5.6.08

90 días de conflicto con el sector agropecuario: Una encrucijada que dejará sus huellas.Domingo 8 de Junio de 2008

Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

El estallido de la controversia con la producción primaria despertó el debate sobre algunos aspectos que deben discutirse: ¿qué papel real cumple el Congreso de la Nación en la sanción de nuevos tributos? y ¿qué se discute cuando se plantea el término federalismo?

Al momento de escribir estas líneas no se veía ninguna luz en el conflicto con el campo. La Iglesia, en una reunión extraordinaria convocada de urgencia, la cúpula del Episcopado que preside el cardenal Jorge Bergoglio, sintetizó su posición sobre el conflicto en un mensaje de siete párrafos. Pidió al gobierno que convoque a un diálogo “transparente y constructivo” y a las entidades ruralistas, que “revean las estrategias de reclamo”, y a todos los argentinos, que acompañen “la oración con un gesto de desprendimiento” a favor de los más necesitados.
El texto que fue presentado al periodismo titulado “La Nación requiere gestos de grandeza”, expresa que “ni la moderación en las demandas ni la magnanimidad en el ejercicio del poder son signos de debilidad” al tiempo que recuerdan que la doctrina social de la Iglesia enseña que las virtudes que favorecen la práctica del poder “con espíritu de servicio” son la paciencia, la modestia, la moderación, la caridad y la generosidad.
Los altos magistrados de la Iglesia denunciaron una “debilidad institucional” que se evidencia en “la persistencia misma del conflicto y la aparente imposibilidad de resolverlo”. Los obispos abogan por un “verdadero federalismo” y advierten que “no es propio de los poderes públicos empeñarse como parte en los conflictos, sino abocarse a su solución como principales responsables del bien común” y se preguntan nuevamente y con dolor: ¿Nuestras relaciones seguirán marcadas por la confrontación? ¿Una vez más nuestra vida social estará signada por la confrontación y el enfrentamiento? ¿Seremos incapaces de fundamentar nuestros vínculos en un diálogo sincero y constructivo? ¿No hemos aprendido nada de nuestra historia?

INCONSULTAS

Es evidente que se vuelve a caer en determinaciones inconsultas y en un decisiones que lesionan gravemente a los poderes institucionales de la República.
Por su parte los legisladores nacionales muestran una pasividad alarmante frente a un conflicto que afecta a todos los componentes de la sociedad, y esa parálisis se traslada a los gobernadores, legisladores provinciales, intendentes y concejales.
Más allá de los argumentos que sostiene el gobierno para justificar una medida y la resistencia de los productores, el tema ha excedido el interés sectorial para transformarse en un problema político de magnitud. Es impensable, en un sistema democrático que una resolución ministerial que tiene incidencia en el aparato productivo nacional y se traslada al conjunto de la economía, pueda elaborarse en las oficinas de un despacho sin medir las derivaciones que conlleva su aplicación. Por mucho que se pueda estar de acuerdo con la política oficial, cuando se fuerza la adopción de una medida por encima de los órganos naturales de consulta, las reacciones no se hacen esperar.
Por otra parte, cuando se crea un impuesto extraordinario no previsto en el cálculo de recursos y presupuesto de gastos que se envía anualmente al parlamento, se está abusando de los poderes extraordinarios para introducir variantes en la marcha normal de la economía del país, alterando los mecanismos institucionales.

LAS CRÍTICAS

Escribe Fernando Laborda en La Nación del viernes 6: ¿Por qué no recurrió el Gobierno al Congreso? Y se responde que el matrimonio presidencial nunca se ha mostrado respetuoso de la división de los poderes, y quizás duden de la disciplina ya que algunos legisladores del oficialismo tienen cercanía con la posición del campo.
No obstante una ley del Congreso habría sido aprobada con relativa facilidad y las entidades agropecuarias deberían respetarla porque no podrían objetarla desde el punto de vista constitucional. Ocurre que hay cierto temor en la cúspide del poder porque se ha comenzado a evidenciar un reclamo de mayor federalismo y ello podría erosionar el esquema de poder en que se sustenta el kirchnerismo, que no puede abrirse demasiado a las provincias porque lo recaudado por la Nación en concepto de retenciones no es coparticipable.
Señala la nota periodística de Laborda que la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) abona la friolera de 50.000 subsidios por año, unos 200 cada día hábil. El manejo de la caja es una cuestión muy sensible para los Kirchner y casi nunca pasible de ser debatida.

SER FEDERALES

El concepto de federalismo está inmerso en la historia argentina. Fue parte de las grandes luchas que quedaron plasmadas en la Constitución Nacional. Baste recordar en la provincia de Buenos Aires cuando en tiempos de la presidencia de Juan Domingo Perón, gobernaba en el primer Estado argentino el coronel Domingo Mercante, que realizó una gestión ordenada administrativamente, y con recursos propios ejecutó un plan de obras públicas de mucha importancia y envergadura en todos los distritos de la provincia, sin déficit fiscal y si recurrir a la Nación para el financiamiento de su presupuesto.
El otro caso notable fue la gobernación del Dr. Oscar Alende, en tiempos de la presidencia del Dr. Arturo Frondizi.
El gobernador Alende realizó una de las gestiones más progresistas con obras de infraestructura básica y un plan de electrificación, y ejecución de rutas y caminos que hicieron historia en la provincia. En ambos casos se le dio preeminencia social a la salud y a la educación. El Estado provincial se financió con sus propios recursos, sin contraer deudas con la Nación y sin recurrir a préstamos con el exterior. No obstante la personalidad dominante de Perón, el federalismo funcionó en su tiempo, por lo menos en lo que hace a la provincia de Buenos Aires, lo mismo puede decirse en tiempos de Frondizi que tuvo gobernadores de lujo, en especial en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Rios, entre otras.
Actualmente la provincia de Buenos Aires tiene un déficit fiscal de más de cinco mil millones de pesos. El gobernador Scioli, trasplantado de la Capital Federal, carece de juego propio porque depende de la benevolencia del gobierno nacional para subsistir.
Por mucho que Santiago Montoya se desespere para buscar recursos debajo de las baldosas, no tiene forma de equilibrar sus finanzas. Se observa una pérdida del federalismo que está enraizado en la historia argentina y que costó sangrientas guerras intestinas. La acumulación hacia el poder central se hace a costa del interior. Los recursos financieros se distribuyen desde la Capital Federal y los gobiernos provinciales dependen cada vez más de la magnanimidad de los gobiernos nacionales.

ANTES Y DESPUÉS DEL CONFLICTO

Un conflicto que ha llevado tres meses, dejará huellas que habrán de marcar un tiempo en el desarrollo institucional de la Argentina. Las consecuencias serán medidas en términos políticos, que es lo mejor que puede ocurrir. Esta movilización del agro, con independencia de sus motivaciones, tendrá sus derivaciones en los partidos políticos que harán sus propios análisis para posicionarse frente a la sociedad. Difícilmente se encuentre un caso semejante donde una rebelión de carácter sectorial haya tenido tanta incidencia –a favor o en contra- dentro de las comunidades, especialmente del interior.
Cuando se calmen las pasiones, y se realice un análisis sereno del proceso vivido en estos 90 días, habrá mucho para incorporar al bagaje de ideas y reflexiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No termino de entender, Sr. Nazar, la línea del diario. Usted firma estos editoriales y por otro lado el diario rinde pleitesias como la del titular de tapa de hoy.
Y el respeto por los lectores?