2.5.08

Los procesos revolucionarios.Viernes 2 de Mayo de 2008

Escribe: Juan Nazar Lebnen
Director de La Opinión

Desde la caída de la Unión Soviética, que después de Stalin llega al gobierno de la potencia nuclear, el temperamental Nikita Kruschov a quien lo sucede Mijail Gorbachov, ya casi nada será igual en el mundo. Lo que se derrumba es el comunismo soviético, y con ello comienza un proceso de desgranamiento de las nacionalidades que giraban alrededor del poder acumulado durante más de 70 años por una de las potencias que cambió el curso de la historia de la humanidad.
Vale enunciar suscintamente el significado de la revolución rusa que se constituye en el acontecimiento político más trascendente del siglo XX. Aparece una nueva mirada a la luz de la dialéctica materialista de Marx y Engels que publican el célebre Manifiesto Comunista, que da vuelta por todo el orbe. La revolución –fundamentalmente campesina- es la respuesta a las miserables condiciones de vida a que estaba sometido el pueblo por el régimen zarista, la casta de los nobles que vivían encerrados en sus palacios, en medio de los más irritantes privilegios, ajenos al sufrimiento de millones de seres humanos.

MARX Y LENIN

El lema del levantamiento revolucionario conducido por el genio político de Vladimir Lenín, se reducía al reclamo de “pan, tierras y trabajo” que caía sobre el Palacio de Invierno de los zares, como el grito desesperado de las masas hambrientas que comenzaban a organizarse para enfrentar al poder que los mantenía sometidos a nivel de esclavitud.
Lenín blandía como consigna de guerra el Manifiesto Comunista que se transforma en doctrina y filosofía y cuyo enunciado fundamental establece el concepto materialista de la historia y explica que “es imposible no sólo ser un militante revolucionario sino aún un observador versado en política, sin asimilar la interpretación materialista de la historia” y no duda en avanzar al decir que “la historia de todas las sociedades (...) es la historia de la lucha de clases”.
El Manifisto apunta contundente: “Los comunistas declaran abiertamente que sus fines sólo pueden ser alcanzados destruyendo por la fuerza las condiciones sociales existentes”. Según Marx, ningún orden social de-saparece de escena antes de agotar sus potencialidades latentes. “La degeneración burguesa de la socialdemocracia y la degeneración fascista de la pequeña burguesía están interrelacionadas en cuanto causa y efecto”. El Manifiesto Comunista alumbra en febrero de 1848, cuyos autores Karl Marx y Friedrich Engels, es considerado uno de los tratados más influyentes de la historia hasta nuestros días.

LEÓN TROTSKY

Lenín y León Trotsky conforman el dúo político-intelectual de mayor clarividencia. Lenín es el conductor político que marca los objetivos del movimiento, estando además a cargo del gobierno de la revolución, que triunfa definitivamente en 1917.
Trotsky toma a su cargo la organización del Ejército Rojo que derrota a las tropas del Zar, a pesar de la ayuda que recibe de las potencias occidentales y del enfrentamiento con lo mejor del ejército alemán. Para 1920 el Ejército Rojo reunía a 5.000.000 de soldados.
Trotsky, a la muerte de Lenín, es desplazado de la conducción del ejército y del partido. Aparece un nuevo líder, José Stalin, un giorgiano hosco y taciturno que se convierte en el máximo conductor de la revolución. Comienza una etapa de feroz dictadura. Persecución, prisiones en oleadas, ejecuciones y muertes.
El ejército liberador de Trotsky, se transforma en opresor de sus conciudadanos. El mismo que años más tarde avanza con sus tanques sobre el levantamiento del pueblo en Hungría y el que aplastó la “primavera de Praga” en Checoslovaquia. Trotsky parte al exilio en México pero el brazo largo de Stalin llega hasta allí para asesinarlo usando a un mercenario llamado Ramón Mercader.

El texto es el inicio de una serie de notas vinculadas con los procesos revolucionarios en el mundo.

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