame de ese crecimiento no se ha dado aún en los sectores menos favorecidos.
El campo no ha estado ajeno a ese crecimiento, y los gobiernos han echado mano a la renta agropecuaria bajo el pretexto de ayudar a los que menos tienen o efectuar una mejor redistribución del ingreso. Se adoptó la metodología de las retenciones a las exportaciones. como el mecanismo más simple y directo que además no es cooparticipable. Primero fue el 10%, después el 20%, luego el 35%, siempre mediante resoluciones o decretos del Poder Ejecutivo, sin la participación del Congreso nacional.

SIN POLÍTICA DE FONDO

La actual reacción del campo no está dado únicamente porque se aumenta unilateralmente las retenciones a las oleaginosas a niveles exorbitantes, sino porque no hay una política agropecuaria de largo aliento que involucre a los granos, la carne, la leche, el algodón, la citricultura y las economías regionales.
No existe, en un país predominantemente agrícola-ganadero un ministerio o secretaría con efectiva vigencia, que asuma la problemática del sector y sea el natural interlocutor con las entidades representativas del agro, como se ha visto en los últimos tiempos que quienes hablan de parte del gobierno son funcionarios políticos, que nada los identifica con la actividad productiva.
Pocas veces en la historia argentina se ha visto que los ministros del Poder Ejecutivo no tengan el peso específico que emana de la responsabilidad del cargo.
Es de esperar que la señora Presidenta, a su regreso de su viaje a Roma, donde se habló precisamente de la producción de alimentos para un mundo hambriento, haya tomado conciencia que es el campo argentino quien le puede dar la respuesta que la Argentina y ese mundo le reclama.



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