Herramientas de Comunicación
Pido, luego espero.
Comunicar eficazmente lo que se necesita ayuda a las buenas relaciones, a coordinar acciones, y a sentirnos mejor con nosotros mismos.
La mayoría de las necesidades del hombre implican a otros para ser satisfechas, y es una gran habilidad comunicacional el saber compartir la necesidad, desarrollar las posibilidades mutuas de concreción del intercambio y valorizar el papel de los demás en el proceso.
Simples o complejas
Muchas veces lo querido es simple como una taza de café y otras tan abarcativo como “casarme con vos”, o tan abstracto como “pedirte que no me subestimes”. Tenemos necesidades muy comunicables y otras difíciles de expresar... porque quizás ni están claras aun para uno mismo...
Pero si no expresamos las necesidades, simples o complejas, ¿cómo las satisfaremos? Y ¿cómo podrá el otro saber qué queremos? Decirlas es saludable, ahorra energía, ayuda a poner las cartas sobre la mesa honestamente.
Pensamos los planteos de necesidades como situaciones complejas, aunque cotidianamente presentamos requerimientos, a través de pedidos o solicitudes: “Por favor, no hablemos del trabajo en casa”, “¿Me rascás la espalda?”, “¿Me atás los cordones, mamá?”, “¿Pueden bajar el volumen?”, “Es importante para mí que respetes mi espiritualidad”, “Pagamos a la americana”.
Quién
Diseccionemos un pedido…
Es importante que haya quien formule el pedido, y esto puede ser obvio, pero a veces todos sospechan que alguien necesita algo, pero esa persona no pide, inhabilitando a los demás para hacerlo, o dejándolos adivinar que necesita.
Aquél a quien se dirige el pedido. Sí, otra obviedad, pero recordá cuando escuchás algo así: “Hay que comprar papel para la impresora”, “El mailing está listo, habría que mandarlo”... Casi siempre alguien, sin haber escuchado el pedido, cumple con esas tareas, cerrando un círculo vicioso de ambigüedad.
Qué
Se perfila el pedido definiendo la acción a desarrollar para satisfacerlo. Si alguien dice “¿No te parece que está haciendo calor aquí adentro?” no está pidiendo, aunque crea que sí. Definir si el que habló está contento, o incómodo, prefiere que se abra la ventana o quitarse el saco, llevará tiempo y energía a quien escucha, y puede que, aunque ponga la mejor de las disposiciones, no satisfaga el imaginario pedido.
Cuándo
Incluyamos un factor imprescindible: el tiempo en el que queremos lograr lo pedido. No es lo mismo pedir “Por favor, podrás devolverme el video que te presté” y dejar librado a la decisión del otro el momento de satisfacer el pedido, que enmarcarlo: “Por favor, necesito que devuelvas el video antes de mañana por la tarde”.
Muchas veces pedimos como sale, en el medio de un diálogo, por interpósita persona, “Comentale a...” y los pedidos pierden fuerza, y la satisfacción de las necesidades se dilata.
Cómo
Otro elemento básico de un pedido bien formulado son las condiciones de satisfacción, esto es qué tendría que haber pasado para que yo considere satisfecho mi pedido. “Hacé algo divertido”, “Quiero que me cuentes todo”, “Quereme”, “Convidame algo rico” se inscriben en la categoría de pedidos no específicos.
Animarse a pedir
Si pedimos para satisfacer nuestras necesidades, ¿por qué no pedir efectivamente, tomando el control y la responsabilidad de coordinar acciones?
Es cierto que cuesta pedir...a mucha gente le resulta difícil pedir, y lo dice: “Yo soy capaz de pedir cualquier cosa para mis hijos, pero para mí”, “Para la escuela soy un león pidiendo, pero cuando se trata de...”, “Le doy todo, pero a la hora de pedir...”
El orgullo, “Yo nunca necesité nada de nadie”; las creencias limitantes, “Los que piden son débiles”, “Si pedís perdés independencia”; el miedo, “le pido aumento y por ahí me echa”, “pedís y te miran con mala cara”; el desconocimiento “Yo sé que necesito algo pero no me doy cuenta”; la baja autoestima, “Si le pido ayuda se va a dar cuenta que no soy capaz”, subyacen a esa incapacidad de pedir.
Tres respuestas
Son tres las respuestas generales que pueden recibirse al hacer un pedido:
Sí: aceptación del pedido y satisfacción de la necesidad. Final feliz.
No: negación a realizar la acción incluida en el pedido. Aunque suele desestimarse por anticipado, “el no ya lo tenés”, recibir un no impacta. Hay dos aspectos que ayudan a aceptarlo: El no es al pedido, no a la persona que lo realiza. Si se toma esa negación a algo como una afrenta personal, puede generarse una resistencia a pedir para que el otro no diga no.
También es importante tomar a los no como espacios de aprendizaje, crear una diferencia y ganar en experiencia para futuros pedidos. Cuando alguien dice que no a un pedido, es interesante indagar. ¿Era la persona adecuada para realizarle el pedido?; ¿Formulamos mal el pedido? ¿No fuimos oportunos?
Abrir una etapa de negociación. Puede construirse como respuesta a un pedido, o surgir luego del sí o del no.
La capacidad de expresar las necesidades y compartirlas, realizando pedidos efectivos, abre la puerta a fecundas negociaciones porque es una excelente manera de habilitar nuevos espacios de pensamiento y acción.
Andrea Turchi
26 comentarios:
Contundente esta columna... ¿sabés que me dí cuenta de he vivido pidiendo mal? pero lo cómico es que la gente "entiende" los malos pedidos...o será que todos estamos comunicándonos mal...
¡Auxilio!
Gonzalo
A mi me afectan mucho los no, y ahora veo que es porque me parece que son un rechazo a mi.
¡Me encantó tu artículo!
Amanda
Gracias Gonzalo!
Solemos cortar camino y comunicarnos disfuncionalmente...esto no es grave hasta que se producen los malentendidos... lo bueno es que es posible aprender a comunicarse mejor.
Hasta pronto
Andrea
¡Gracias Amanda!
Ver los no como rechazo a lo pedido y no a quien pide posiciona tanto al pedidor como al posible dador de otra manera.Facilita tanto el pedir como el decir que no a alguien.
Hasta pronto
Andrea
Hay alquien en mi familia que ha desarrollado una astuta estrategia.
Emite una "invitación -pedido" que suena así, por ejemplo, "Tomamos un matecito?" o "Armamos una picadita?"... Siempre hay alquien que se hace cargo y salta " Yo lo armo"... mientras quien propuso, se queda esperando tranquilamente...
Muy buena, como siempre, tu columna...
Marga
Jajaja! Sí, tengo una tía que hacía lo mismo! ¿Sabés como la desarticulamos? Alguno le decía..."¡dale tía, cebate un buen mate!" y al tiempo, dejó de invitarnos. A veces pedía y otras ofrecía, pero lo hacía mas claramente.
Amanda
Yo tengo un jefe que hace eso...como si en realidad pusiera una zanahoria delante de todos para ver quien la alcanza... dice "Es necesario organizar el archivo de facturas" y lo deja ahí...
¿Cómo podemos decirle que preferimos que pida eso a alguien?
Pedro
¡Muy buena la columna!
Ezequiel
Muy interesante el tema de los pedidos...de chicos nos enseñan a pedir por favor, y a la vez censuran los pedidos osados, o atrevidos...¿será que de esa mezcla surge la reticencia a pedir?
Me gusta este intercambio que se produce con vos en el blog
Susy
Tambien reconozco esa clase de "invitaciones-pedido" que tan bien describís Marga. A todos nos cuesta reconocer ante otros las propias necesidades o gustos y hacer un pedido, por lo que desarrollamos ese tipo propuestas.
Gracias por tu aporte
Andrea
¡Gracias Amanda por sumarte a este blog!
Cuando uno tiene confianza, es más fácil dar corte a estrategias de invitación como lo hicieron ustedes. Por otra parte, cuando unos y otros pueden pedir mas directamente se aclara la comunicación y se fortalece la confianza.
Hasta pronto
Andrea
¡Muy interesante tu comentario Pedro!
En el marco de relaciones asimétricas, como la de empleado - jefe, es más complejo solicitar al otro que pida. Sin embargo tu planteo es claro, ustedes sienten que él incentiva la competencia al no pedir directamente a uno. Si lo piensan así todos los empleados pueden hacerle el comentario en común. O proponerle una nueva estrategia, por ejemplo, diagramar un plan de organización del archivo con tiempos de realización, turnos de responsables, etc.¿te parece?
Hasta pronto
Andrea
¡Gracias Ezequiel!
Hasta la próxima
Andrea
¡Gracias Susy! ¡Pero el rico intercambio lo están generando ustedes!
Me pareció muy interesante tu comentario sobre la solicitud por favor y la censura de los pedidos atrevidos...
Considero que aprendemos a pedir como aprendemos a comunicar nuestras necesidades, afectos, emociones, y en la raíz de esos aprendizajes están las experiencias de la infancia.
Asimismo creo que cada caso de reticencia a pedir es particular.
Hasta pronto
Andrea
Yo nunca aclaro el tema del tiempo...y pierdo como en la guerra...o termino ocupandome yo de buscar lo prestado por ejemplo o se resiente la relación con el otro.
DM
Muy buena la columna!
Mi abuelo decia "quien pide consigue"
tras leerte a mi me bajó la ficha de que para conseguir lo que uno quiere uno tiene que pedir bien.
chau
Sebas
A partir de leer tu columna me he propuesto abrir espacios de negociación como posibilidades de ir mas allá de los no propios y ajenos
Gracias
Guillermo
Mi jefe suele pedirme "mayor compromiso"...trabajo 10 horas diarias, me llevo trabajo a casa, defiendo la camiseta de la empresa...¡no entiendo!
Al leer lo de los pedidos inespecíficos me sentí totalmente identificada...¿qué puedo hacer?
Gracias
Angela
Me gustó eso de "tomar el control y asumir la responsabilidad" de pedir eficazmente.
Es el viejo hacerse cargo en esto también.
Muy buenos los temas y la forma de comentarlos
Felicitaciones
Augus
Gracias DM por compartir tu comentario!
Plantear tanto el tiempo como las condiciones de satisfacción ayuda a uno mismo y al otro, evita malentendidos y resentimientos.
Hasta pronto
Andrea
¡Gracias Sebas!
Parafraseando a tu abuelo, podríamos decir "quien pide bien, consigue mejor".
También es cierto que sabiendo pedir bien podemos ayudar a quienes nos piden, pidiendo a nuestra vez que nos aclaren que necesitan, para cuando etc.
Hasta pronto
Andrea
Gracias Guillermo!
Abrir conversaciones de negociación es una habilidad a construir para ampliar nuestras posibilidades.
¡Adelante!
Andrea
Gracias a vos Ángela!
Sería ideal que encuentres la manera y el momento de preguntarle a tu jefe qué espera cuando te pide mayor compromiso. A qué se refiere. Poniendo las cartas sobre la mesa, le darás la oportunidad de reconocer lo que hacés (tus 10 horas de trabajo, etc) y también de explicarte qué es lo que te pide.
Después será tiempo de ver si llaman compromiso a lo mismo, si lo que haces es insuficiente y si estás en condiciones y dispuesta a hacer lo que falta.
Hasta pronto
Andrea
¡Gracias Augus!
Es asumir la responsabilidad de pedir congruentemente y comunicar las propias necesidades, si.
Hasta pronto
Andrea
Esperamos tu columna de mañana. Nos ayuda, nos desafía, nos gusta.
5 trabajadores
¡Gracias a los 5!
Andrea
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